La física es esa parte de la ciencia que intenta describir el comportamiento de la naturaleza, establecer los Fundamentos que gobiernan la naturaleza. Para este cometido se utiliza el eficaz método científico. Esto es, a partir de una observación inicial, se establece una hipótesis del hecho observado, la cual se comprueba mediante experimentos sucesivos para encontrar su certeza. Así se genera una teoría, con un conjunto de leyes que nos permite predecir qué ocurrirá en una situación semejante a la establecida inicialmente. Esta descripción se basa esencialmente en el lenguaje matemático que, por otro lado, ha generado un buen resultado, tal y como podemos comprobar con los diferentes avances tecnológicos y científicos a lo largo de la historia, de los cuales nos hemos beneficiados.
El Método Científico, es la mejor manera que tenemos para describir la realidad que nos rodea, desde los inicios a partir del espléndido siglo XVI con las deducciones de Galileo. En la actualidad, la ciencia tiene sistemas de autocontrol, selección, y análisis que depuran cada aportación establecida por las Universidades, centros de investigación, laboratorios, los cuales publican y critican en las diferentes revistas especializadas.
Por ejemplo, la Teoría Especial de la Relatividad explica el movimiento de objetos a velocidad cercanas a la luz, que tuvo unos inicios muy incrédulos por parte de la comunidad científica. La Gravitación Universal proporciona fundamento a la atracción entre las masas, utilizado en los viajes fuera de la Tierra, o simplemente para poner en órbita un satélite. El Campo Electromagnético nos muestra el movimiento ondulatorio de la luz, aceptado hasta cierto punto, puesto que la Mecánica Cuántica desterró un listado de ideas preconcebidas. Así, podríamos repasar las diferentes disciplinas que intentan analizar el comportamiento de la naturaleza y como no han sido un lago plácido. Todo lo contrario, han tenido que sufrir los envites de sus coetáneos, los prejuicios del orden establecido y además de superar orgullos personales inútiles.
La crítica, dentro del ámbito de la investigación, tiene que estar fundamentada, contrastada y seguir el mismo filtro que el resto de los avances. No todo es opinable.
A parte de la Física cuántica, la teoría cuántica de campos, o incluso la Relatividad General concebidas durante el Siglo XX, hay una parcela que, en ocasiones transita desapercibido, pero a pesar de ser del siglo anterior, transmite una información muy útil, necesaria, e incluso forma parte de nuestra cotidianeidad. La Segunda Ley de la Termodinámica. La cual, establece que los sistemas tienden a aumentar o al menos permanecer constante una magnitud poco familiar llamada Entropía.
En ocasiones, las magnitudes físicas no son complicadas de entender, si no que son esencialmente desconocidas. Por ejemplo, estamos muy familiarizados con la velocidad, el espacio, la superficie, el volumen, incluso la densidad. La temperatura, en ocasiones la presión, además de conocerlas estas magnitudes, las sentimos, lo cual las vivimos directamente. No son conceptos más sencillos que otros, en cambio las conocemos desde muy pequeños y las compartimos e incluso nos resulta familiares. Sin embargo, hay otros conceptos que tal vez se nos escapan, porque esencialmente no las sentimos y sobre todo, porque no hemos tenido un trato tan directo. Son el caso de la energía, la intensidad de corriente, la molaridad, y por supuesto, la entropía.
La Entropía es una magnitud física que mide los posibles estados que puede tener un sistema. Cuantos más estados posibles, mayor es la entropía, por ende, mayor es el desorden que tiene el sistema. Este concepto se lo debemos a Ludwig Boltzmann. Si no hacemos nada por evitarlo, la entropía probablemente aumentará o a lo sumo permanecerá constante. La forma de evitar que la entropía aumente es consumiendo energía para mantenerlo en orden, recluido, contenido, clasificado. Este tema lo conocen muy bien los padres y madres con hijos adolescentes. La ropa de una habitación de un adolescente si lo dejamos a su criterio, probablemente esté más esparcida según pase el tiempo, lo cual implica un aumento de la entropía. Sin embargo, cuando sus progenitores la ordenan, la doblan, guardándola en su lugar destinado tanto en el armario y cajones. En este caso, la entropía disminuye a expensas del consiguiente consumo de energía, lo cual, de forma global, hemos aumentado la entropía.
Si tengo un gas en una habitación y de alguna forma soy capaz de agrupar ese gas dentro de una caja, la entropía es menor que cuando lo dejamos expandirse distribuido por toda la habitación, del mismo modo que la ropa del adolescente. Sin embargo, para conseguirlo es necesitado consumir energía, así que teniendo en cuenta todos los detalles finalmente la entropía ha aumentado de forma general, considerando un sistema que sea mayor. Por tanto, podríamos decir que en un sistema cerrado la entropía tenderá mantener constante o aumentará. Hemos establecido una Ley sobre cualquier sistema.
Esta Segunda Ley de la Termodinámica no es un tema baladí. Al contrario. Si profundizamos un poco, nos damos cuenta de que es la primera vez que se establece una dirección donde tiende a ocurrir los hechos. Por ejemplo, jamás veremos de forma espontánea recogerse los trozos de vidrio dispersos sobre el suelo, juntarse y elevarse hasta la bandeja que llevaba el camarero y convertirse en un vaso. Sin embargo, el proceso contrario es el esperado, sobre todo si soy el que lleva la bandeja. Es decir, si no hago nada por evitarlo, no sólo el vaso, el vehículo, el edificio, el reloj que me regaló mi abuelo, cualquier cosa, tiende a desordenarse, tiende a aumentar su entropía. El desgaste de las cosas es el proceso normal.
Cuando el sistema deje de estar vivo, en ese caso, comenzará a aumentar su entropía, dejando un ambiente auténticamente desolador. De lo cual, se beneficiarán otros seres vivos.
Esta magnitud tan curiosa, también se aplica a los seres vivos. Al fin al cabo somos un sistema físico y químico. Pues bien, los seres vivos consumen energía precisamente para mantener a la Entropía a raya. Es decir, para que la entropía disminuya. Cuando el sistema deje de estar vivo, en ese caso, comenzará a aumentar su entropía, dejando un ambiente auténticamente desolador. De lo cual, se beneficiarán otros seres vivos.
La Termodinámica se materializó en la Revolución Industrial, permitiendo construir los primeros motores, básicos para los vehículos, fábricas, que marcaron una evolución tecnológica y una revolución en nuestras vidas.
Por otro lado, a parte de la “Regla de tres”, hay una ley que gobierna nuestras vidas, incluso podríamos decir que es lo que hace aflorar un sentimiento contradictorio por el caos que genera y lo apasionante que puede resultar. La Ley de Murphy, alrededor de 1949. La cual ha generado diferentes interpretaciones y aplicaciones en lo que se refiere a lo cotidiano, mundano y también lo espiritual. Veamos diferentes interpretaciones:
- Si algo puede salir mal, saldrá mal.
- La tostada siempre caerá por el lado de la mantequilla.
- La otra fila es la más rápida.
- Las cosas perdidas siempre están en el último sitio que miraste.
- Los aparcamientos aparecen cuando ya no los necesitas.
- El que ronca es el que se duerme primero.
Esta ley empírica, pesimista deja entrever un concepto apocalíptico de la realidad, de que a pesar de no dejar de ser una ley sin demostración y con cierta sorna, esconde una estrecha relación con el concepto de la entropía y la Segunda Ley de la Termodinámica. Lo cual nos dice, que si no hacemos nada por evitarlo, la entropía después de un tiempo suficiente aumentará. Esto es, tenderá hacia el desorden.
Sin embargo, podríamos generar la versión más positiva de la misma, es decir: Si hacemos algo, podríamos cambiar la tendencia, consiguiendo que las cosas vayan mejor. Alguna vez hemos leído: si quieres que tu vida cambie a mejor, tendrás que hacer algo al respecto, haz las cosas diferentes a como las estabas haciendo hasta ahora. Esta sería la versión positiva y psicológica de la Segunda Ley de la Termodinámica y porqué no, de la Ley de Murphy.
Es entonces, cuando te llega la nueva generación de pensadores de Twitter, tic toc, influencers, gamers y diversa fauna, que de facto son repudiados por la vieja escuela. Pensando que hemos sido invadido por la mediocridad, la banalidad, el ahora inmediato y los resultados sin esfuerzos, hay que recordar sin embargo, que la ciencia evoluciona del mismo modo que lo hacen los seres vivos, dejando paso a la pujanza de lo nuevo. Es lo que hace que la innovación aparezca plausible y necesaria.
Esta ley empírica, pesimista deja entrever un concepto apocalíptico de la realidad, de que a pesar de no dejar de ser una ley sin demostración y con cierta sorna, esconde una estrecha relación con el concepto de la entropía.
Christian es ahora un adolescente, que en el 2050 será un profesional sobre algo que aún no se ha inventado. Cuanto menos será responsable de ayudar, en el periplo de la interpretación de las ambiguas emociones y los dudosos razonamientos, de sonsacar una generación de ideas, cambios y novedades que, a la usanza, serán diferentes dejando las tradiciones para otro momento.
Pero Christian, el adolescente, mientras divagamos por el mundo de las ideas, me hace el siguiente comentario:
- Si la Ley de Murphy se cumpliera, no viviríamos para contarlo. Puesto que, como existe una pequeña posibilidad de morir todos los días, no viviríamos para contarlo.
Haciendo un escueto análisis, en España, fallecen cada año aproximadamente 400 mil personas. Somos algo más de 47 millones de habitantes, por lo que la probabilidad de que nos toque el terrible pero esperado final, por diferentes causas está en torno al 0,85 %. No es una cifra pequeña. Por lo que, el Criterio de Christian adquiere cierto sentido. Aunque, siendo estrictos algún día se cumplirá la Ley de Murphy con nuestra vida.
Tal vez, el Criterio de Christian, sea una forma remodelada de ver la realidad no tan pesimista como lo presenta la Ley de Murphy. Eso sí, siempre que tengamos el suficiente cuidado para realizar las cosas. Por lo que para mantener cierta cordura e integridad en este caótico e inesperado Universo, se nos antoja interesante que esa Ley de Murphy la mantengamos con cierta perspectiva.
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