Se ha celebrado en Logroño: ‘Eduthink 2019‘, una jornada que busca ofrecer a los docentes, administrativos y directivos del ámbito educativo, reflexiones y recursos con vistas a renovar y mejorar el reto de la educación. Uno de los protagonistas de la jornada, Richard Gerver, ha resumido en tres palabras lo que debería ser la educación: “vivir, aprender y reír”.
Según informa el portal ‘Éxito educativo‘: «Eduthink 2019 ha acogido a más de 600 docentes y directivos de centros de Infantil, Primaria y Secundaria de colegios públicos, concertados, de iniciativa social y privados de toda España. Los ponentes Richard Gerver, educador, comunicador y experto en innovación educativa; y Graham Powell, educador e investigador y uno de los impulsores del enfoque Building Learning Power, han insistido en la necesidad de preparar a los alumnos a aprender y no a superar un examen».
El propio Gerver asegura que lo esencial para cualquier persona que ha de transmitir conocimientos, sea docente o no, es la pasión y no darse por vencidos por las aparentes reticencias de los escolares para aprender. Si los niños ven pasión, es decir, que el docente disfruta con su labor, sin duda esa actitud primordial será contagiada a los alumnos, cambiando su predisposición con vistas a ser receptivos en el aprendizaje.
“Cuando los niños disfrutan, aprenden mejor” – Richard Gerver
Vivir
El reciente caso de Peter Tabichi, el fraile franciscano de Kenia premiado como el mejor docente del mundo 2019, nos ayuda a comprender mejor esa realidad como elemento indispensable en la educación. Los niños de zonas menos desarrolladas han sido capaces de innovar en investigación científica con escasos recursos, porque han comprendido que su aprendizaje es vida, y vital para su futuro y el de su país.
Reír
Resultaría infantil pensar que para enseñar matemáticas, lengua o historia, el profesor ha de permanecer sonriente o contando chistes durante la clase para que los alumnos aprendan.
Cuando expertos como Gerver o Graham Powell insisten en educar en capacidades más que en desarrollar la memoria, para que los alumnos memoricen respuestas sin la comprensión previa para asimilar el proceso del pensamiento, quieren decir, que la actitud con que el docente aborda cada día su tarea es determinante.
Reír quiere decir saber cómo iniciar la clase, sin estereotipos o rituales fijos o aburridos para el alumno. Más bien apuntan a que el alumno perciba espontaneidad y predisposición, retar al alumno formulándoles preguntas alusivas al temario y demostrarles que aun saben poco o nada, pero en un contexto de cercanía y que provoque la sonrisa, más que la desesperanza al que aun no sabe lo suficiente.
En este sentido Powell señaló que sería algo así como “no empezar las clases con las órdenes de siempre: página tal, abrir el cuaderno por donde lo dejamos ayer… sino plantearles un reto. Es la forma de meterles en el tema”. Y reiteraba que “si comienzas tus clases con retos estimulantes, a la larga tus alumnos esperarán el reto y de no haberlo, lo echarán de menos y lo exigirán”.
Disfrutar
«Cuando los niños disfrutan, aprenden mejor». Una cosa es que un experto te lo diga y otra muy distinta llevarlo a la práctica. La naturaleza de los niños y adolescentes es contradictoria… en apariencia, pero también su percepción de las personas y de las cosas es innata, casi sin esfuerzo. Si el niño, como cualquier otra persona, comprende que el aprendizaje de cosas nuevas, algunas tediosas, son importantes y valiosas, y sobre todo, tienen aplicación a su vida real, entenderá lo que es disfrutar, sobre todo porque en grupo o en equipo, los retos son compartidos.
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