Este artículo empieza por recomendación de Steve Job:
«Tu tiempo es limitado: no vivas como otros piensan que has de vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dice tu corazón y tu intuición».
Pero las siguientes palabras salen del corazón. Esta mañana tuve una conversación muy agradable con una próxima colaboradora. Ella, al igual que yo había dejado de trabajar durante una temporada en la que sus hijos eran muy pequeños, incorporándose al mercado laboral como empresaria, y como es una persona inquieta, aprovechó ese tiempo para seguir formándose.
Realmente el emprendimiento, en una versión u otra, sea escribiendo un libro, montando una empresa o desarrollando una actividad profesional, es la fórmula más utilizada por las mujeres para salir adelante. Entre la crisis y los problemas para poder compaginar de verdad una vida familiar o personal con la vida laboral, es la que ofrece más flexibilidad, si bien deja pocas horas de sueño en muchas ocasiones.
Las mujeres sabemos que la verdadera conciliación pasa por una flexibilidad real del horario laboral, que esté ajustada a cada puesto de trabajo, a cada profesión y a cada momento laboral, lo demás son políticas para querer quedar bien sin aportar nada. Habrá veces que sea tu familia la que demande más atención y por tanto, tiempo, mientras que en otros momentos tendrás que dedicar todas tus energías al trabajo, por ello hoy día, esta combinación es casi únicamente posible si tu eres la empresaria, salvo aquellos negocios que poco a poco van incorporando el teletrabajo a su oferta de empleo, o aquellos que intentan ajustar los horarios al modelo europeo, más efectivo en este sentido que nuestras largas jornadas laborales.
En relación a esto la decisión de aspirar al éxito o la renunciar al mismo, decidido libre y felizmente por algunas personas en beneficio de su vida personal, se nos plantea como si fuera un problema.
Así, renunciar a una brillante vida profesional, plantea dos cuestiones:
- Si renuncias, la sociedad parece considerarlo un fracaso, y no una decisión tomada libre y coherentemente en beneficio de tu familia, de tus hijos, sin valorar la gran contribución social que esta dedicación tiene para la sociedad.
- Si no renuncias y además no consigues éxito profesional, por que simplemente todos no podemos llegar a ser directores ejecutivos, habría demasiados y no habría gente a quién dirigir… En cierta manera has fracasado por que no has llegado a lo que la sociedad considera éxito y encima has supeditado tu vida personal al mismo.
Pero el éxito real es plenitud, y es una conquista personal. En relación con esto, recuerdo las palabras de Marta Arce en el último Congreso de Mentes brillantes. Quien dominó durante 14 años consecutivos el yudo paraolímpico español en su categoría, cuestionaba el verdadero sentido del éxito y la victoria, argumentando que se podía tener éxito sin haber conseguido la victoria. Marta asegura que las derrotas le han enseñado más que las victorias, ya que ha sacado de ellas lecciones para la vida. Estas palabras nos las dice una persona emprendedora que casi no puede ver debido a su albinismo y a una enfermedad degenerativa, madre dos hijos y que ha combinado siempre lo personal y lo profesional, mujer y yudo, para intentar cumplir su reto: ser capaz de transmitir su energía a la sociedad.
Actualmente se bombardea a la mujer con estadísticas sobre el porcentaje de mujeres que ocupan puestos de alta dirección, que son líderes…y más. Las organizaciones internacionales imponen cuotas cuando el incremento de puestos de toma decisiones ocupados por mujeres debería ser una consecuencia lógica de nuestros méritos, y no una imposición. Creo que es en ese sentido en el que se debería educar, en que es lo normal y no lo impuesto.
El liderazgo, el empoderamiento de la mujer son palabras que estamos oyendo asiduamente pero ¿cuál es su sentido? ¿Significa esto que sólo ha triunfado la que llega a ese puesto?
Quizás debería hablarse de empoderamiento más allá del género, empoderamiento es saber a donde voy, que quiero y espero de mí en la vida y como la dirijo y controlo.
La vida la diriges tú, no tus hijos, aunque decidas dedicarte a ellos, y el éxito vendrá cuando eres capaz de decir y actuar en consecuencia con tu elección, trabajando esa elección con fuerza de voluntad.
Casi todos conocemos casos cercanos de mujeres que decidieron posponer la maternidad por conseguir cargos y prosperar laboralmente, pero la ley de la naturaleza tiene la última palabra. Así, ante los problemas que surgen a ciertas edades, surgió la congelación de óvulos como solución a la decisión de postergar la maternidad, llamada a la cual pocas mujeres se resisten.
Otra vez, otra manipulación, otra vez la mujer dirigida cuyo futuro es elegido realmente por planteamientos supuestamente modernos y avanzados, en lugar de propuestas conciliadoras y de apoyo.
Ya hay datos estadísticos donde se refleja el aumento de los beneficios en empresas donde hay mujeres- madres en puestos directivos. Susana Griso, en una entrevista reciente en Womenalia reconoce una forma femenina de hacer las cosas, y que afecta al trabajo: reconocer los méritos, cuidar a la gente, generar empatía, e incluso a la hora de comunicar, comunicar con el corazón, mostrar emociones, y eso, se nos da mejor normalmente.
Quizás al final tenga razón la naturaleza, si la mujer, tal y como se está demostrando, contribuye a mejorar el funcionamiento empresarial, será lógico y consecuente apoyarla, y apoyar a la mujer es apoyar a las consecuencias de serlo, de poder ser madre, revalorizando la maternidad como la mayor aportación social, que es la vida. Ya que sin vida, no hay futuro.