La eterna juventud es una de las aspiraciones del hombre, libros, películas y sueños. Cada vez que se habla de antienvejecimiento suenan las alarmas.
En la revista «Nature Medicine», los autores de este descubrimiento explican cómo realizaron el trasplante fecal en ratones con distintos tipos de progeria, también conocida como «síndrome de Hutchinson-Gilford», y que provoca el envejecimiento acelerado desde la infancia, como al introducir una bacteria probiótica, la «Akkermansia muciniphila» extraída del intestino de ratones sanos con la intención de repoblar la flora intestinal, se empezaron a notar los beneficios. El equipo de Carlos López-Otín , en colaboración con quince instituciones europeas, fue el autor del descubrimiento.
Ya se había hablado del papel de los microbios que habitan en nuestro intestino en enfermedades como el cáncer, los trastornos cardiovasculares, la diabetes, la obesidad o incluso la salud mental.
«El tratamiento aumentó 19 días la vida media de uno de los modelos y 33 días la del otro. En ambos casos, esto es un aumento de alrededor del 13,5%. Si esto fuese trasladable directamente a pacientes con progeria, sería un aumento de su esperanza de vida de aproximadamente 2 años, casi un mundo para ellos», López-Otín
El resultado fue que los ratones tratados vivieron más y también mejoraron su calidad de vida: tardaron más tiempo en perder peso y mantuvieron durante más tiempo valores normales de temperatura corporal. También mejoraron parámetros metabólicos como la glucemia y disminuyó la inflamación intestinal.
¿Cómo seleccionaron la bacteria probiótica?
Con el objetivo de identificar las alteraciones en la microbiotina de las personas excepcionalmente longevas, así como en los ratones y pacientes con progeria, los investigadores estudiaron y compararon el microbioma de los ratones con progeria, con el de los pacientes con la misma enfermedad y el de sus hermanos sanos para buscar diferencias en su composición. Analizando la flora intestinal de 17 personas que habían llegado a centenarios para encontrar un patrón.
Así descubrieron que las personas con progeria tenían en su microbioma una elevada presencia de proteobacterias y una reducción de probióticos como la Akkermansia, a contraposición a las muestras de las personas longevas, que eran ricos en esta bacteria.
El trasplante fecal, con bacterias extraídas de intestinos sanos ya es el método más eficaz para combatir graves infecciones intestinales como la que produce «Clostridium difficile». Su uso podría extenderse a otras patologías.
Para el doctor Carlos López-Otín, «lo ideal sería hacer un perfil personalizado para cada persona para poder detectar qué características particulares tiene su microbiota y en qué alteraciones debería centrarse su ‘cóctel’ particular. En cualquier caso, estas cuestiones requerirán estudios adicionales».
¿Qué hacemos mientras?
Nuestro microbioma empieza a modelarse en el momento del nacimiento y será distinta dependiendo de muchos factores desde el tipo de parto –por cesárea o vía vaginal- o la alimentación que recibe el recién nacido.
La dieta para mantener una flora intestinal más saludable comienza con la leche materna.
A partir de ahí, parece que los especialistas en nutrición aconsejan frutas y verduras y grasas de origen vegetal y menos procedentes de animales. Los probióticos suelen ser microorganismos procedentes de fermentos lácteos.
«Con el conocimiento actual que tenemos, no se puede afirmar que los lácteos aporten una flora antienvejecimiento en el adulto…El único lácteo con un impacto beneficioso demostrado en la flora intestinal es la leche materna en el lactante». López Otín
Lo que parece claro es que los principales tóxicos para nuestra flora intestinal serían el alcohol y los antibióticos. En esto cada vez parece más importante también el aspecto emocional de las personas.
Menos mal que en este caso, catedrático de la Universidad de Oviedo no fue descartado por la Universidad española como tantos brillantes científicos, que habiendo sido rechazados, obtienen becas cuantiosas fuera de España. Otra de las incongruencias de nuestro gran sistema.
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