Reproducimos un extracto-resumen de la Declaración del Comité Internacional de Bioética (CIB) de la UNESCO y la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología (COMEST) de la UNESCO, sobre el COVID-19.
La enfermedad COVID-19 causada por el coronavirus SARS-COV-2 es una nueva infección aguda y emergente que ha alcanzado rápidamente graves proporciones pandémicas, las cuales precisan de una reflexión y una respuesta bioéticas a escala global. El CIB y la COMEST, como órganos consultivos internacionales en el ámbito de la bioética y la ética de la ciencia y la tecnología, reconocen la urgencia de trascender las fronteras políticas y geográficas, así como las diferencias culturales, con el fin de centrarnos en nuestra necesidad común y responsabilidad compartida de entablar un diálogo para hallar medidas que permitan superar esta dramática situación, destacando una serie de cuestiones éticas vitales desde el punto de vista global que deben ser reconocidas urgentemente en todo el planeta, y hacen un llamamiento a los Gobiernos para que adopten medidas urgentes basadas en lo siguiente:
En el ámbito político
Se recomienda un esfuerzo internacional para adoptar, en la medida de lo posible, criterios uniformes de recogida de datos sobre la propagación de la pandemia y su repercusión.
Las decisiones políticas deben basarse en evidencia científica sólida, pero nunca deben ser legitimadas únicamente por la ciencia. En una situación de crisis con numerosas incógnitas, un diálogo abierto entre la política, la ciencia, la ética y el derecho es especialmente necesario.
El CIB y la COMEST subrayan que las políticas que no se basan en conocimientos y prácticas de carácter científico y sólido no son éticas, ya que van en contra del esfuerzo por generar una respuesta común a la pandemia.
En el campo asistencial
En el caso de la selección de pacientes cuando hay escasez de recursos, debe primar la necesidad clínica y la efectividad del tratamiento. Los procedimientos deben ser transparentes y respetuosos con la dignidad humana. Los principios éticos consagrados en el marco de los derechos humanos reconocen la protección de la salud como un derecho de cada ser humano. El artículo 14 de la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de 2005 de la UNESCO afirma que «el grado máximo de salud que se pueda lograr» es un derecho fundamental de todo ser humano, lo que significa en el presente contexto el acceso a la atención sanitaria de máximo nivel que pueda proporcionarse.
Las medidas tales como el aislamiento y la cuarentena afectan en gran medida a las personas vulnerables.
También deben adoptarse otras medidas para hacer frente al estrés psicológico provocado por la ansiedad pandémica y los efectos del confinamiento.
Sobre la información pública
La información publicada por los políticos, científicos, autoridades y medios de comunicación debe ser oportuna, precisa, clara, completa y transparente, resaltando la necesidad de coordinar los esfuerzos internacionales y formular un concepto común de los procesos de revisión ética.
En el ámbito de la investigación y publicación científicas
Tal vez se haga necesario acelerar el examen y la aprobación de nuevos enfoques para no retrasar la investigación durante esta emergencia de salud pública. Debe crearse urgentemente un comité de supervisión para la investigación responsable durante esta pandemia a escala mundial. Dicho comité ha de reunir los resultados obtenidos a escala local y coordinar o compartir los procedimientos de examen. Es comprensible que las nuevas prácticas se adapten al contexto de la emergencia, teniendo en cuenta las características de la amenaza mundial.
No deben transgredirse los principios éticos, sino que han de ajustarse a las circunstancias excepcionales. El CIB y la COMEST aplauden el rápido crecimiento del número de organismos de financiación y revistas científicas que han respondido al llamamiento del Wellcome Trust de comprometerse a que las publicaciones científicas relacionadas con el COVID-19 estén disponibles mediante libre acceso durante las emergencias de salud pública.
En cuanto a la cooperación internacional
Es un deber ético aumentar la solidaridad y la cooperación en lugar de refugiarse en la exclusividad y el aislamiento.
La cooperación es esencial en todos los planos: Gobiernos, sectores público y privado, sociedad civil y organizaciones internacionales y regionales.
El CIB y la COMEST hacen un llamamiento a la cooperación y la solidaridad internacionales, en lugar de intereses nacionales de corto alcance, subrayando la responsabilidad de los países ricos de ayudar a las naciones pobres en este momento de emergencia de salud pública internacional.
- (Traducción al español a cargo del Centro Nacional de Documentación en Bioética, La Rioja, España, en coordinación con UNESCO.).
- Ver informe completo AQUI.
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