El hombre siempre ha deseado ser como Dios, noticias como “sin óvulos, esperma ni útero: llega la revolución en la reproducción” cada vez son más habituales, en pocos días hemos asistido a titulares que nos desconciertan a la vez que confunden. El mes pasado nos sorprendían dos de ellas cuando leíamos la noticia del experimento de un equipo israelí, publicado en la revista Cell, que presumía de haber sido capaz de cultivar embriones sintéticos durante más de ocho días a partir de células embrionarias de ratón sin utilizar esperma, óvulos o útero. Días después, salía a la luz otra noticia de un equipo de la Universidad de Cambridge, publicado en la revista Nature, que presumía, en un trabajo de investigación similar, de tasas más altas de éxito y de haber conseguido un cerebro con estructuras más complejas.
Lo primero que nos llama la atención es lo que llaman embrión sintético. El propio embrión inicial ya implica la necesidad de un óvulo y esperma y sin embargo se presume de no ser necesarios…
Cómo hay cosas que chirrían y no nos gusta la manipulación del lenguaje, hablamos con la doctora Mónica López Barahona para que aclare lso términos utilizados.
Woman Essentia.- ¿Qué significa la palabra sintético aquí?
Mónica López Barahona.- El adjetivo sintético no es el más adecuado para los embriones que se han generado en ambos laboratorios. Los embriones no se han generado por un proceso de síntesis, ni pasando de las partes al todo, que son las definiciones para sintético aprobadas por la RAE; ni a través de un proceso industrial que reproduce la composición y propiedades de uno natural (definición de sintético también aprobada en la RAE). Se trata por el contrario de la generación de embriones de forma artificial: realizado por el ser humano y no por la naturaleza, como define la RAE el término artificial.
Es especialmente importante en el debate bioético emplear de forma rigurosa el lenguaje para comprender la realidad que se presenta y poder con objetividad analizarla.
En muchas ocasiones en el ámbito de la bioética se emplean términos cuando menos inexactos, si no totalmente incorrectos.
Interrupción voluntaria del embarazo como sinónimo de aborto, cuando con el aborto no se interrumpe, sino que se finaliza el embarazo.
Nuclóvulo, para definir el embrión generado por transferencia nuclear.
Pre-embrión para definir al embrión de menos de 14 días, etc.
Por tanto, en el tema que nos ocupa, nos encontramos frente a embriones generados de forma artificial y no frente a embriones sintéticos.
WE.- ¿Cuál es el punto de partida? ¿Cómo es este proceso artificial?
ML.- Se trata de generar embriones a partir de células troncales embrionarias pluripotentes.
La célula troncal que contiene todas las estructuras que configuran el individuo de la especie, es decir, la célula totipotente es el cigoto. De hecho, el cigoto es un embrión en estado unicelular.
En las primeras fases del desarrollo embrionario se generan células troncales pluripotentes, capaces de generar muchas de las estructuras del individuo de la especie, pero no todas.
Una combinación de estas células troncales embrionarias pluripotentes, unas sin modificar y otras modificadas genéticamente de forma transitoria, es la que se ha utilizado para generar estos embriones artificiales. Los mencionados embriones no pueden generar todas las estructuras del individuo de la especie, pero sí muchas de ellas.
Por ejemplo, se describe en las publicaciones que, si bien generan placenta y saco vitelino, los embriones artificiales no tienen cordón umbilical.
WE.- Sin útero…¿Cuáles son las limitaciones de un útero artificial?
ML.-El dispositivo diseñado en el laboratorio israelí del Dr Hanna, emula algunas de las propiedades del útero, en cuanto contiene los nutrientes, la temperatura y el medio de cultivo idóneo para el crecimiento de los embriones, al tiempo que, de forma mecánica, se mueve imitando el flujo de la sangre y los nutrientes a la placenta.
Sin embargo, el proceso de depositar el denominado embrión “sintético” en el dispositivo, no es equiparable al proceso de implantación del embrión en el útero de la madre, proceso en el que se desarrolla un diálogo bioquímico tanto a nivel molecular, como celular entre madre e hijo que, conlleva entre otras cosas, el intercambio de células entre ambos organismos a través del cordón umbilical.
La gestación no es una mera incubación, ni en especies animales, ni mucho menos en la especie humana.
WE.- Se habla de embriones como un producto final pero no son embriones realmente ¿Por qué?
