Pueden ser muchos los motivos que impulsen a una persona escribir un libro. Para unos publicar un libro es un símbolo de prestigio o reputación profesional. Para otros es un proyecto tremendamente hermoso y un reto desafiante. Para Graciela del Pino Andrade su libro la familia Pata además de significar un compromiso de vida, afronta el miedo a lo diferente y cuestiona nuestra capacidad de acoger e integrar al inmigrante.
El día 16 de septiembre del 2021, con un evento organizado en el Castello D’Albertis, museo de las culturas del mundo, fue presentado en Genova Italia La familia Pata. El autor Graciela del Pino, es Ecuatoriana de nacimiento, maestra especializada en pedagogía terapéutica en el Instituto de Pedagogía Terapéutica de Madrid España, y en Literatura Infantil en el Instituto de Cultura Hispánica de la misma ciudad. En Italia fue una de las primeras mediadoras interculturales, labor que desempeñó por más de 20 años, facilitando el diálogo y encuentro entre los niños inmigrantes, en las escuelas de Liguria.
«Para mí, después de mucho tiempo, el día que presenté el libro en Italia, viví una emoción inmensa que guardo en mi memoria y en mi corazón. Después de años de experiencia donde he visto tantos rostros y acompañado un sin número de historias, pienso que, estar realmente dispuesto a acoger significa, por un lado, superar el egoísmo personal y, por otro, encontrar formas legales para una acogida responsable”.
El primer tentativo lleno de fantasía, dibujos y color
La familia Pata es un cuento didascálico que enseña a los pequeños a contar, el concepto de decena y docena. Entre sus lineas se percibe el valor de la familia, la firmeza caracterizada en la madre Pata que defiende a sus pequeños de cualquier peligro. Una historia con un final feliz. En 1972 fue publicado en la Antología de la literatura infantil Ecuatoriana.
En el año 2017, Graciela emociona a los niños de una escuela de Sampierdarena, en Génova, leyendo es español La familia Pata. Los niños impresionados deciden ayudar con la traducción del cuento al italiano con la colaboración de las maestras. Cada niño ilustra los versos a su manera personalizado con palabras, dibujos y colores. Creando de esta manera, ejemplares únicos e irrepetibles de un precio inestimable. Una iniciativa de respeto y tolerancia que captó incluso la atención de la Radiotelevisión italiana (RAI) la cual dedicó un emotivo reportaje.
“En Ecuador los niños recitaban el poema en las escuelas y en los programas televisivos nacionales. – dice Graciela – Luego de muchos años como mediadora intercultural en las diferentes escuelas primarias y secundarias de Génova, donde la presencia de alumnos procedentes de familias inmigrantes es numerosa (más del 60 % de ellos ha nacido en Italia); rescatar los valores que contiene el poema, me parecía algo muy oportuno. Decidí reavivar la fábula. Siendo una historia para niños busqué involucrarlos en este desafío.
La literatura es un medio de integración y de cultura. Los cuentos ofrecen un excelente espacio de tranquilidad y comunicación en la que un niño puede reflexionar, hacer preguntas, expresar dudas y sentimientos, proponer soluciones involucrando tanto el ámbito cognitivo como emocional. Con esta fábula he tratado de provocar un encuentro entre personas, un conocimiento mutuo de las propias las raíces culturales. El papel de la escuela en este sentido es fundamental para construir auténticas relaciones inclusivas.
Traducir e ilustrar este poema más allá del sentido didáctico ha sido un tesoro infinito de sensaciones, de experiencias en la vida de estos niños donde, con toda libertad y rodeados de absoluto respeto han podido contar sus historias, sintiéndose parte de la numerosa familia y siempre protegidos por la mamá Pata, con la esperanza de que también ellos podrán vivir un final feliz.
Traducir e ilustrar este poema más allá del sentido didáctico ha sido un tesoro infinito de sensaciones, de experiencias en la vida de estos niños donde, con toda libertad y rodeados de absoluto respeto han podido contar sus historias, sintiéndose parte de la numerosa familia y siempre protegidos por la mamá Pata, con la esperanza de que también ellos podrán vivir un final feliz. Con gran interés aprendieron 22 versos en español e italiano, participando en la traducción y la explicación del significado de las palabras. Algunos chavales solicitaban la traducción en otros idiomas como árabe o algún dialecto africano”.
