Una elección sensual
La belleza y las fragancias florales siempre han dejado una profunda huella en los sentidos del ser humano. Las flores nos atraen por su color y su aroma. Era sólo una cuestión de tiempo; tarde o temprano había que probar sus sabores. La curiosidad de nuestros ancestros les llevó, a pesar del riesgo, a dar rienda suelta a su creatividad, probando sabores y colores… así nació el empleo de las flores en los alimentos
Cuando los antiguos cocineros empezaron a utilizar flores para la preparación de sus platos mas refinados, no sólo pensaron en sus beneficios culinarios sino también en los medicinales. Flores y hierbas comestibles continúan apareciendo en las innovaciones de chefs por todo el mundo pero su enfoque actual es principalmente estético.
Origen
En la Antiguedad las semillas de flores comestibles eran transportadas por barco, junto con las especies más finas y preciadas. El Clavel (Dianthus), originario de Africa, fue importado a Francia y se convirtió en una de sus flores favoritas. Pocos saben que sus pétalos son comestibles. El Narciso (Nasturtium) es nativo de América Central y Sudamérica. La Caléndula es europea. De algunas flores comestibles, como la Violeta (Viola) y la Monarda (Bee Balm), se han encontrado diferentes especies en varias zonas de Europa y Norte América. Pero la gran mayoría de las flores comestibles proceden de zonas costeras del Mediterráneo.
Historia
Desde hace miles de años, las flores han sido incorporadas a los platos mas refinados en culturas ancestrales como Sumeria, Egipto, Persia. Los estudiosos de herbolarios de la Antigua Grecia, Roma y sobretodo de China, anotaron cuidadosamente los usos medicinales y culinarios de las distintas flores y hierbas que conocían.
Los Incas, Aztecas e Hindúes incluían flores en sus rituales mas sagrados y fiestas. Prácticamente, casi todas las civilizaciones antiguas conocían y utilizaban la calendula, cuyos pétalos se servían en las comidas pero sobretodo para decorar los altares. Existe abundante información de recetas con flores comestibles desde la Edad Media hasta el periodo Victoriano.
Nombres históricos
El nombre botánico de las plantas es universal y procede del Latin. Los romanos observaron que la Caléndula florecía el primer día del mes y la nombraron así. Los valiosos pétalos del Azafrán (Crocus Sativus) eran preservados para uso medicinal. La Caléndula era utilizada para aportar un color dorado a platos cocinados. Era llamada «Pot Marigold» en la Edad Media pues los monjes la incluían a menudo en sus enormes cacerolas. Los monjes también nombraron a la Viola Tricolor (Wild Pansy). Esta pequeña flor malva y amarilla está emparentada con otra mas grande y moderna, la Viola Híbrida (Hybrid Pansy). La Monarda (Bee Blam), muy atrayente para las abejas, también se utilizaba como antídoto para sus picaduras. Antiguamente los Ingleses Victorianos llamaban “Pinks” a los Claveles.
Identificación
Hay muchas similitudes entre las flores comestibles de hoy y las que nuestros ancestros suponían seguras para comer. La gran mayoría de las flores aptas para la gastronomía son el alimento básico de las mariposas. Sus gusanos también tienen su principal fuente de alimento en los pétalos. Si una flor tiene compuestos peligrosos, los gusanos mueren. Nuestros antepasados herboristas, también tenían conocimiento de que las flores de las hierbas culinarias, como la sabia, la lavanda y el orégano, contienen los mismos elementos que sus hojas pero menos concentrados. Su valor para experimentar, nos permite hoy disfrutar de las más bellas flores comestibles sin peligro.
Botánica y cocina
El empleo de elementos de la Botánica en gastronomía no es nada nuevo. Desde tiempos ancestrales, los cocineros han innovado sus mas especiales manjares con una variedad infinita de condimentos, así como con pétalos de algunas flores frescas, especialmente en sus ensaladas y postres. Antiguamente era muy normal saborear exquisitos platos aderezados con polen de abeja y con coloridos pétalos de flores, como pensamiento, clavel, violeta, narciso, caléndula, monarda.… Naturalmente su uso era ampliamente superado por los aliños y condimentos a base de hierbas como romero, tomillo, laurel, sabia, borraja…
Uno de los platos mas sencillos de preparar fusionando Botánica y Gastronomía son quesos frescos. No requiere ni cocina ni elaborada preparación y el éxito está garantizado. Tanto las hierbas como los pétalos, han sido siempre considerados como altamente beneficiosos por ser depurativos. Pero las flores, además, aportan colorido, belleza y cierto exotismo. Se convierten en originales elementos decorativos y centro de conversación.
En la Edad Media, los monjes medievales conservaban lavanda, violetas y otras flores, pues preparaban mermeladas con sus pétalos. También las usaban como condimento para crepes. Durante la época Victoriana, los ingleses en Gran Bretaña y en sus colonias, implantaron la costumbre de secar pétalos florales para incluirlos en mezclas de te. Los más populares eran hibisco, rosa, jazmín y monarda. Estas fueron incluso utilizadas como sustituto del te, cuando fue restringido por los embargos navales en la famosa “Boston Tea Party” de 1773. Seguramente no lo inventaron ellos (ya lo hacían en Egipto, Persia y China) pero hicieron famosas sus flores caramelizadas, como las violetas y los pensamientos, para decorar sus mas refinadas tartas. Los Victorianos asociaban las flores comestibles con la elegancia.