En plenas vacaciones de verano, los niños tienen tiempo para disfrutar y abandonar relativamente sus obligaciones académicas y las responsabilidades en el hogar. España, según datos de la Organización Mundial para la Salud (OMS), es uno de los países de Europa con mayor índice de obesidad infantil y juvenil. Y las cifras no paran de aumentar, sobre todo a causa de la reciente pandemia.
En 2020 se contaba con sorprendentes cifras. “Cuatro de cada 10 niños españoles tiene sobrepeso u obesidad. El 34,9% de niños de 8 a 16 años tienen obesidad o sobrepeso, porcentaje que asciende al 40,6% en el caso de los de 6 a 9 años. Se evidencian, por lo tanto, los malos hábitos alimentarios que se están instaurando en los más pequeños”, afirma Mariana Capurro, psicóloga de niños y adolescentes. La experta añade que esto supone un gran problema, dado que en esa etapa de la vida de los menores se producen muchos cambios. Asimismo, se generan aprendizajes y costumbres en relación a la alimentación que después resultan difíciles revertir.
Capurro expresa consecuencias físicas en los niños. Pero, también ha de tenerse presente la relación entre el bienestar emocional, la salud mental y los hábitos de vida saludables. En verano y con vacaciones escolares, la ausencia de hábitos no beneficia en absoluto la situación.
Con los padres trabajando la mayor parte del tiempo, el control en la alimentación es menor y están presentes más alimentos con un inconveniente valor nutricional. Los padres lidian con un mayor descontrol en la organización de horarios y menús para sus hijos.
“Durante el verano hace más calor, se ingieren menores cantidades de
comida y los niños y adolescentes realizan menos ejercicio físico, duermen más horas, pasan más tiempo frente a las pantallas y se alimentan peor debido al cambio de rutinas. Esto provoca que se aumente de media aproximadamente tres kilos”, apunta la profesional.
Recomendaciones para llevar rutinas saludables en verano
La psicóloga recomienda procurar conservar o instaurar algunas rutinas diarias como:
- Mantener las cinco comidas al día.
- Beber mucha agua.
- Lograr un horario de sueño adecuado.
- Fomentar el consumo de frutas y verduras.
Mariana Capurro rescata que otro factor que incide sobre la salud de los niños con sobrepeso, es el estado emocional que esto les provoca. “Diversos estudios demuestran que los niños y los adolescentes con sobrepeso se sienten excluidos en la moda en cuanto a vestimenta y actividades lúdicas de una sociedad con valores, actitud y creencias a favor de un cuerpo delgado”, declara la profesional en infancia y adolescencia. “Algo que -suma- les causa malestar llegando a sentirse insatisfechos con su imagen corporal y se asocia a una baja autoestima”.
La especialista refiere que eso les predispone a tener más posibilidades de padecer ansiedad, depresión o trastornos de la conducta alimentaria. “En ocasiones, el estrés emocional, que implica sentirse menos integrado entre su grupo de iguales, hace que se aíslen y que sean objeto de bromas y/o bullying. Ese no sentirse bien, puede llevarlos a comportarse como agresores”, reflexiona la experta en salud mental.
Como sociedad ha de poder trabajarse sobre ello para lograr soluciones. La psicóloga remata que ha de tomarse consciencia en primera instancia desde el núcleo familiar, ofreciendo un buen ejemplo a los niños para que sea más fácil crear hábitos de vida, entre ellos, de alimentación saludable.
La actual y severa epidemia en los niños
Lucía Sabbione, pediatra y dermatóloga infantil considera que las estadísticas referentes al sobrepeso y obesidad en niños son alarmantes. “Tenemos constancia que al menos uno de cada 20 niños en el mundo tiene sobrepeso/obesidad infantil y este número no deja de crecer”, afirma la doctora.
“Un niño con un peso por encima de lo recomendado por edad y estatura no está sano, está malnutrido. El sobrepeso y la obesidad infantil se asocian con hipertensión, diabetes, dislipemias, enfermedades circulatorias y cardiovasculares, hígado graso, síndrome metabólico, apneas y desórdenes del sueño, asma, ovario poliquístico o trastornos psicológicos y de la conducta alimentaria”, describe esta médica pediatra.
