Está claro, y seguro que ya habéis averiguado por el título de hoy al decir ¡No hay derecho! y a continuación ¡Basta ya!, quiero denunciar las injusticias que se producen cada vez más en nuestro mundo.
Injusticias varias, hambre y muerte de inocentes, guerras, explotación de niños y esclavitud de personas…
Nos duelen los ojos de ver en televisión las escenas que cada día nos ofrecen los informativos, viendo cómo millones de seres mueren de hambre. Y nos duelen los oídos de escuchar las cifras espeluznantes, que ya no sabemos ni qué hacer, ni qué decir.
¿Y todo esto, por qué? Porque (como ya estamos cansados de escuchar), cada día hay más países que siendo ricos y con recursos, son incapaces de distribuir bien esas riquezas, acaparando entre unos pocos todo, para dejar sin nada a los demás. Porque siempre son los mismos (los ricos y poderosos) los que se reparten la tarta de la riqueza, dejando las migajas para que el resto se maten para recogerlas.
Porque con esta ley que nos hemos inventado (la ley del más fuerte y poderoso), son pocas las esperanzas de ganar que tienen los pobres para vivir dignamente.
Desde todas partes, se nos pide ayuda para aliviar la pena y el hambre de todas esas personas. Los que sentimos como se nos revuelven las entrañas cuando vemos escenas de pobreza, hambre o emigración, tratamos de aportar nuestros donativos (un grano de arena en una playa inmensa) con la esperanza de poder paliar entre todos su hambruna y su miseria, pero también vemos que se nos cuenta que esas ayudas que con generosidad y sacrificio hacemos, no están llegando a su destino, quedándose en el camino para llenar los bolsillos de personas corruptas y aprovechadas.
Sé que es una obligación de todos solucionar el problema, pero hago desde aquí un llamamiento a todos esos políticos y mandatarios, que van de solidarios y luego ya sabemos como viven y qué hacen con el dinero de todos nosotros ¡Señores políticos, basta ya! ¡Repartan y dignifiquen la vida de las personas, por favor! ¡Dejen de robarnos, y cumplan lo que prometen en sus interminables campañas electorales, que ya no les creemos!
Para terminar esta reflexión me quedo con esta frase de San Juan de la Cruz: «Bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas«.
Obremos y hagamos las cosas con justicia, pero sobre todo seamos justos y demos a cada cual lo suyo. No nos cansemos de gritar y exigir a nuestros políticos y dirigentes, que obren con decencia y justicia.
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