Hace unos días, Michael J.Sandel, profesor de Harvard y Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales del pasado año, estuvo en la Universidad complutense de Madrid. Planteó preguntas sobre lo que el dinero puede y no puede comprar, debatiendo el uso de mecanismos del mercado para lidiar con el cambio climático, el acogimiento de refugiados, la gestación subrogada, etc… Nosotros añadiríamos una muy actual ¿crees que Amancio Ortega ha hecho lo correcto? Aunque también podría ser ¿Es lícito que los políticos usen artimañas para estar en el candelero a toda costa? o incluso ¿Es justo para la sociedad que personas manipuladoras, que no han trabajado nada, usen los beneficios sociales de un cargo público y no den cuenta de ello a nada ni a nadie? Y podría seguir…
Mr. Sandel dijo en entrevista a El País, “necesitamos imaginar una nueva política del bien común… la mayoría de los discursos políticos hoy son superficiales y vacíos, no consiguen abordar las grandes preguntas que importan a la gente, incluidas aquellas sobre los valores, como: ¿qué falta para conseguir una sociedad justa?, ¿qué debemos hacer ante el aumento de la desigualdad?» No podemos estar más de acuerdo con él.
Amancio Ortega ha decidido ayudar a la sanidad española donando grandes cantidades (no es la primera vez que lo hace) para ayudar a vencer la enfermedad de este siglo, de la que parece nadie se va a librar.
Ante este intento de Justicia social, la señora Isabel Serra, candidata (hoy sabremos en qué se quedará) de Podemos, el Podemos auténtico y original, a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, prefiere criticar una acción –que seguro ella misma no se habría planteado en esa situación–, lanzando falsas acusaciones sobre esta persona por el simple hecho de ser muy, muy generoso.
Nada más fácil y poco ético que mentir para justificar las buenas intenciones de los demás, y por supuesto, evitar dar las gracias a quien ella, que no ha hecho nada, sin duda considera explotador.
«Hay que cuidarse del orgullo, porque el orgullo envilece cualquier cosa». Madre Teresa de Calcuta
Si la acción de Amancio Ortega ha ido en la línea de contribuir a mejorar la sociedad en la que desarrolla su actividad, de justicia social, también es que quien ha trabajado mucho, ha tenido una idea brillante, se ha esforzado, tenga su recompensa. Porque es justo que el que más trabaja, tenga mayor rendimiento, sueldo, o beneficio si encima arriesga, igual que el que más estudie, se lleve el sobresaliente o la matrícula de honor, y no se repartan sobresalientes entre todos para ser más justos.
Lo injusto y alarmante es lo contrario: comprarse mansiones gracias al esfuerzo, trabajo e impuestos del rendimiento del trabajo de otros.
Al igual que injusto es estar en el candelero por lanzar acusaciones impropias de la sensatez, la falta de formación, y sobre todo, del sentido común. Todo lo que le falta a esa señora. Eso demuestra la falta de madurez de nuestra sociedad, y que somos un ejemplo claro de lo que Mr. Sandel dijo estos días, el vacío y superficialidad de los discursos políticos.
Mientras todo el mundo halaga la responsabilidad y compromiso social de Bill Gates, en nuestros lares, a quien hace algo similar se le critica y acusa duramente insinuando el lavado de conciencia. No sé si esto forma parte del carácter español (recuerdo una serie de mi infancia sobre los pecados capitales del español), o de la falta de talla y formación de algunos de los políticos españoles, cuya clase no puede caer ya más bajo. Esas llamadas… élites. Pero esperemos que tales acusaciones no salgan gratis.
No hace falta que sean tan ricas, pero ojalá hubiera en España personas tan comprometidas como Amancio Ortega, sin duda el mundo iría un poquito mejor.
El artículo 23 de la Ley de Hacienda de la Comunidad de Madrid establece que puede recibir donaciones, sean de Amancio Ortega o de cualquiera, y ¿por qué no lo ha hecho a un hospital en concreto? Porque el Sr. Ortega quiere ayudar a todos los españoles, a todos, con un gran sentido de solidaridad comunitaria. Y no es de extrañar que algunas personas nunca lo entenderán, no en vano está el dicho “cree el ladrón que todos son de su condición”.
Si acusar de evadir impuestos es grave, despreciar la caridad, también. Además de iluso y ridículo.
La respuesta del sentido común y, sobre todo, de la gratitud no se ha hecho esperar. No sólo personas afectadas han dado su testimonio, sino que se han unido al mismo los mensajes de otras menos anónimas, si Santiago Cañizares le anima a perdonarles porque no saben lo que hacen, las palabras de Bertín Osborne sin duda son más enérgicas. Bertín como siempre, sin pelos en la lengua y tan claro como el agua, ha sido el mensajero del sentir de muchos de nosotros ante tanta tontería y disparate. Naty Abascal, Fran Rivera, Cristina Cifuentes o Miguel Bosé también se han posicionado del lado de nuestro gran empresario. Además de todas las personas anónimas que han mostrado su gratitud en las redes y de otras muchas que no lo airean en ellas, pero lo sienten.
Lo malo de personas como esta señora no es lo que diga, sino desde qué posición lo dice, si fuera una ciudadana más, anónima, sería la opinión de una amargada más, que tiene envidia del éxito de los demás. Pero desde su posición política, desde su responsabilidad y supuesto compromiso con la sociedad, sus palabras son más ruines. De hecho es la estela del rancio comunismo trasnochador que habita en las mentes de esos ‘nuevos’ jóvenes políticos de Podemos y afines.
Menos mal que no ofende el que quiere, sino el que puede, y ella no puede, porque la donación sigue adelante. Nos imaginamos que Amancio Ortega ha tenido que lidiar con temas más importantes para llegar a donde está, que preocuparse por las palabras de personas necias, a las que es mejor hacer oídos sordos.
Gracias a los medios de comunicación, su mala gestión y la manipulación de los mismos al servicio del poder, se ha conseguido que sus mensajes carezcan de valor, lo que cuenta es el hecho de salir y que se hable de ti a toda costa, y esto sin duda es una manipulación más de un mercado que se vende a costa de lo que sea.
Sin duda ¿piensas que Amancio Ortega ha hecho lo correcto? Sería una de las preguntas a debate del profesor Sandel, aunque me quedaría con ¿está la señora Serra capacitada para representar a la sociedad?
La verdad nos indica que el fin nunca justifica los medios, y que no todo vale para conseguir estar en el candelero. Si acusar de evadir impuestos es grave, despreciar la caridad, también. Además de iluso, ridículo.
Recordando las sabias palabras de Unamuno que parecen escritas para este momento: «No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendas que necesita; y soporta luego la ingratitud».
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