En verano, el índice de sobrepeso y obesidad infantil suele aumentar por factores, como son la búsqueda de soluciones rápidas para comer. Entre esos menús se da lugar a desayunos y meriendas repletas de ultraprocesados. “El sistema en el que vivimos lamentablemente es obesogénico. Existe un bombardeo de azúcar, sal y químicos por todos lados, con etiquetado trampa. Todo esto sumado a hábitos pocos saludables, llevan a que el sobrepeso y la obesidad infantil se hayan convertido hoy en una epidemia mundial”, constata Sabbione.
Es la epidemia del siglo XXI como dicta la OMS. Los progenitores han de recordar que los niños imitan sus conductas por lo que deben dar un buen ejemplo y no desatender conductas apropiadas en torno a la mesa y la ingesta de alimentos. “Para eludir el “efecto verano” es muy importante hidratarse, evitando bebidas con gas y azúcares; practicar actividades lúdicas y de deporte al aire libre, como ir a la piscina o a la playa y nadar; jugar con las raquetas o la pelota… y limitar el uso del móvil a los niños”, reflexiona la experta.
Una vida más sedentaria
Durante el curso escolar, la comida o los horarios están más controlados por las familias y en los menús escolares elaborados por expertos en nutrición. “Nuestros hijos comen de un modo más equilibrado, tienen una rutina, duermen mejor, en el colegio tienen clases de Actividad Física al menos una vez a la semana, se mueven más durante el día y muchos de ellos están apuntados a actividades extraescolares que implican practicar ejercicio físico”, expresa Diana Pina Ordúñez, nutricionista.
El problema de la obesidad infantil se puede llegar a agravar en los meses de verano, ya que los hábitos mencionados se ven alterados. “En general, los niños y adolescentes son más sedentarios ya que pasan más tiempo en casa y delante de las pantallas (televisión, tablets, dispositivos móviles…) y los hábitos de sueño se alteran provocando que las comidas se hagan a deshora o incluso se supriman”, indica la experta en alimentación.
La experta revela que padres y familiares en verano son más permisivos con los niños, ya que aquellos padres que siguen atendiendo sus obligaciones profesionales se encuentran cansados y pueden recurrir a comidas preparadas, piden con más frecuencia comida a domicilio, salen más a los restaurantes o dejan a sus hijos con familiares que les consienten más. “También es muy común que den dinero a los niños y adolescentes cuando salen con sus amigos para comprar bebidas azucaradas, chucherías, bollería o alimentos ricos en sal o azúcares”, expone la nutricionista.
Mayor “control” y organización de los padres
Otro factor que puede influir es el nivel socioeconómico de las familias y su capacidad para acceder a una alimentación saludable. “Los alimentos ultraprocesados o la bollería son muy económicos y de fácil acceso. Estudios científicos asocian un nivel socioeconómico bajo con altas tasas de obesidad infantil. Por otra parte, los niños que pertenecen a este sector presentan más sobrepeso y obesidad que los de familias de alto nivel. Esto cobra especial importancia si los niños pasan más tiempo en casa con los padres en el periodo estival”, comenta Pina Ordúñez.
Según la profesional en nutrición, los hábitos a seguir pasarían por:
- hacer partícipes a los niños en la elaboración de las comidas del hogar, explicándoles la importancia de incluir en las preparaciones ciertos alimentos como las frutas, verduras, legumbres…
- elaborar postres caseros y helados saludables a partir de alimentos reales como frutas, frutos secos o bebidas vegetales.
- involucrarse los padres en practicar actividades con sus hijos. Se pueden organizar excursiones a la montaña para hacer senderismo, nadar, ir al parque o aprovechar para aprender un deporte nuevo.
- los campamentos de verano son un gran aliado contra la obesidad infantil ya que permiten que los niños jueguen al aire libre, estén más activos y sus horarios y comidas estén más organizados.
Necesidad de mejoras
Para terminar, Pina Ordúñez, cita que es importante para la salud de los niños que tengan un buen patrón alimentario y que puedan disfrutar puntualmente de alimentos ‘capricho’. Lo esencial es que tengan una relación sana con la comida.
Para concluir, podrían destacarse puntos de referencia que incluidos en el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030), presentado el 10 de junio de este año:
- Impulsar una transformación saludable de los estilos de vida de los niños.
- Promover que los entornos donde viven y crecen niños sean más saludables, seguros y amigables.
- Disminuir la brecha social y de género en el acceso a los estilos de vida saludables.
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