Ayer vi Mujercitas… la película de las Navidades por excelencia para mujeres de cualquier edad. Hay familias cuyas mujeres se han puesto de acuerdo para ir todas juntas al cine a ver la película.
… Buscando la felicidad
Se ha hablado mucho de la ropa y vestimenta de la película, pero lo más importante no está en los modelitos que lucen las protagonistas, la película es una gran oportunidad para poner de moda a la familia y sus valores, para reivindicar la verdadera felicidad, la esencia del ser humano y todo lo que esta conlleva, por encima de otras modas e ideologías que intentan imponer un cambio en la estructura social básica. Y este valor no es impuesto, ni porque nosotros lo digamos, sino porque es la única que funciona desde hace miles de años, siglos. Sin embargo, la renuncia a los valores que aporta la familia, no sabemos todavía a qué tipo de experimento dará lugar, y de sociedad en última instancia. No sabemos todavía si funcionará o no.
«La mujer tiene..ambición, talento. Estoy harta de que la gente diga que una mujer solo sirve para el amor. No lo soporto». Jo
Después del alegato de Jo sobre la libertad de la mujer y derecho a ser ella misma sin que nadie la condicione, vinieron las lágrimas de la protagonista por sentirse sola. Porque todos, hombres y mujeres, necesitan amar y ser amados para ser felices.
Jo lo reconoce en su “necesito ser amada”… y ante esa necesidad no hay puesto de CEO, investigación tecnológica o aventura que sustituya al deseo de felicidad que proporciona el amor.
Pero esto es cuestión de estudio más profundo, George Vaillant, psiquiatra y profesor en la Universidad de Harvard, dirige una de las investigaciones de seguimiento más largas realizadas hasta ahora basadas en el estudio del desarrollo de adultos como es el seguimiento de una generación de hombres y mujeres a lo largo de 70 años.
Tras investigar cuidadosamente decenas de factores que parecían predecir el «bienestar» de las personas en la edad adulta y la vejez, Vaillant subraya que, sin lugar a dudas, “las relaciones con los demás importan más que cualquier otra cosa en el mundo”. Llegando a la conclusión de que, las personas que habían tenido relaciones cálidas y sólidas, tenían mayor probabilidad de tener éxito laboral, buenos ingresos económicos y buena salud. Concluyendo Vaillant que “la felicidad es igual al amor”.
Estas conclusiones las corrobora su colega en Harvard, Robert Waldinger, profesor de psiquiatría clínica en la escuela de medicina de Harvard, quien asegura que decidieron publicar los resultados de su estudio porque “queríamos que la gente supiera de la existencia de este estudio y de sus conclusiones”…”la gente que parece estar mejor es aquella que se apoya en las relaciones con familias, amigos y la comunidad…y principalmente con la pareja”. Aunque las relaciones tengan altibajos y se discuta, el hecho de sentir que puedes confiar en el otro de verdad cuando algo va mal, hace que afecte incluso a sufrir menos enfermedades crónicas e incluso mentales, o de falta de memoria.
En esta línea, el profesor Waldinger hace unas sencillas recomendaciones:
- Mantener vínculos cercanos con familia y amigos, lo que afecta incluso a una vida más larga que aquellos que están lejos de las personas que quieren.
- Tener relaciones de buena calidad, evitando relaciones conflictivas. No es más feliz el que más amigos tiene, sino el que cuida las que posee.
- Apoyar al otro y ser capaz de ponerse en su lugar, escucharle y esforzarnos por entender al otro, estar conectado con otra persona es beneficioso a nivel mental.
La familia de las “Mujercitas”
Pero Mujercitas además nos recuerda lo esencial para que la familia funcione, lo básico, que es y siempre será el amor, el perdón, la escucha del otro, la empatía (palabra de moda), y todo lo aprendido en el seno de la misma, con renuncia y cariño. Renuncia de uno mismo hacia el otro no por imposición o por solidaridad, sino por desprendimiento de uno mismo hacia el otro por amor.
Dicho esto me acordé de muchos hombres, que sin duda se resisten a ir a verla, pero que sacarían buenas conclusiones también porque todos venimos y somos parte de una familia, y la convivencia a pesar de las diferencias e incluso peleas se aprende en ella, porque reconozco en el otro a un hermano, buscando lo que nos une, no lo que nos diferencia. ¿Qué mejor preparación que esa para formar parte de una sociedad?
«Que mis sueños sean diferentes a los tuyos no significa que no sean importantes.» Meg
Los tips para el éxito de la familia
El doctor Rojas Marcos decía que para que las familias funcionen es necesario poner en marcha 4 palabras, con estas cuatro palabras ya hay garantía y nuestras protagonistas femeninas son expertas en ello:
- Escuchar, al otro siempre, para saber lo que opina, para que sea importante.
- Perdón, perdonar siempre, porque todos necesitamos que nos perdonen ya que todos nos equivocamos ( en esto son expertas las chicas de mujercitas).
- Te
- quiero, decirlo unos a otros, de verdad. Hay que distinguir el amor verdadero por encima de simple “me gusta” que tantos jóvenes hoy día confunden.
Vivir es, equivocarse, pero si asumimos los errores, si nos arrepentimos, aunque no siempre este arrepentimiento sea señal de una mala actuación sino de una mejorable, podremos mejorar. Quien no se arrepiente de nada es porque no acepta muchos de sus propios fallos, vivencias, ofensas o relaciones con personas que hubiera sido mejor evitar, y así no avanzará. La falta de arrepentimiento indica falta de responsabilidad o negación de lo ocurrido, ambas posiciones inmaduras, pero con el entrenamiento del amor y la familia, todo se puede conseguir.
¿Por qué nos gusta tanto a las mujeres Mujercitas?
Porque nos identificamos con ellas.
Esta frase horrorizará a cierto tipo de feministas, pero es así. Por eso está teniendo tanto éxito: porque triunfa el amor, como quería el editor de libros de Jo. y es que este señor no iba tan desencaminado.
Todo esto me recuerda el papel que quieren arrebatar a la mujer, y del que quieren desligarla. La mujer a lo largo de la historia ha sido la figura de apego por excelencia y centro de la familia, educadora en valores personales y transmisora de ideales e incluso de la fe.
¿Por qué nos quieren quitar ese papel tan importante en la formación de los hijos, que serán en un futuro los que formen parte activa de la sociedad?, y ¿por qué tenemos que renunciar a él?
En el afán de que la mujer sea igual que el hombre se la está despojando de características especialmente suyas, que forman parte de su esencia femenina y que constituyen un sentido especial para detectar y afrontar muchas situaciones .
La amabilidad, el darse de forma natural y cuidar a los demás, esa sensibilidad para detectar los problemillas o problemazos que puedan surgir o anticiparse a muchas situaciones gracias a ese otro instinto. No quiero decir con ello que el hombre no formara parte nunca de esta tarea, pero sí que era un papel fundamental de la mujer al que la sociedad lleva tiempo menospreciando.
En la película queda muy patente, y no creo que ofenda a ninguna de las que hemos visto Mujercitas, el gran papel el de la madre, que con apariciones esporádicas, es la que ha dado y siguen dando esos valores a sus hijas, censurando cuando hace falta, cuidando y acompañando. Ver el amor que se mantiene entre las hermanas, a pesar de riñas y discusiones, es motivo para todos de segura envidia sana. Eso constituía precisamente el enfado de Jo y la tristeza al perder sus años de infancia familiar, e incluso su resistencia al «otro amor» porque no quería perder lo que tenía.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: