Existen realidades como el drama de la mutilación genital femenina, que en lugares como España, pudieran sonar lejanos. Sin embargo, el auge de la inmigración africana en la última década, evidencia que es un hecho incuestionable y un reto para la sanidad española.
Chicas nacidas en España están en riesgo de sufrir la mutilación porque para sus padres no es delito, sino algo tradicional y propio de culturas ancestrales.
Madres y abuelas quienes llegaron a España habiendo sufrido la mutilación en sus países de origen, arrastran no pocas secuelas graves que tratan de ser paliadas desde nuestros centros y hospitales.
Pudiéramos pensar que las mutilaciones genitales femeninas sean casos aislados en España. Lo cierto es que no, aunque aún suponga un porcentaje minoritario, hemos pasado de ignorar por completo este problema sanitario a abordarlo de forma urgente.
Mediáticamente apenas se informa y los datos son vagos o escasos.
Año 2018: 22 casos en la Comunidad valenciana
Según el diario ABC, en la Comunidad valenciana este año pasado se detectaron 22 casos de práctica de mutilación genital. La realidad indica que la sanidad española se ve obligada a implantar programas específicos de prevención y acción en varias vertientes:
- Atención primaria (matronas, centro de sexualidad)
- Pediatría
- Cirugía
- Educativa y cultural
- Fronteras y aduanas
La consellera de Sanidad, Ana Barceló, ha manifestado este pasado miércoles, coincidiendo con el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que la prevención de nuevos casos y el acceso a la reconstrucción genital «siguen siendo los dos grandes retos a los que nos enfrentamos las instituciones sanitaria» (Fuente: ABC)
Si trasladamos lo que ocurre en Valencia, al resto de Comunidades autónomas, nos asomamos a un precipicio de vértigo.
Luego no es difícil imaginar el gasto económico y de recursos humanos, que supone intentar paliar este drama para la vida de tantas mujeres.
Asunto delicado éste porque conlleva una serie de reflexiones y medidas de primer orden para paliar estas situaciones, la pregunta es, ¿cómo ayudaremos más, trayendo aquí el problema o yendo a sus países de orígen a regenerar la cultura y la sanidad?
En España es delito
La realidad ofrece datos y aunque existen campañas oficiales para prevenir mutilar a niñas por ser mujeres, y asociaciones que realizan labores educativas al respecto, esta lacra se expande.
Muchos padres, al saber que es delito en España, envían a sus hijas de viaje con sus familias de origen para que les realicen la ablación genital.
Graves consecuencias
La OMS declara que la mutilación genital femenina atenta contra los Derechos humanos, y acarrea gravísimas consecuencias como: «por ejemplo, los hijos de mujeres que han sido sometidas a mutilación genital tienen una tasa superior de muerte neonatal en comparación con los de mujeres que no han sido sometidas al procedimiento. Las mujeres que han sido sometidas a mutilación genital tienen un mayor riesgo de dar a luz a un bebé muerto, o que necesita reanimación y presenta bajo peso al nacer, ambos casos están asociados con un alto riesgo de muerte perinatal«.
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