“Pero si viajas lo suficientemente lejos, un día te reconocerás a ti misma, viniendo a tu encuentro por el camino. Y dirás sí”.
Marion Woodman
Vivimos tiempos difíciles, en los que muchas mujeres, aun habiendo conseguido logros, retos y algún que otro éxito, sentimos la necesidad de buscar, encontrar, restaurar o encajar algo que va más allá de lo puramente práctico en nuestras vidas. Algo que tiene que ver con la conexión del cuerpo, la mente y el alma: nuestra esencia femenina.
El comienzo del viaje no suele estar bien definido, porque no existen fórmulas mágicas, ni mapas, ni edad cronológica, sólo diferentes personalidades y circunstancias.
Creo que cualquier acontecimiento importante en la vida de una mujer, puede ser el detonante del inicio de la búsqueda: un viaje especial, la maternidad, un duelo, un encuentro, un divorcio, la emancipación de los hijos.
Reconexión con una misma
Mi viaje comenzó durante los años que viví en California. Su naturaleza salvaje y las personas de diferentes culturas que encontré en el camino, favorecieron una conexión especial con el entorno y conmigo misma. No fue fácil, porque no existieron señales concretas, ni guías, ni caminos llanos. Más bien subidas y bajadas, curvas, acantilados, algunas certezas, bastantes preguntas y muchas dudas. La mejor brújula: la intuición.
El estereotipo masculino
La psicóloga y escritora norteamericana Maureen Murdock, con su exitoso libro “Ser Mujer. Un Viaje Heroico”, ha inspirado a muchas mujeres de todo el mundo a encontrar su camino.
El viaje heroico de la mujer, comienza con el alejamiento de lo femenino y termina con la integración de lo masculino y lo femenino
En su trabajo como terapeuta con mujeres de 30 a 50 años, observó en ellas una insatisfacción laboral, descrita como una sensación de esterilidad, vacío, desmembramiento o traición. Mujeres que han seguido el estereotipo masculino y han logrado el éxito académico o económico y, quienes tras el cansancio físico y emocional, se cuestionan ¿Para qué sirve todo esto? ¿En qué me he equivocado? Murdock lo tiene claro: “En seguir un modelo que niega lo que en realidad son”.
Para la psicóloga, el viaje heroico de la mujer, comienza con el alejamiento de lo femenino y termina con la integración de lo masculino y lo femenino. Un ciclo continuo de desarrollo, crecimiento y aprendizaje, que incluye búsqueda, toma de consciencia y reconexión.
Alejamiento de lo femenino
Una sociedad patriarcal, basada en el modelo masculino del éxito. El sexismo todavía presente en la publicidad o el cine. El machismo que sufrieron muchas de nuestras madres, abuelas y que todavía hoy sigue existiendo. Las desigualdades, faltas de apoyo a la maternidad y la poca apreciación de los valores femeninos en general, hacen que muchas veces las mujeres nos veamos tentadas a convertirnos en una superwoman práctica y eficaz, pero alejada de nuestra verdadera esencia femenina, que es lo que en realidad nos llena.
La importancia de criar y crear
Joseph Campbell, mitólogo estadounidense y autor de “El héroe de las mil caras”, sostiene que “el mayor interés de las mujeres es el de criar. Pero no sólo criar un hijo, también el alma, una comunidad… Si la mujer no tiene nada que criar, de alguna forma pierde el sentido de su función”.
Es verdad que, a veces, nos olvidamos de “criar” o de criarnos a nosotras mismas. También de “crear” o de cultivar, como creadoras, luchadoras y protectoras de VIDA que somos.
La escritora Elizabeth Perle McKenna, en su libro “No solo de trabajo vive la mujer”, entrevista a cientos de mujeres trabajadoras para demostrar que muchas de ellas a lo largo de su carrera, se enfrentan a alguna situación que altera su vida y tienen que volver a redefinir lo que significa el éxito.
Es evidente que necesitamos cambios en el entorno laboral para que sea más humano. Ella propone nuevas formas de trabajo basadas en la horizontalidad, no en la jerarquía, cooperación en vez de competitividad y empatía. Así las mujeres podrán desarrollar su actividad de forma más creativa y conciliadora, identificar sus prioridades, reafirmar sus valores y recuperar su identidad.
Vencer el Miedo
Cuando una mujer decide dejar de adoptar actitudes patriarcales (más valoradas socialmente), porque quiere desarrollar otras (más propias de su naturaleza femenina), se puede encontrar perdida, poco apoyada y llena de miedos. El cambio asusta, pero también desarrolla una fuerza interior en nosotras, que nos ayuda a superarnos, reafirmarnos y cambiar de rumbo, si es necesario.
Identificar nuestros miedos y enfrentarnos a ellos es fundamental para seguir adelante. Apoyarnos en la naturaleza, las artes y en otras mujeres, nos reconfortará y ayudará en esta búsqueda.
Autoconocimiento y autoestima
En varios talleres de mujeres a los que he asistido, he llegado a la conclusión de que hay dos cosas que no debemos dejar de trabajar nunca: la autoestima y el autoconocimiento. Porque siempre aparecen nuevas situaciones en la vida que requieren una dosis mayor de cada una de ellas.
Cuánto más nos conozcamos a nosotras mismas, mejor sabremos cuáles son nuestras inquietudes, dónde queremos llegar (personal y profesionalmente) y cómo hacerlo de la forma más satisfactoria posible.
Descubrir, aceptar y afianzar nuestra naturaleza femenina, curar heridas y reforzar la autoestima, nos permitirán valorarnos cada vez más como mujeres.
Jean Shinoda Bolen en su libro “Las Diosas de cada Mujer” utiliza, de una forma simbólica y amena, la mitología femenina. Una buena forma de identificar los patrones internos que las mujeres llevamos dentro y decidamos cuáles cultivar y cuáles superar.
Por otro lado, Clarissa Pinkola en “Mujeres que corren con los lobos”, defiende la naturaleza salvaje que existe dentro de cada mujer. Esa fuerza poderosa de buenos instintos, creatividad, pasión, intuición y conocimiento ancestral que en muchas ocasiones la sociedad nos hace olvidar, en su intento de domesticarnos.
Equilibrio masculino y femenino
Todos tenemos dentro de nosotros aspectos masculinos y femeninos, que constituyen nuestra personalidad, pero muchas veces están desequilibrados.
Nuestro viaje será más enriquecedor si no está marcado por conquistar, dominar o ejercer nuestro poder sobre el otro. Es la búsqueda del equilibrio entre masculino y femenino lo que nos complementa, por dentro y por fuera.
Las mujeres no debemos rechazar los valores masculinos, sino aceptar los que ya teníamos y nos empujan a avanzar. Desechar los que nos paralizan e incorporar los nuevos aprendidos que nos permiten crecer. Y lo mismo deberíamos trabajar con los valores femeninos. Nuestra feminidad no debe de ir en contra de la masculinidad, sino en defensa de todas las facetas de nuestra personalidad, para sentirnos y mostrarnos mujeres plenas.
Equilibrar el cuerpo, la mente y el alma, actuando desde el corazón y hacia nuestras inquietudes, pero con generosidad, nos permitirá encontrar nuestra verdadera esencia femenina, siempre en continua evolución.
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