En estos últimos años venimos observando un gran cambio con respecto a la estigmatización que existía anteriormente cuando una persona asistía a un profesional de la salud mental. Afortunadamente, se está perdiendo la vergüenza o el miedo que la gente solía sentir por recurrir a la ayuda de un psicólogo o psiquiatra.
Este fenómeno tan positivo se está dando, en gran parte, gracias a las redes sociales y los perfiles de personajes famosos, deportistas y otros profesionales, que cada vez más, comparten sus experiencias, información médica, científica, etc., normalizando los problemas de salud mental que podemos tener todos en algún momento de nuestras vidas y ofreciendo información y bienestar al alcance de todos.
Sin embargo, según muestra un reciente estudio de la Universidad de Gotemburgo, acudir a un “especialista» o “terapeuta” que no tienen titulaciones universitarias y, en algunos casos, algunas de ellas son muy dudosas, puede deteriorar nuestra salud mental.
Sin duda uno de los que más está de moda es el coaching.
Diferencias entre psicología y coaching
La psicología es la ciencia que estudia la conducta humana y los procesos mentales. La APA añade que “abarca todos los aspectos de la experiencia humana, desde el desarrollo infantil hasta el cuidado de los ancianos”.
Es decir, el psicólogo maneja conocimientos y herramientas para abordar conductas o comportamientos disfuncionales, trastornos emocionales, enfermedades mentales, etc.
Aquí una primera aclaración, el psicólogo aborda patologías y trastornos psicopatológicos. En cambio, el coach sólo puede trabajar con personas sanas, me refiero a la ausencia de patologías o síntomas que pueda tener su paciente.
Si bien es correcto que un psicólogo puede hacer de coach si realiza algún curso que lo habilite para ello; en cambio, un coach no podría hacer de psicólogo a no ser que realice la carrera de grado y el máster en Psicología General Sanitaria, lo que le llevaría al menos unos 6 años.
Ética y rigor profesional
Este tipo de intervención puede ser muy útil para muchas personas, pero tienes que saber discernir cuándo necesitas un coach y cuándo un psicólogo. Y el mismo Coach al realizar la primera entrevista con el cliente podría valorar el tipo de problemática y decidir si debe o no ayudar a quien le consulta. Aquí nos referimos a la ética de cada uno. Y uno puede pensar: “Nunca te va a hacer mal hablar con un coach”, pero mientras tanto la persona sigue con sus síntomas, malestar o incluso empeora, y el coach sigue trabajando y facturando.
Dos puntos importantes a tener en cuenta
El primero, es la aceptación social y familiar con respecto a la figura del coach. Hoy en día se ve más normal ir al psicólogo, pero aún se sigue ocultando a la familia, a la pareja, etc., por temor a ser etiquetado como una persona enferma. En cambio, ir al coach es más guay, e incluso es una moda.
Otro punto importante es la promesa de la inmediatez de los resultados. Es decir, algunos profesionales “venden” o auspician sus servicios diciéndole a la gente que en 5-10 sesiones tendrá resuelta su vida o superados sus miedos, o conseguirán su mejor versión. Es decir, plantean que en un periodo de corto plazo estará todo controlado, encaminado y resuelto. Desde mi punto de vista, esto es mentirle a la gente. Este punto es muy “peliagudo” ya que, por lo menos a mí, que llevo 21 años de experiencia clínica, me parece un poco difícil establecer plazos de tiempo en algo que puede resultar tan complejo y tan específico a la vez.
Algo a destacar sería el interés por el crecimiento personal. En terapia, hay muchas personas que hoy en día asisten a la consulta sin síntomas psicopatológicos en búsqueda de otros objetivos como puede ser mejorar su autoestima, sus relaciones laborales, familiares, de pareja, aprender a gestionar conflictos, tomar decisiones, gestionar efectivamente su tiempo, realizar un cambio de hábitos… Esto es maravilloso y conlleva un proceso de autoconocimiento y crecimiento personal fantástico. Aunque lamentablemente no es lo habitual, pero esto también va cambiando.
¿Qué podría pasar si acudo a un coach para resolver algún problema de salud mental?
Muchas veces recibo en mi consulta pacientes que han pasado previamente por un proceso de coaching. Llegan muy afectados, presentando síntomas de ansiedad, estrés, depresión o incluso, trastornos obsesivos compulsivos, entre otros.
Suelen trabajar en líneas del pensamiento positivo, muy motivacionales y transformadoras, con frases del tipo Mr. Wonderful: “Si puedes soñarlo, lo puedes hacer”, “Yes, you can”, “Make the IMpossible, possible”, “Todo es posible en la medida que tú creas que es posible”, “El éxito ocurre cuando tus sueños son más grandes que tus excusas”, “que tu día brille depende de tu actitud y no del sol”… Frases como éstas pueden poner en riesgo nuestra salud y estabilidad mental y psicológica. Lejos de trabajar en las bases de lo que es la problemática o malestar y, sobre todo, en profundidad, pueden resultar una gran presión añadida ya que se puede vivir como exigencia, estresando, agobiando e incluso llegar a obsesionar a la persona.
La mente humana es muy poderosa, pero también muy frágil y delicada. Es necesario conocer los mecanismos por los cuales funciona, cómo interpreta la realidad, cómo piensa cada persona, qué estilo de afrontamiento tiene, hacerle tomar consciencia de sus creencias e ideas, analizar sus experiencias previas, etc. Si la persona llega sintiéndose mal, agobiada, frustrada, agotada mentalmente y tú le dices estas frases, lo puedes terminar de hundir o afectar seriamente su salud mental.
Como ya lo expliqué anteriormente, el coach no tiene la formación clínica o no está capacitado para tratar problemas psicológicos. Esto corresponde exclusivamente al ámbito de la psicología o a otros profesionales de la salud mental. Sin embargo, el intrusismo está a la orden del día.
Por último, si decides acudir a terapia para realizar un proceso de duelo y afrontar la toma de decisiones y el día a día… Si lo que deseas es superar una adicción a sustancias o comportamentales, trabajar tu dependencia emocional, superar un miedo o fobia (por ejemplo, el miedo a volar, a conducir, o el miedo escénico) o superar una experiencia o una separación traumática, tienes algún tipo de problema psicológico, conflictos de pareja, con familiares, de vínculos …deberías optar por acudir a un Psicólogo General Sanitario.
Algunas conclusiones…
- Un psicólogo puede ayudarte a tratar dificultades o problemas psicológicos. Además, puede asesorarte y acompañarte para que puedas desarrollarte tanto a nivel personal como profesional. No es necesario tener una patología para acudir a un psicólogo. La psicología se enfoca en promover la salud y el bienestar emocional.
- Es importante que siempre que acudas a un especialista te asegures de que tenga la formación y las autorizaciones necesarias para ejercer la profesión. Y aún mejor, que te lo recomienden.
Por tanto, si crees que lo que necesitas es un coach -y no un psicólogo- y buscas un servicio de calidad que pueda adaptarse a tus necesidades y objetivos, te recomiendo que acudas a un profesional de la salud mental que además esté formado como coach. De esta manera te aseguras de que la intervención que realice cuente con el respaldo de una formación universitaria.
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