ML.- Esta cuestión es crítica a la hora de poder analizar las implicaciones bioéticas de la cuestión que tratamos.
Si no son embriones, y el procedimiento llegara a aplicarse a la especie humana, no serían seres humanos y por tanto, el debate ético se enmarca de una forma muy diferente a si sí son embriones.
Con los resultados de las publicaciones de los laboratorios de Israel y Cambridge ¿podemos afirmar que estamos frente a embriones de ratón? La realidad es que carecen de algunas estructuras que les impiden ser gestados a término en el útero de una ratona (como es el cordón umbilical) además, no están bien definidas todas las estructuras anatómicas y fisiológicas que correspondería tener a un embrión de ratón en el estado de desarrollo al que han llegado los experimentos.
¿Estamos por tanto ante un embrión “enfermo” o “mutilado” generado conscientemente así para ser utilizadas algunas de sus partes?
¿Estamos frente a una realidad biológica que no podemos denominar embrión? ¿Embrioide, como algunos los han denominado?
Estar o no frente a un embrión, mutilado, enfermo, pero embrión, supone estar frente a un individuo de la especie; y esto, en el caso de la especie humana, tiene unas implicaciones éticas incuestionables.
WE.- ¿Cuál es el objetivo final de estas investigaciones?
ML.- Parece haber varios objetivos entre los que podríamos enunciar los siguientes:
- Generar embriones artificiales hasta estados avanzados de desarrollo embrionario
- Estudiar el desarrollo embrionario
- Generar tejidos o/y órganos que pudieran ser utilizados en terapias celulares o regenerativas
WE.- Esta línea de investigación científica tiene una gran repercusión de valor ético que parece obviarse. ¿Cuál es su implicación moral y ética?
ML.- En caso de llevarse a cabo en la especie humana, las implicaciones son muchas.
Cabría destacar que para obtener las células troncales embrionarias es necesario generar embriones in vitro y destruirlos en sus partes constitutivas. Con lo que a los problemas morales de la fecundación in vitro, se suma el hecho de matar los embriones generados para obtener sus células troncales.
Las implicaciones morales de la técnica de clonación también aplican en gran medida a esta estrategia de generación de embriones artificiales.
Por otra parte, es importante definir el estatuto biológico y antropológico de estos “embriones artificiales”, pues como se ha mencionado anteriormente, las implicaciones éticas de generar embriones humanos mutilados y condenados a morir en un determinado momento de su desarrollo embrionario para obtener de ellos alguna de sus partes constitutivas no es en ningún caso aceptable.
La creciente preocupación por el daño que ha provocado la manipulación de la naturaleza por parte de la mano del hombre parece no importar a la hora de manipular la naturaleza humana. No podemos obviar cuál es el objetivo de estos experimentos y la alarma que producen estas investigaciones en caso de que se empiecen a realizar en el hombre, lo cual parece una realidad. La creación de una empresa por parte del director de la investigación israelí elimina el planteamiento supuestamente altruista de conocer estos procesos para ayudar a la humanidad transformándolo en un negocio que, por las cantidades de dinero que se invierten en él, parece muy lucrativo. El doctor Hanna justifica, para seguir con su negocio a través de la start-up Renewal Bio, que un embrión, llamado sintético, fabricado artificialmente a partir de células troncales, y mantenido en un laboratorio nunca se vaya a considerar un ser humano, y para intentar asegurarse de ello ya tiene un plan que recuerda al experimento de Frankestein: «es posible, por ejemplo, modificar genéticamente las células iniciales para que el embrión modelo resultante jamás desarrolle una cabeza».
Pero la investigación con embriones artificiales humanos ya es una realidad como ha adelantado el propio Hanna al MIT Technology Review al anunciar que ya está trabajando en replicar la tecnología a partir de células humanas y cuya pretensión es producir más adelante modelos artificiales de embriones humanos equivalentes a un embarazo de 40 a 50 días, ya que es en esa etapa cuando se forman los órganos básicos, así como pequeñas extremidades y dedos. Para iniciar esta investigación con embriones humanos, el investigador va a utilizar, además de su propia sangre y células de la piel, las de algunos voluntarios del laboratorio.
Ante esto no podemos más que recordar la historia y los experimentos con seres humanos bajo el nazismo que buscaban la mejora de la especie humana. Sin duda es otro collar para el mismo perro que nos recuerda que «no todo lo técnicamente posible es, ni nuca será, éticamente aceptable».
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