Dicen que las personas inteligentes tienen un gran sentido del humor, y dicen también que quien se ha esforzado siempre, cuando llegan tiempos complicados, sale adelante, y es una gran verdad.
Aunque al principio Sarah estaba un poco reticente al ser un medio con titulo femenino (ella no conocía nuestra postura frente al feminismo, pero nosotras si conocíamos la suya, que era lo que importaba), me imagino que se preguntaría por donde íbamos a salir en unos momentos en que todo es hablar de los derechos de la mujer, pronto todo fluyó y su cercanía y “hablar claro” sacaron su liderazgo, su claridad de pensamiento y las ganas de hacer cosas.
Hace tres años que comienza la aventura de Sarah con una meningitis que le trajo graves consecuencias. Acababa de terminar el bachillerato y su ingreso en la Universidad tuvo que posponerse, ahora está en tercero de Derecho.
En Marbella, ciudad donde reside, su historia se movió como la espuma, todo el mundo estaba pendiente de Sarah. Era inevitable desear que no sufriera y no pasara lo que estaba pasando, pero su coraje, y el de su familia, porque van todos en el mismo paquete, fueron todo un ejemplo de como afrontar los duros golpes que a veces trae la vida. Como dice la canción, “saber que se puede, querer que se pueda…quitarse los miedos, sacarlos afuera”, con determinación.
La gente se volcó, ella se lo merecía, y nos dieron a todos una gran lección.
Fueron meses de operaciones e incertidumbre, y miedos ¡como no!, pero cuando hablas con ella se intuye un gran control. Parece que cada miembro de la familia tiene su misión y la desarrollan a la perfección.
Sarah sigue siendo la misma, pero más madura, inevitablemente.
Poca gente afronta la adversidad y se hace con la situación en tan poco tiempo, la receta en su caso es que lo sembrado sale siempre. Y en su familia se había sembrado, y mucho. Además de estudiar Derecho, ha vuelto a surfear. Esto es otra demostración de la forma valiente con la que encara la vida, porque el surf es un deporte de riesgo. Cuando juegas al tenis o al fútbol no te enfrentas a un medio natural que puede ser mortal, pero cuando surfeas aprendes a hacerlo con cualquier tipo de mar y si compites debes hacerlo a pesar de cómo este el mar, como nos explica Silvia, su madre.
Sarah llega andando sobre sus nuevas piernas con gran soltura, ella dice que no tanto, pero a nosotras nos sorprende porque no debe ser nada fácil y debe requerir gran esfuerzo físico.
Woman Essentia.- ¿Cómo se ve desde ahora lo que pasó?
Sarah Almagro .- Yo lo veo igual, no ha cambiado nada, simplemente estoy en la etapa de “ha pasado la tormenta”. Pero por muchas cosas buenas que me estén pasando, por mucha competición en la que esté inmersa ahora, no puedo olvidar el miedo que sentía.
WE.- El otro día leía una frase de Usain Bolt, que parecía un eslogan más : “no te puedes poner ningún límite, no hay nada imposible”, y así dicho parece fácil.
Sarah Almagro.- Yo nunca me he puesto límites he intentado que la discapacidad que tengo no me limite, intento hacer todo yo sola. Pero esto no es porque yo ahora tenga que demostrarme algo, sino que desde pequeña yo decía: “mamá, yo sola”, y sigo aplicando esa frase a día de hoy.
Lo que sí ha cambiado es la forma de llevar a cabo ciertas cosas.
Hay gente que me ha dicho que he cambiado, pero no me conocían para nada. Una enfermedad no te cambia de un día para otro. Tenía una base y, con lo que ha pasado, la he tenido que sacar.
WE.- ¿Cómo te ha dado por hacer surf?
Sarah Almagro.- Pues porque yo ya lo hacía antes. Además, fue Miguel mi entrenador, al que conocía solo de vista en la playa, quien se puso en contacto conmigo y me dijo que quería que yo volviera al agua.
Tengo que decir que el mar me da mucha tranquilidad.
WE.- Parece mentira que vivamos pegados al mar pero no haya mucha afición.
