Camino Villa, 69 años, a punto de cumplir los 70. Fashion buyer, brand ambassador, private and corporate advisor e instagramer. Demasiadas cosas que llevar para adelante a esa edad, diréis, pero te sorprende cuando la escuchas hablar, rompe todos tus esquemas, su edad no es ningún impedimento sino todo lo contrario.
Con una vitalidad en la voz y con una manera de contarte sus experiencias vividas que engancha e incita a saber y conocer más de ella y de su mundo.
Nosotros hemos intentado conocer lo máximo de ella en esta entrevista. Hablamos de su familia, de su vida, de antigüedades y por supuesto de moda, lo que era y lo que es, todo lo que Camino asegura que son sus pasiones.
Claudia Claro. – ¿Quién es Camino Villa?
Camino Villa.- Lo que más tranquilidad me da es pensar que sigo siendo coherente.
A lo largo de tu vida cometes errores, hay sufrimiento y mucho aprendizaje a causa de estos, todo eso me ha hecho ser quien soy. Sincera, honesta y que trata a las personas como le gustaría que le tratasen a ella creo que pueden ser algunas de las cualidades con las que se me puede identificar.
Tengo tres hijos que acabaron convirtiéndose en mis maestros, todo lo que les pasa a ellos también dejan huella en mi y soy por supuesto una persona producto de todo ello.
“Mi prioridad siempre han sido mi marido y mis hijos, si algo se tambalea en casa yo suelto todo y entonces vuelvo, hago un break y retomo”
CC.- Podríamos decir que en 1992 experimentas un cambio en tu vida, dejas esa trayectoria en la industria de la moda y comienzas tus estudios en arte y antigüedades.
CV.- Por entonces tenia una vida profesional muy llena, trabajaba en una tienda exclusiva de Madrid, me encargaba de la prensa, decoraba la tienda y hacia las compras con la propietaria y amiga María Rosa Salvador, a parte una amiga de León, que se dedicaba a la peletería, me propuso una colaboración como asesora de colecciones, fueron unos años maravillosos, estaba volcada en mi trabajo.
Pero efectivamente sentí que mi familia me necesitaba, por lo tanto sabia que debía parar y volver a mi casa. Las circunstancias personales siempre me han pesado mucho, mi prioridad siempre ha sido mi marido y mis hijos, si algo se tambalea en casa yo suelto todo y entonces vuelvo, hago un break y vuelvo a retomar.
Fue ahí cuando empiezo los estudios de arte y antigüedades para acompañar a mis hijas en su etapa universitaria, tuve una formación maravillosa, así que la decisión fue muy buena a pesar de que no fue fácil tomarla, renunciaba a una independencia económica que me hacia feliz, un trabajo que disfrutaba.
Al terminar la carrera comencé con “Barro y Seda”, se lo propuse a una compañera de estudios que siempre fue muy generosa conmigo y me cuidó mucho, nos asociamos y sacamos el proyecto adelante.
El nombre tenia mucho sentido para mí, no me podía alejar del todo de mi pasión por la moda y las telas, de ahí lo de “Seda”. “Barro” vino porque descubrí la cerámica y la porcelana. Busqué artesanos españoles (que hay muy buenos) y nos hicieron reediciones (no exactas) de porcelana y cerámica antigua, sobretodo cerámica. Hacíamos colecciones de piezas de vajillas basándonos en la tradición española pero renovadas, personalizándolas. Tuvimos un éxito increíble, fue muy bonito.
En 2008 vuelvo a la moda y “Barro y Seda” se queda atrás, mi socia inició un nuevo camino, y yo me quedé sola con el negocio, pero no me vi con fuerzas para continuar en el mismo proyecto. Lo dejé con cierta pena porque nos iba muy bien, pero tomé la decisión desde la serenidad. La verdad es que la vida me volvió a hacer un regalo y al poco tiempo acepté la oferta de ser embajadora de una firma cuyo diseñador me gustaba mucho. Esos años fueron maravillosos y descubrí una forma nueva de trabajar.
En ese momento la salud me falló y me vi obligada a parar, sabía que a ese ritmo frenético no podía seguir. ¿Qué voy a hacer cuando me recupere? dos meses de obligado reposo me ayudaron a reinventarme. Una sobrina mía me da a conocer una herramienta llamada Instagram.
CC.- ¿Cómo veías las redes sociales antes de hacerte tu perfil?
CV.- Las veía y las veo con mucho respeto, aún se lo tengo después de 5 años.
