La vida, cada vez más, se hace un verdadero calvario para un mayor número de personas. Que las casas están llenas de confort y de bienestar, eso es notorio, pero creo que no es suficiente.
Desilusionados, engañados, humillados, ofendidos, traicionados, rechazados… ¡Ya no ven ninguna salida para solucionar su soledad y desesperación!
Calmantes para el dolor, sedantes y antidepresivos, somníferos y drogas, solo traen un corto alivio y empeoran después la miseria y la desesperanza que los invade.
Una soledad que les hacen confesar su carencia de gente con quien compartir sus vidas y sus sentimientos
Cada vez hay más programas en la radio y en las televisiones, donde las personas acuden para encontrar una pareja o alguien con quien poder compartir sus vidas. Abren sus corazones y confiesan frases tan dolorosas de escuchar como estas: «No tengo a nadie», «no quiero vivir en soledad», «no aguanto estar solo».
Las separaciones, los abandonos, las huidas de los domicilios, provocan que infinidad de personas cuenten su soledad a gritos. Una soledad que les hacen confesar su carencia de gente con quien compartir sus vidas y sus sentimientos.
¿Por qué nos olvidamos tan a menudo de las personas? ¿Por qué una persona no puede ser una alegría siempre para otra? Piensa en ello un momento… E intenta con tu dulzura, tu bondad y tu ternura ser una bendición para todas esas personas que a tu alrededor sufren, que tu sabes que están solos, que están buscando en los demás a un compañero, un amigo con quien compartir su inconsolable abandono.
Sé tú, seamos todos, una mano y un corazón para todas las personas que sabiendo que están solas nos buscan.
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