Sarah Almagro.- Yo creo que en España no hay mucho pensamiento deportivo, el que hace en serio un deporte normalmente se va fuera.
Además, aquí es muy difícil conseguir becas deportivas.
WE.- ¿Por qué elegiste estudiar Derecho?
SA.- Porque yo quería ser inspectora de Hacienda. Pero después de la pandemia y encerrarme en mi habitación durante el segundo cuatrimestre del primer año para sacarme 4 asignaturas de 5, con una re-amputación de por medio, y estudiar de 8 a 10 horas al día, encerrada en mi cuarto literalmente, y no haber podido disfrutar de la familia que es un regalo que me ha dado la vida… entonces fue cuando decidí que no iba a estudiar una oposición de 12 horas al día, y que dejar que el mundo pasara de largo… con todo lo que me está pasando ahora, así que ya veré lo que hago. Pero que la oposición la haga otro, no es para mí.
WE.- Parece que la pandemia está más contenida y se habla mucho de cambio, pero el cambio no se ve mucho. La gente no ha hecho reflexión, parece que queremos volver a la vida de antes porque era la ideal, pero sin ningún aprendizaje. ¿Cómo ves a los jóvenes? las fiestas no han parado, parece que es un derecho, pero hemos visto lo que pasó con los viajes a Mallorca por ejemplo.
SA.- Yo no me puedo meter en las cabezas de los jóvenes, pero pienso que ¿de quién es la culpa? ¿de los jóvenes, o de los padres que lo permiten?
Si tu padre te pone un horario y no te da dinero, no puedes salir. Es un tema de cortar el grifo, si hay dinero salen.
WE.- Entonces somos los padres los que no hemos aprendido…porque hay muchos jóvenes que han llevado el COVID a casa.
SA.- Los jóvenes demandaban que se les había quitado el derecho a la fiesta, a divertirse, pero no se habla de las obligaciones, de sus “responsabilidades”. Es normal tener la necesidad de estar con gente, por ejemplo yo llevo 3 años sin salir a una discoteca y también tengo ganas de pasármelo bien, pero soy consciente de la situación.
Una enfermedad no te cambia de un día para otro. Tenía una base y, con lo que ha pasado, la he tenido que sacar.
WE.- ¿Qué es el deporte para ti?
SA.- El deporte es super importante, no solo a nivel de salud, sino por los valores que transmite. A mí esos valores me han ayudado mucho a llevar la situación, superación, constancia, esfuerzo, sacrificio el saber jugar en equipo, saber ganar, saber perder, humildad.
Yo he practicado un montón de deportes siempre.
WE.- Ahora tienes un equipo maravilloso y está claro que el equipo familiar funciona.
SA.- El equipo familiar es el pilar. Cada uno con sus virtudes o defectos, pero cada uno aporta una cosa importante al equipo. Nuestro núcleo familiar siempre ha estado formado por los cuatro, mis padres y mi hermano, para mí ellos son fundamentales.
WE.- ¿Cómo te ves en un futuro?
SA.- Tengo claro que no voy a ejercer como abogada cuando termine la carrera.
A largo plazo me gustaría participar en unos juegos Paraolímpicos.
El estilo de vida que llevábamos era hacer muchas cosas en familia especialmente deportes y yo he tenido que renunciar a muchos deportes que se me daban bien para estar con la familia los fines de semana.
Ahora que tengo la oportunidad de hacer algo que me gusta, voy a aprovecharla dure lo que dure.
En el surf adaptado no necesito un cuerpo fitness como en otros deportes, pero lo hago en mi primer lugar por salud (soy trasplantada y tengo algunos problemas añadidos) y en segundo lugar me ayuda a canalizar mi energía.
WE.- Tendrás patrocinadores…
SA.- Yo al principio hacía surf por hacerlo, entrenaba pero no competía, porque Miguel tuvo una experiencia que le hizo alejarse un poco de la competición. El patrocinador principal, One Air escuela de pilotos, quiso ayudarme a que volviera al agua, pagando el material necesario para los entrenamientos. Aún no me habían visto surfear.
Un día coincidimos en la playa; Agus, Elena (amigos y patrocinadores) y Josín se salían, y justo yo entraba. Aquel día había olas de levante y un mar con olas de 2- 2,5 m. Miguel me llevó al pico que estaba lleno de surfistas y hay como una especie de ritual para que puedas entrar al pico, básicamente tienes que demostrar que puedes estar ahí. Vino una ola y Miguel me dijo: Pescao no me falles. Cogí la ola y empecé a hacer las maniobras que habíamos estado entrenando y salí muy contenta.
Mi entrador y yo somos un poco ariscos, por tanto, cuando me dijo que lo que había hecho se merecía un abrazo entendí que lo había hecho super bien.
Tanto Agus como Elena y Josín se sorprendieron, porque solo llevaba 10 entrenamientos. Cuando salimos de ese entreno me dieron la enhorabuena y Agus me preguntó si tenía algún objetivo a largo plazo, y sí que lo tenía, participar en unos juegos Paralímpicos. A los 3 días me llama Miguel diciendo que tenía un patrocinador para que pudiera llegar a los Juegos del 2024 en Paris.
Su madre, Silvia, parte fundamental del equipo, nos cuenta que la persona que hace surf adaptado normalmente no suele entrar en ese tipo de aguas porque es peligroso. Pero como Sarah no tiene límites, no se los pone, y su entrenador la somete a todo lo que puede.
WE.- Es como que se retroalimenta todo…
SA.- Cuando el patrocinio, la competición etc. Nos pusimos manos a la obra y vocalizar los entrenamientos en competición. Miguel me intentó poner al límite y en una charla en surfcamp dijo que había sido una de las alumnas que más le habían costado romper, y creo que se refería a romper tanto físicamente como psicológicamente.
Cuando hago una cosa siempre intento dar algo más que el 100 por 100, porque eso te ayuda a crecer. Mi entrenador me hace remar, algo tan básico como remar para mí es duro porque una remada de una persona con manos son como 4 mías, ya que la mano es a final de cuentas lo que te impulsa. Ese día, yo ya no podía más a pesar de que él insistía en que siguiera remando. Me planté en la corriente y le dije que no podía más que estaba agotada. El problema de estar en la corriente es que me estaba yendo a las rocas y eso es peligroso. Estuve casi una semana sin hablarle porque no me escuchó. Él en aquel entonces no sabía que cuando digo que no puedo más es porque he dado 120 o 150 %, y efectivamente no puedo más. Ahora ya sabe que cuando digo que no puedo más es porque he dado el máximo. Normalmente sus alumnos con esta práctica lloran, gritan, vomitan… pero yo no tuve ninguna mala palabra con él, solo dije que no podía más.
WE.- “En ningún momento tuve una mala palabra con él”…es un gran ejemplo de control cuando parece que ahora todo funciona por emociones e impulsos.
SA.- Ya, él me lo dijo, que esperaba que explotase y me dijo que le había sorprendido esto, que no le había hablado mal. No sé, quizás fuera porque en casa pueden ser más duros conmigo.
WE.- O puede ser que tú también te exijas más, eso que nos has contado de dar más de lo que casi puedes.
SA.- Quizás él me intentó pinchar por un sitio que no me dolía. Pero ya te digo que en casa saben por donde ir para romperme. ( hay risas de complicidad).
Silvia Vallejo.- Nosotros en casa somos muy exigentes, siempre les hemos exigido mucho hasta justo por debajo de su límite y están acostumbrados a una disciplina. El deporte exige disciplina. Pero nunca les hemos obligado a nada sin sentido, se trata de hacer lo que hagas lo mejor posible intentando ser lo mejor.
El deporte es super importante, no solo a nivel de salud, sino por los valores que transmite. A mí esos valores me han ayudado mucho a llevar la situación, superación, constancia, esfuerzo, sacrificio el saber jugar en equipo, saber ganar, saber perder, humildad.