La idea que yo tenía sobre Instagram era gente exponiendo su vida, Facebook por ejemplo me daba pavor, entré con mucha precaución pero también abierta a “yo lo voy a hacer de otra manera, a mi estilo, utilizarlo como una ventana profesional y como una revista del siglo XXI”.
Me dí un año para ver si funcionaba y a los seis meses ya tenía trabajo, empecé a recibir ofertas y seleccioné las que estaban mas acorde con mi personalidad y mis valores.
Durante la pandemia me atreví con un video, estuve unas horas inquieta esperando a ver que resultado daba y me decía, “si a mis seguidores les gusta, continuo con los videos sino primero y último”. A la vista está que dio resultado porque llevo unos 40 videos, y lo más increíble es que muchas seguidoras me escriben solo para decirme que mi voz les transmite paz, es una maravilla.
CC.- ¿Que buscabas y buscas transmitir con tu Instagram?
CV.- Lo primero que busco es autenticidad, las cosas en las que creo, lo que a mí me gusta, mi mundo y lo que descubro del mismo en general. Luego proporcionar contenido relacionado con el arte, la historia y un poco de psicología.
En el momento en que decido dejar de teñirme el pelo, decido también buscarme, saber quién soy. Por suerte me gustó mucho lo que encontré, me dio una libertad tremenda y mucha seguridad en mí misma, todo ello quise compartirlo.
Muchas mujeres temen tomar esta decisión, es verdad que la sociedad impone la idea de que las canas envejecen. Para mí fue esa libertad de elección. Soy yo la que decide qué me envejece. Al final ha sido enorme el movimiento que ha causado esta decisión y hay muchas mujeres que me escriben dándome las gracias o contándome que están haciendo lo mismo. Es muy bonito lo que puedes llegar a transmitir.
Hay una parte especial en mi perfil que dedico a promocionar y ayudar a personas y proyectos, a darles más visibilidad, aquí no hay contrato, ni regalos, ni interés mas allá del de ayudar a personas que están empezando proyectos maravillosos, ayudar como me ayudaron a mi o como me hubiese gustado.
CC.- ¿Te veías aquí cuando empezaste?
CV.- Para nada. Me imaginé que saldría alguna colección, quizás algún trabajo como asesora que era mi fuerte, como fashion buyer, que creo que es innato en mi. Pensé que irían por ahí los tiros, sin embargo es maravilloso que se te vayan abriendo puertas que no imaginabas, como por ejemplo, diseñadora para marcas, modelo de campañas publicitarias, embajadora, etcétera.
Es muy bonito porque estás abierta a la vida, a lo que te va regalando.
CC.- ¿Qué piensas del mundo influencer y la importancia que se le da en la actualidad?
CV.- Para algunas, todo esto no son más que cifras y números, creo que es un fenómeno que desaparecerá o permanecerá como algo residual, hay verdadera unanimidad en que no transmiten autenticidad.
Yo he hecho al revés, he esperado que la marca me inspirara y sintiera que vibraba con ellos, me gusta contar la historia de la firma, en qué se inspira, quién hay detrás, darle un contenido a todo eso, no solo una imagen. Hay campañas a las que con mucha educación he dicho que no porque no me veo reflejada en ellas o es ropa que sé que no me voy a poner.
Trabajo con firmas con las que tengo una relación estupenda y una conexión, por ejemplo, Natura Bissé, Santiago del Palacio o Zalando. Marcas con las que he hecho campañas como Aquarius que apoyaba a personas mayores de 60 años con ideas, Colgate era el valor de la sonrisa sin importar la edad, etcétera.
Siempre hay una parte profesional, de honorarios, no se puede negar, en mi perfil trato siempre de hacer ver cuándo subo una publicación por trabajo o cuando la subo por elección mía.
La influencer tal y como la conocemos hoy en día no tiene nada que ver conmigo.
CC.- ¿Crees que hay mucha gente como tú en el mundo de las redes sociales?¿o todo es venderse a las marcas?
CV.- Yo creo que sí, cada día vamos siendo más, vamos sumando fuerzas.
CC.- Defiendes la moda intemporal y a la vez eres analista de tendencias, háblanos de la importancia de combinar éstas con clásicos.
CV.- No puedes apartar la mirada de lo que está ocurriendo en el mundo de la moda o del arte, hay mucho talento y es bueno conocerlo, cerrar los ojos y quedarte solo con aquellos clásicos me lleva a un sentimiento de nostalgia por el pasado, signo de que estás envejeciendo mentalmente.
Tiene que haber un equilibrio, apoyarte en el pasado para luego crear cosas nuevas. Tradición y modernidad.