Hoy el texto bilingüe español – italiano de La familia Pata ha sido publicado por la casa editorial Egnatia con la ilustración de Caterina Balestra. Es posible adquirirlo en las mejores librerías italianas.
Una mirada al pasado para entender el presente
La maestra Graciela deja Ecuador, su país de origen y llega a Italia el 24 de octubre de 1990 en compañía de sus hijos. Sabe que es fundamental para la integración de los migrantes la presencia y el compromiso local, por ello apenas le es posible, decide poner en marcha una serie de iniciativas con el objetivo de impulsar un proceso gradual de integración. Entre estos empeños nace en el 2005, La Coordinación Ligure de Mujeres Latinoamericanas Co.Li.Do.Lat, un asociación de promoción social de la mujer latinoamericana presente en el territorio.
Hoy la asociación organiza y promueve actividades como muestras, congresos, conferencias, seminarios, laboratorios gastronómicos, servicios de traducción, interpretación y mediación intercultural. Lo integran socias provenientes de países latinoamericanos como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, México, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
“Italia ha sido mi casa y mi patria por 32 años. Doy mucho valor al trabajo doméstico porque, durante los primeros años de mi llegada, me ha permitido mantener a mis hijos, un trabajo duro pero lleno de dignidad. Después, en 1998 tuve la oportunidad de participar en el primer curso para mediadores interculturales realizado por la provincia de Génova, esto trasformó mi vida porque desde entonces he podido ayudar a muchas otras personas, migrantes, como yo, que se han mudado de su país por causas como el hambre, por situaciones políticas, por motivos de trabajo, por estudio o por la guerra. En mis últimos 14 años de mediación trabajé en las cárceles donde la presencia de migrantes es muy alta ¡Cuántas historias tengo grabadas en mi mente que conservaré siempre en mi alma!
Siempre he pensado que el fenómeno migratorio puede constituir una notable oportunidad de enriquecimiento cultural, económico y demográfico.
Siempre he pensado que el fenómeno migratorio puede constituir una notable oportunidad de enriquecimiento cultural, económico y demográfico. Yo me considero una persona que me intereso seriamente, hay en mí el deseo de conocer más y así cuando llegué a Génova recorrí todas las instituciones publicas de la ciudad. Me di cuenta que no existía un lugar concreto que pudiera ofrecer información más amplia para ayudar al extranjero, al inmigrante, especialmente con lo relacionado a su regularización en el territorio. Al mismo tiempo observé qué de América Latina conocían sólo las historias precolombinas. Vi necesario crear una fundación que pudiera agrupar todo. Así junto a otras mujeres latinoamericanas inmigrantes constituimos el Co.Li.Do.Lat
La asociación tiene la finalidad valorizar y potenciar las capacidades de las mujeres en los ámbitos profesionales y socioculturales. Promovemos y difundimos la cultura de los países latinoamericanos como un vehículo de encuentro para poder interactuar con las distintas instituciones privadas y públicas creando proyectos entre Italia y América Latina”.
Graciela del Pino es una persona que deja una fuerte huella en la sociedad genovesa. Aunque ha terminado su labor de mediación, sigue pensando en qué hacer por los demás, porque está convencida que la verdadera integración enriquece a las personas y a la sociedad que las acoge. Termina la narración de su testimonio dejando un mensaje importante:
Todos deberíamos respetar la dignidad de las personas. No importa de dónde lleguemos, el idioma que hablamos o religión que profesamos. Todos somos personas. Cuando conoces la historia de los demás nace una relación de dónde siempre, algo positivo se puede aprender.
“Todos deberíamos respetar la dignidad de las personas. No importa de dónde lleguemos, el idioma que hablamos o religión que profesamos. Todos somos personas. Cuando conoces la historia de los demás nace una relación de dónde siempre, algo positivo se puede aprender. Llevo conmigo, con gratitud, a todos los que han apoyado y acompañado mi labor de servicio, fomentando la inclusión, la convivencia y el respeto en el ámbito cultural”.
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