Sarah ya tenía todo dentro, estaba preparada para afrontar la vida. Por ejemplo, le encantó que su entrenador, Miguel, le dijese la primera vez que se ponía el neopreno que lo hiciera sola porque vio que no iba a sobreprotegerla.
SA.- Me puse el neopreno sola hasta donde puedo, claro. Esa primera toma de contacto de póntelo sola y estoy si me necesitas… me encantó. Siempre se tiende a la protección, a la dependencia.
Mi entrenador Miguel estudia a la persona y así entiende lo que puede hacer, entrena a mucha gente con discapacidad, desde personas con hemiplejia, paraplejia, parálisis, ceguera, autismo, Síndrome Down etc. Sin embargo nunca había entrenado a amputado, y a un cuádruple menos. Los dos somos piscis y nos entendemos muy bien. Miguel y yo en el agua somos más nerviosos y Alberto, el último entrenador en incorporarse al equipo, es muy tranquilo. Sin embargo fuera del agua los papeles se invierten. Alberto es cuatro años mayor que yo y aunque al principio tuve miedo de su participación en el Pescaito Team porque en un viaje de 12 horas de Málaga a Galicia, 10 de ellas fueron de reggaeton, y a esto se le añade que es una persona súper intensa. Pero en el agua es todo lo contrario, es una persona súper tranquila y que a mí me da mucha paz. Esos días que estuvimos en el Campeonato Abanca Pantín Classic Pro Surf Adaptado, hubo mucha conexión entre nosotros, y me trató como a una hermana pequeña.
WE.- ¿Qué pasó la primera vez que te metiste en el agua después de las operaciones?
SA.- En Mayo de 2020 sufro la operación de re-amputación con la reconstrucción del muñón y no salió bien porque en vez de cortar tibia y peroné solo cortaron la tibia, con lo que el peroné quedó más largo y entonces a la hora de ponerme la prótesis dolía horrores y tenía que volver a operarme. Perdí la confianza de los médicos de Málaga y conseguimos encontrar en Madrid un médico especializado en amputacion de miembros inferiores. Yo solo quería que él me operar porque había leído que a la gente que él había operado había salido muy bien. En esos momentos ya estaba dudando el entrar en el agua y no quería entrar antes de operarme porque pensaba que me iban a quitar otra vez la “zanahoria”, es decir el disfrute de esa meta para mí que era el agua. Llevaba un par de semanas dando vueltas, así que mi madre me llevó a hablar con mi tía, y fue quien me animó a hacerlo, y me dijo que “me quitaran lo bailao”.
Decidí entrar en el agua, pero ese día empezaron a entrar olas, había un mar bravo, eran olas de metro y medio.
Ocurrió una anécdota graciosa y peligrosa. Mi entrenador tiene dislexia, a veces se lía con izquierda y derecha, cuando me dice derecha a veces es izquierda y claro es muy gracioso el tema. Como de costumbre me impulsó para que cogiera la ola y me dijo izquierda y yo, no sé porqué, tiré a la derecha. Al principio, mi hermano y él se ponían para poderme rescatar cuando salía de la ola. Como me había dirigido a la derecha y ellos a la izquierda, no les vi, así que empecé a remar hacia arriba por la corriente. Era raro porque no aparecían. A lo lejos escucho algo como “no está” entonces levanté el brazo y grité “eee aquí”. Sus caras eran un cuadro, estaban con la cara desencajada y nervioso, porque posiblemente para una primera toma de contacto en una situación como era la mía no era la más apropiada. Aún así yo me lo pasé genial.
Miguel estuvo una semana sin llamarme de la tensión que tuvo. Ese primer día tuvo mucho estrés psicológico, y físico también porque tuvo que llevarme desde la orilla hasta casi la mitad de la playa
La gente le suele criticar porque es muy duro, pero no lo es. La realidad es que si quieres ser deportista de élite y profesional tienes que dar como mínimo el 100 por 100.
WE.- Silvia..y ¿tú, como madre?
Silvia Vallejo.- Pues yo lo disfruté
WE.- ¿Parece que tienes un don para esto? Hay gente que por mucho que entrene no puede hacerlo.
SA.- No creo, yo empecé a nadar con año y medio, mi madre me metió con 5 años a coger olas en la playa, a hacer bodyboard, y con 13 empecé a hacer surf. Es toda una trayectoria. El deporte en general es algo innato en mí.
Su madre apunta que Sarah habría podido realizar el deporte que hubiera querido porque todos se le daban bien, pero que es cierto que hay un deporte para cada persona y en su caso intentaron localizar cual era el de Sarah.
WE.- Tus padres te han educado exigiendo en el buen sentido de la palabra, buscando la excelencia de lo que ibas a hacer, evidentemente también hay madera. Pero esto no es lo normal hoy día, hasta las leyes educativas dirigen a exigir menos, todo parece que nos lo merecemos sin esfuerzo, y hay gente que ve como un drama que le exijan…
SA.- Actualmente la exigencia se achaca a algo malo. Si por ejemplo yo pido agua y lo pido por favor, eso no es malo, es educación, y la gente lo relaciona con ser estricto, sin embargo, por favor, gracias, cuando usted pueda…son cosas normales. A mi me han educado a ser así.
WE.- Recuerdo el día de la mujer, creo recordar que te pedía que hablaras y tuviste muchas críticas precisamente por decir “la verdad” de lo que está pasando.
SA.- Sí, ahora se pide igualdad pero “siendo unos más iguales que otros”. No veo que haya una igualdad, se están invirtiendo los papeles y para muchas cosas la mujer tiene una serie de privilegios, que ellas dicen que no tienen pero no es así.
La ley lo dice. Esto que está pasando es que… si no sigues el estándar que la sociedad te impone, entonces no tienes ni idea y no puedes hablar. Pero esto pasa con la política también.
Es de locos, me han llegado a decir que no tengo valores cuando tres días antes me decían que era un ejemplo a seguir precisamente por tener esos valores que, porque no digo lo que ellos quieren, dicen que no tengo.
Por decir mi opinión simplemente, ya dejo de tener valores para algunos, sin embargo, ellos son los que no saben respetar la opinión de otros y demuestran que no tienen lo que demandan.
WE.- Te has convertido en referencia para muchos jóvenes, aunque tengan metas más pequeñas. ¿Eres consciente de ello?
SA.- Sí bueno, pero solo porque me lo dicen.
Yo soy bastante tímida, y para mí que digan que soy su ejemplo es una gran responsabilidad. Mido lo que digo y hago porque la gente te mira y te juzga por ello, por eso soy reticente a exponer mi vida más personal.
El día de la mujer se me fueron un montón de seguidores por lo que dije. Al principio me dolió, pero luego pensé que si esas personas me dejaban de seguir solo porque no opino igual que ellos, no pasaba nada, seguro que habrá gente que opina igual que yo. Me gustó que hubiera muchas mujeres que pensaran igual que yo, y que no solo fueran hombres, ya que era más fácil que pensaran igual que yo. Así que pensé que tampoco era tan rara.
WE.- ¿Qué mensaje le darías a los jóvenes?
SA.- Pues les veo un poco perdidos.
Se centran mucho en el cuerpo, en que es super importante un cuerpo 10, musculoso, con curvas de determinada forma, cuando el cuerpo es solo un atributo más. El cuerpo no te puede condicionar a dejar de hacer cosas. Sin embargo, en lo referente a cabeza y corazón no existen límites.
Yo con mis muñones de las manos he aprendido a ponerme lentillas, a atarme el sujetador, a abrir botellas de agua… no he dejado que me limite porque mi cabeza estaba intacta. No se deberían dejar limitar por ello.
En lo referente a cabeza y corazón no existen límites.
Hemos estado con Sarah y su madre y hemos visto la complicidad entre ellas, el valor de una educación, de la disciplina, de la familia y sobretodo del amor con el que se ha hecho todo. Esa entrega es fruto de un gran amor que Sarah, sin duda, ha recibido toda la vida. El que te quiere, quiere sacar de ti lo mejor, porque confía en ti, y sabe lo que tienes dentro….¡Mucha suerte Sarah!
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