De la moda pasada se guardan cosas maravillosas, este año hemos visto colecciones que han tirado de archivo, han puesto un toque del siglo XXI y de sueños pero han tirado de archivo al fin y al cabo, eso demuestra que esas épocas han sido fundamentales en la historia de la moda pero es importante estar con los ojos abiertos al futuro.
“Estamos cada día mas volcados en la sostenibilidad del planeta pero ¿qué pasa con todas esas niñas, niños y mayores que trabajan en condiciones infrahumanas”
CC.- La sociedad está demandando cambios en la industria de la moda, como por ejemplo que las siete colecciones al año de las grandes casas se conviertan en dos, ¿qué opinas de todo esto?¿que opinión te da el fast fashion?
CV.- Estoy totalmente de acuerdo con la propuesta de cambio. Los propios creadores, que son almas sensibles, estaban bajo mucha presión, creaban por crear siete u ocho colecciones.
Es muy difícil parar de hoy para mañana una maquinaria económica de tal volumen pero el cambio está sobre la mesa y lo están poniendo en valor.
Con la reducción del numero de colecciones se llega a una menor producción, si a la vez nosotros como consumidores consumimos menos y mejor, en compras inteligentes y pensadas la maquinaria se ira ralentizando, es lo lógico.
Sobre la moda rápida, la base es la educación, hay que hacer que los jóvenes se pregunten de dónde vienen las cosas, quien las hace o en qué condiciones se han fabricado.
Estamos cada día mas volcados con la sostenibilidad a nivel planeta pero ¿qué pasa con todas esas niñas, niños y mayores trabajando en condiciones infrahumanas para las empresas de moda rápida?
Yo he trabajando en alta costura, en Dafnis y con Juanjo Oliva, he estado en los procesos, me los conozco y llega un punto en que aquello que era una joya en la alta costura se acaba convirtiendo en otra cosa, pierde su magia y toda su belleza.
Me considero tremendamente defensora de la artesanía, un pequeño taller, una pieza única y es fundamental hacer una labor de apoyo a todo esto, es el cambio.
CC.- Cristobal Balenciaga decía “La manera de vivir que permite la existencia de la alta costura no existe ya: La alta costura es un lujo que resulta imposible en nuestra época”, ¿compartes la opinión del maestro?
CV.- Hay que ser realista y saber que, al final, la alta costura acaba en manos de cuatro privilegiados. La alta costura ha de servir para inspirar un pret a porter, pero no un pret a porter “fast fashion”. Entre un extremo y otro, existen talleres que crean lentamente y en condiciones humanas, hay un arcoíris maravilloso que hay que cuidar.
Con esta frase de Balenciaga me doy cuenta de que él, maestro de maestros, que conoció épocas doradas, cuando vio ese avance, el progreso, sentiría la nostalgia de la que hablábamos antes, pero el progreso también trae muchas cosas buenas, no podemos negar el cambio. La mujer gracias a Dios ya no vive como vivía en la época de Balenciaga.
Es fundamental la educación, transmitirle todo esto a los jóvenes, al final van a ser los consumidores del futuro.
“Es importante enseñar a los jóvenes a apreciar y dar valor a la calidad, al trabajo bien hecho y de manera digna”
CC.- ¿Se valora la etiqueta “made in Spain” y el Slow fashion?
CV.- Para nada. Vuelvo al tema de la educación, es importante enseñar a los jóvenes a apreciar y dar valor a la calidad, al trabajo bien hecho y de manera digna.
Hay que volver a ese humanismo donde una modista lo sea con una dignidad maravillosa, que sus condiciones sean dignas y que la gente ponga en valor el trabajo que conlleva serlo.
Los jóvenes tienen que crecer en un ambiente en el que toquen, aprecien las calidades, la belleza, la artesanía…
CC.- Lección personal que hayas aprendido de esta pandemia
CV.- Creo que como muchas otras personas, he llegado a la conclusión de que lo realmente valioso e importante para nosotros es nuestra salud y la de los nuestros.
Ante nosotros, de repente, después de tomar conciencia de nuestra fragilidad, tenemos la sensación de haber ganado la batalla. Merece la pena vivir en paz, disfrutar de los días y aceptarlos como un regalo. A mí me pasó con mi enfermedad y ahora con la pandemia he vuelto a focalizar.
Como seres humanos y como sociedad hemos estado a la altura. De nuevo, nos hemos dado cuenta de lo importante: sobrevivir a todo esto y que los nuestros estén bien.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: