Mónica es una de esas personas en las que se entrelaza el mundo laboral y el personal. Descubro su joven vida en una charla profesional donde se abre humildemente para ayudar con su experiencia a otros. Su conciencia o sus valores son los que marcaron un punto de inflexión en su profesión y fueron a su vez el punto de partida de su nuevo rumbo profesional. A pesar de su juventud ha hecho mucha cosas, actualmente es socia fundadora de LIDERA3, una consultora especializada en gestión de RRHH a través de valores y el otro proyecto emprendedor es una consultoría educativa “Aprender y educar”.
Dirige también un programa de emprendimiento orientado a crear startups tecnológicas de valor, colabora con el programa “Emprende” del canal 24 horas de RTVE, y también es voluntaria de una organización que ayuda a encontrar empleo a personas mayores de 45 años.
WE.- Se puede decir que es una mujer muy activa y feliz a la vez. Todo esto te dejará poco tiempo libre, cuando te conocí añadiste: ”y feliz”. La búsqueda de la felicidad es algo a lo que aspiramos por naturaleza, pero no es fácil conseguirlo ¿dónde encuentras la felicidad?
Mónica Armada.-En el amor y en poder trabajar en aquello que te llena completamente. Si estos ingredientes se juntan el cocktail es sencillamente perfecto. Como muy bien decías, en mi caso se entrelaza el mundo profesional con el personal. Y eso, aunque a veces pueda parecer complicado, es sencillamente enriquecedor y fantástico.
WE.-¿Cómo ha afectado tu experiencia vital para ayudar a otras personas?
MA.- Muchísimo. He tenido dos puntos de inflexión en mi vida que una vez superados me han hecho más fuerte. A partir de ahí puedes dar apoyo a otras personas que estén pasando por situaciones similares. Si me permites, me gustaría hablar aquí de ello para lanzar un mensaje positivo. Hace unos cuantos años conseguí poner punto y final a una enfermedad que me estaba autodestruyendo. En la charla a la que te refieres, no mencioné su nombre porque es duro recordar esos diez largos años de lucha interior pero claro que puede uno recuperarse de una enfermedad cruel como es la bulimia. Salí reforzada para superarme profesionalmente, eso es lo que más me motivaba: salir de los puestos poco cualificados en los que desde los 18 años había trabajado. En un solo año metí la “sexta marcha” y aprobé las diez asignaturas últimas de la Licenciatura de Derecho y cursé, a la vez, un Máster de Asesoría Jurídico Laboral, a tiempo completo, en una de las escuelas de negocios más prestigiosas de España. Fue un año de levantarme todos los días, sábados y domingos incluidos, a las 5 de la mañana para estudiar.
A partir de aquí mi vida profesional dio un giro de 180 grados al tener la oportunidad de trabajar para esas organizaciones a las que siempre había soñado llegar. Mención especial, el tiempo que pasé en RTVE, donde se quedó un trocito de mi corazón. Me ofrecieron otro sueño: trabajar en Bruselas, que casi no podía creerme y por supuesto lo acepté encantada. Volví a Madrid en 2013, pensando que me iba a comer el mundo y lo que me comí fue la crisis. Estuve casi dos años, sin trabajo. Decidí no quedarme ni un solo día en casa, y comencé una actividad frenética de establecer nuevas relaciones y reunirme con cientos de personas. Casi dos años en donde tu autoestima la pierdes en muchos momentos, pero aun así camuflas tu dolor detrás de una sonrisa. Después de esta larga espera llegó un contrato. Sabía que no era el trabajo de mi vida, pero aun así, lo acepté muy agradecida. Aquí tengo mi segundo punto de inflexión que se produjo, de forma casual, cuando un pequeño terremoto con epicentro en Ossa de Montiel, sacudió mi despacho en el centro de Madrid y me revolvió por dentro. A los pocos minutos de temblar el suelo bajo mis pies, presenté mi carta de baja voluntaria y abandoné la empresa en la que estaba, y donde únicamente había pasado cinco meses ¿Por qué? Porque mis valores personales no encajaban con el entorno en el que se desenvolvía esa empresa. Una decisión que me devolvió la autoestima, que me hizo crecer enormemente y que me impulsó, ahora sí, a crear algo por mi cuenta. A ser dueña de mi destino, a no depender de que alguien, ahí afuera, quisiera contratarme. A saber valorarme aún más como mujer. A los pocos días a través de una de esas casualidades del destino llegó a través de LinkedIn, Cristóbal, emprendimiento y amor se unieron en la misma persona. Una hojita que se cayó y enredó en mi pelo de un árbol cercano donde quedamos la primera vez, tuvo la culpa de todo…
WE.- Actualmente, tus proyectos profesionales están dirigidos en última instancia a formar, en cierta manera formar es ayudar a otros. ¿En que momento de tu vida se produce el cambio? ¿Necesidad o aventura?
MA.- El cambio se produjo cuando me invitaron a participar, junto a otros profesionales, en una jornada, sobre innoliderazgo para la transformación digital. Dudé en aceptar la propuesta porque nunca había dado una charla TED. Pero me lancé y, al terminar, me di cuenta de que mi mensaje había llegado, que hablando a las personas desde el corazón era capaz de suplir las carencias técnicas.
Necesidad y aventura, fue mezcla de ambas siéndote muy sincera, Pilar. Necesidad porque te das cuenta de las pocas oportunidades que hay en el mercado laboral español y aventura porque nunca he sentido miedo al cambio, a los nuevos desafíos. Si algo me caracteriza es querer superarme continuamente. Una de las cosas a las que más miedo tenía, y aún sigo teniendo, es a hablar en público. por eso quise dar esa primera charla TED: para probarme a mí misma. ¿Haciendo qué? Hablar desde mi experiencia personal y pensando que sería fantástico hacer llegar mi mensaje, para ayudar, motivar, inspirar. aunque fuera a una sola persona de la sala.
Una formación que nos hace mejores personas y que, por lo tanto, se traducirá en una mayor felicidad personal y también en un incremento del rendimiento en el trabajo.
WE.- ¿Por qué es tan necesario formar en valores?
MA.- Lo verdaderamente importante no es lo que saben hacer las personas, sino lo que son. En el ámbito empresarial, lo que aporta cada empleado no se limita a su preparación técnica, sino que abarca mucho más, adentrándose en el campo de la inteligencia emocional y en el ámbito más profundo de sus valores personales. Pero ¿dónde están esas organizaciones que seleccionan y forman a sus candidatos a través de valores e inteligencia emocional? Es un cambio de paradigma que nosotros desde LiDERA3 estamos impulsando.
No basta con la formación técnica. Se puede formar en valores como la sinceridad, la lealtad, la justicia o la prudencia. Una formación que nos hace mejores personas y que, por lo tanto, se traducirá en una mayor felicidad personal y también en un incremento del rendimiento en el trabajo.
WE.- ¿En qué parte del camino se perdieron?
MA.– Cierto, Pilar, en alguna parte del camino se perdieron los valores. Creo que, hoy en día, vamos muy deprisa, y no nos paramos a pensar en lo realmente importante. La formación en valores debe empezar en la familia, continuar en la escuela y, finalmente, llegar a la empresa. Ser mejores personas nos llevará a lograr nuestras metas, al tiempo que ayudamos a que muchos otros también alcancen sus objetivos.
WE.-¿Cuáles son estos valores, los básicos para la vida y para el trabajo? ¿Hay valores puramente corporativos?
MA.- El optimismo, para mi es de los más importantes para la vida y el trabajo. Añadiría otros como la paciencia, perseverancia, sinceridad, lealtad, flexibilidad, humildad, sociabilidad y respeto.
Si bien es cierto que en el ámbito laboral la descripción de cada puesto de trabajo, llevará aparejado valores concretos. Por ejemplo, un manager, debería contar con valores personales tales como la prudencia para la toma de decisiones, la justicia en el trato con los colaboradores o la sinceridad para ganarse la confianza de su equipo.
Los valores corporativos como tales no existen si no se traducen a valores personales que puedan ser vividos por sus trabajadores. Una organización que propugne valores corporativos como, por ejemplo, el liderazgo o el trabajo en equipo debe conseguir, con formación, que todos sus trabajadores los asimilen como buenos también para ellos mismos. Formación en valores personales asociados al liderazgo como pueden ser la justicia, sinceridad o la humildad y asociados al trabajo en equipo como la generosidad, sociabilidad o el respeto. A esto nos referimos cuando hablamos de traducir valores corporativos a valores personales y ese es tipo de formación que impartimos siempre desde la reflexión y en el convencimiento que formando en valores las organizaciones podrán a la vez, mejorar tanto en clima laboral como en rentabilidad.
WE.-Hoy en día está muy de moda hablar de liderazgo, ¿por qué crees que hace falta hablar tanto de ello?
MA.- Creo que los verdaderos líderes escasean. Un líder tiene que ser ante todo buena persona, a partir de ahí todo lo que quieras. Personalmente, hecho muchísimo en falta grandes líderes, buenas personas, por ejemplo, en el ámbito político. Por otra parte, escucho continuamente a trabajadores que no sienten la más mínima confianza hacia sus responsables. ¿Por qué sucede esto? En un caso porque a los falsos líderes políticos les mueven sus ambiciones personales al margen de la sinceridad y el compromiso con la palabra dada a sus electores. En el otro, porque en la empresa se forjan falsos líderes en base al miedo.
Los estilos de liderazgo evolucionan con el tiempo y por eso hablamos tanto de ello. En mi opinión el liderazgo que se necesita en el s. XXI es un liderazgo basado en valores. Se da demasiada importancia a la consecución de los resultados, a la adaptación al mundo digital o a la rentabilidad y nos olvidamos de las personas.
WE.-¿Cuál es vuestro objetivo cuando ponéis en marcha LIDERA3? ¿Cómo desarrolláis vuestro trabajo?
MA.- LiDERA3 surge de la ilusión de dos personas por hacer más humanas a las organizaciones e instituciones en general. Sensibilizarlas con una propuesta de formación en valores, emociones y habilidades y un mayor compromiso también hacia la conciliación.
Estamos plenamente convencidos que el éxito global de una organización está íntimamente relacionado con el éxito personal de cada persona que desarrolla en ella su trabajo profesional. El éxito corporativo y la satisfacción personal de cada trabajador son dos caras de la misma moneda.
El liderazgo, el trabajo en equipo y el desempeño profesional de los trabajadores son claves para el cumplimiento de los objetivos corporativos. Por otra parte la armonía personal, el desarrollo profesional y las relaciones interpersonales son pieza fundamental para que haya un buen clima laboral. Haciendo que ambos intereses, los organizacionales y los de los trabajadores, estén aunados, el éxito está asegurado. ¿Cuál es ese nexo de unión? La formación en valores personales y corporativos, que nosotros proponemos desde LiDERA3.
WE.-¿Cuáles son las cualidades de un líder?
MA.– Te agradezco mucho la pregunta Pilar, porque me da la ocasión de explicar nuestro modelo de “Liderazgo Inspirador”. Se da por supuesto que un líder debe poseer competencia técnica; debe ser un profesional ejemplar. Pero eso no basta. Además, el líder necesita un extra de inteligencia emocional y esto implica poseer cuatro rasgos irremplazables: autoconocimiento, autogobierno, inteligencia social y habilidades de comunicación. En este sentido, son fundamentales la empatía y la comprensión, para crear sinergias en el equipo. La inteligencia emocional es un factor clave en el ejercicio del liderazgo, pero para que el liderazgo sea inspirador, es condición indispensable la arraigada presencia de valores personales. Valores como la prudencia o justicia para la toma de decisiones, o la honradez, la sinceridad o la lealtad.
Por muchas competencias técnicas que se tengan, idiomas que se hablen o estudios en prestigiosas universidades que se hayan realizado, si se carece de inteligencia emocional o de valores personales nunca se logrará el verdadero liderazgo capaz de inspirar a otros a dar lo mejor de sí mismos. A un líder se le sigue por implicación emocional, respeto y admiración. Si el liderazgo se basa en el miedo, tendrá sus días contados.
WE.-Cuando hablamos de ellas, para ser efectivas deben estar muy internalizadas, lo forzado tiene poco recorrido, así me surge la duda de si líder nace o se hace? ¿Cómo se hace?
MA.-Un líder se hace, pero sí creo que es de ayuda tener ciertos rasgos caracterológicos que favorezcan un mejor desarrollo de habilidades y valores fundamentales para el liderazgo. En cualquier caso, se puede desarrollar tanto la inteligencia emocional como los valores a través de la formación centrada en la reflexión personal. Si tomamos el ejemplo de un árbol y de su forma de crecer, diríamos, que a través de la formación en valores nos ocupamos de alimentar la raíz del árbol. Mediante la formación en inteligencia emocional hacemos posible que el tronco sea robusto y bien desarrollado. Por último, es la formación en habilidades la que facilita unas ramas bien proporcionadas en las que se pueda alojar un fruto abundante. Un líder debe tener equilibrio en los tres ámbitos. Un líder puede hacerse si está comprometido con el desarrollo de estos ámbitos, si cree que es bueno para él y para su equipo el hecho de que él viva valores como la justicia, la sinceridad, la lealtad, la amistad, o rasgos emocionales como la empatía o buenas habilidades de comunicación. Un líder no será líder por sus dos Master en Universidades privadas internacionales, un líder será líder si se gana la confianza de su equipo con humildad.
WE.-La educación de habilidades, emociones y valores en el mundo laboral es fundamental, pero sería más fácil si la educación se cuidara desde la infancia, y si la sociedad cuidara esos valores también. Me imagino que la idea de “Aprender y Educar “es una respuesta a esta necesidad…..
MA.- Efectivamente Pilar. El paraguas de “Aprender y Educar” son los valores y la inteligencia emocional. Porque la base de una sociedad mejor, más ética, comienza primero en la familia y después en el centro educativo.
Este mismo paraguas lo hemos querido trasladar a la empresa con LiDERA3 ya que creemos que las empresas más que presumir de los buenos resultados empresariales deben comprometerse con la retención del talento y presumir, eso sí, de contar con trabajadores felices de trabajar allí y plenamente identificados con los valores de la compañía.
WE.-Vuestro proyecto educativo va dirigido a educar al niño de forma individualizada, uniendo de forma coordinada a todos los participantes en la educación de los niños, adecuándose a cada caso y dando las armas para hacerlo. Realmente es el modelo ideal de educación, ¿hay receptividad?
MA.- Cuando se trata de la educación de los niños, y de los no tan niños, siempre hay receptividad. Nadie duda de que se trata de una tarea de capital importancia.
La educación individualizada es la clave de una sociedad que quiera ser avanzada. El niño debe ser feliz en la escuela, felicidad que no está en contraposición con el valor del esfuerzo. Al niño se le debe educar en el respeto, la humildad, la generosidad, el valor de la amistad, la intimidad, la justicia, la comprensión. Un niño puede ser también líder por supuesto, para ello debes darle las herramientas necesarias. Saber descubrir cuáles son sus habilidades, que es lo que le mueve por dentro, que le apasiona… (matemáticas, ciencias, mecánica, o quizá música o baile claro que sí). Nada es peor ni mejor si es lo que te impulsa a levantarte cada mañana más feliz.
WE.- ¿Cuál es el principal problema que podemos encontrarnos?
MA.- El problema es que, a veces, cada uno hace la guerra por su cuenta. Cada uno de los agentes implicados pone sus propias trabas a la consecución de una educación mejor. En lugar de pararnos a pensar en lo mejor para los niños, se atiende únicamente a intereses particulares y en el caso de los partidos políticos, a intereses partidistas con el dogma de cada uno. Igualdad contra calidad, educación mixta contra educación diferenciada, religioso contra laico, reválida sí-reválida no, deberes sí-deberes no, así estamos desde hace años en una discusión sin fin. Paremos ya de una vez y busquemos esos puntos de encuentro que los hay. Vayamos todos juntos de la mano porque buscar culpables no sirve de nada. Es necesario tener siempre muy presente que los protagonistas de la educación no son los centros educativos, ni los docentes, ni siquiera los padres. El protagonista es cada chico y cada chica, y los demás debemos ponernos a su servicio sin caer en conflictos de intereses que, en último término, terminan entorpeciendo el desarrollo armónico de la personalidad y las cualidades de los más pequeños
WE.- En España estamos ante una situación de cambio en el modelo educativo ¿en que sentido creéis que sería conveniente ese cambio en base a vuestra experiencia con centros y padres?
MA.-De una parte, sería deseable una implicación creciente de los padres en la tarea educativa para que, apoyados en los centros escolares, retomen el protagonismo que les corresponde en este terreno. La cooperación real entre padres y colegios es un objetivo irrenunciable. Se hace necesario pues compartir unos mismos objetivos.
Además, los centros, deben fomentar una decidida apuesta por corregir todo aquello que, anclándoles en modelos ineficientes propios de épocas pasadas, disminuye su eficacia. La gestión de los centros también tiene bastantes asignaturas pendientes. Por eso, una de nuestras apuestas es el programa, Talent; una gestión profesionalizada de RR. HH, para centros y grupos educativos. ¿Por qué? Porque un centro de enseñanza ha de ser un foco que irradie talento y eso únicamente es posible si, quienes desempeñan en él su labor profesional, destacan por su propio talento. Para ello hemos desarrollado un conjunto de procesos que configuran la gestión por competencias en el ámbito de los recursos humanos de la Educación y que se aplican tanto a selección del mejor personal como a su evaluación del desempeño, planes de sucesión, mecanismos de retribución, formación, etc.
WE.- ¿Qué es lo que hace falta en las aulas?
MA.- Creo que tenemos mucho que mejorar. Concretamente, un punto de mejora muy claro está en el apoyo que se presta a los docentes. Desde las instituciones públicas, desde las familias, y también desde instituciones privadas como la nuestra, podemos y debemos conseguir que no se sientan solos en su labor, facilitándoles apoyo, escuchándoles y también a través de itinerarios formativos que les ayuden a estar a la altura en todo lo que se espera de ellos. Una hermosa carrera de servicio público a la sociedad a la que debe prestarse más atención.
WE.– Eres emprendedora y lógicamente puedes aportar tu experiencia, los problemas y caminos a tomar para cometer menos fallos en esta aventura. ¿Cómo está el emprendimiento en España? ¿somos los españoles emprendedores? ..y la mujer?
MA.–Sinceramente creo que en España hay mucho talento emprendedor, cada vez más. Desde Founder Institute Madrid tuvimos ocasión de comprobarlo el año pasado con el lanzamiento de nuestro primer programa.
Siguiendo el Mapa del Emprendimiento elaborado este año por South Summit, el perfil emprendedor en España es de un hombre con una media de edad de 34 años, con formación universitaria y emprendedor recurrente. Más de la mitad de ellos ha creado más de una startup. El componente tecnológico y de innovación que tienen las startups es muy elevado. La gran mayoría de las que existen en nuestro país se encuentran en fase inicial. Tan sólo el 17% ha avanzado a fase “growth” (crecimiento) y el 69% han creado empleo, entre dos y diez empleados.
Lanzar una compañía es una tarea difícil, una carrera de obstáculos diarios, pero con formación, paciencia y perseverancia pueden superarse. Me gustaría mencionar el autoempleo porque también es emprendimiento, por supuesto. Aquí, tengo la oportunidad de conocer a muchísimas mujeres que por su cuenta están desarrollando proyectos maravillosos. Mujeres valientes, grandes profesionales, a las que en un momento dado el mercado laboral les cerró las puertas y en lugar de rendirse se han reinventado.
Hoy en día el emprendimiento y el autoempleo, no tienen edad y en ambos casos cada vez más, hay más mujeres. Lo puedo observar en los acompañamientos que realizamos desde LiDERA3, en nuestro programa de desarrollo profesional. Personalmente fomento y animo a aquellas personas que estén sin trabajo a salir de su zona de confort, impulsando algo por si mismas o en compañía de otras personas. También compartimos esta filosofía, desde el Observatorio del Trabajo Senior 45+, donde colaboro como voluntaria.
WE.- ¿Cuál crees que es, en caso de que haya algo específico, el valor más importante que podemos aportar o aportamos las mujeres a la sociedad?
MA.- Bueno, no me gusta generalizar, pero quizá sí destacaría la generosidad y la flexibilidad. Generosidad por nuestras ganas de ayudar, muchas veces a costa de olvidarnos de nosotras mismas. Flexibilidad por adaptarnos con facilidad a todo tipo de imprevistos, a resurgir muchas veces de las cenizas y a tener el coraje de empezar de cero.
WE.- Eres un ejemplo de que se consigue todo con esfuerzo, ilusión y trabajo …¿qué les dirías a los más jóvenes?
MA.- Es un tópico, pero les diría que luchen por sus sueños. Que nadie les diga que algo no está disponible para ellos por haber nacido en una clase social menos favorecida.
Que estudien, trabajen o emprendan en aquello que de verdad les apasione, en aquello que les haga sonreír cada mañana nada más abrir los ojos. También les animaría a vivir y trabajar en otros países para enriquecerse como personas y ser más libres. Y cuando lleguen esos momentos en que todos nos equivocamos, que no duden en cambiar el rumbo. Nunca es tarde, de verdad, para ser feliz.
Muchas gracias Mónica, por compartir tus experiencias con nosotros…
Si buscas más información:
http://aprenderyeducar.es/
http://lidera3.com/