Hay que evitar que la conexión digital nos lleve a la desconexión emocional.
Vivimos en una sociedad hiperconectada en donde circula un enorme volumen de información que casi no nos da tiempo de digerir, vivimos sobrestimulados a base de scroll o a golpe de click, e incluso “infotoxicados”. En las fiestas navideñas, toda esta saturación se amplifica aún más si cabe con las felicitaciones virtuales, las videoconferencias, los mensajes… ¿Cómo disfrutar de unas navidades en las que la tecnología no nos atrape?
Cualquier momento y excusa es buena para conectarse. Se ha llegado a límites que resultarían cómicos si no fuera porque va en ellos nuestra salud y nuestro preciado tiempo. El navegar sin rumbo por la red no es un acto baladí, tiene un impacto directo sobre nuestro tiempo y nuestras relaciones. No soy anti-tecnología o tecnofóbica, sólo informo y advierto acerca de lo que observo en mi trabajo con adultos y familias diariamente en el ámbito clínico. Sin duda, una exposición excesiva a nuestros dispositivos puede traer consecuencias negativas a nivel clínico, psicosocial, afectivo, etc.
Una exposición excesiva a nuestros dispositivos puede traer consecuencias negativas a nivel clínico, psicosocial, afectivo, etc.
Hay que tener claro que hay una línea muy sutil entre lo que se considera un buen y mal uso. Un uso correcto, es aquel que no repercute negativamente en nuestra salud psicosocial. Usamos internet para relacionarnos, comunicarnos, trabajar, divertirnos… Sin embargo, estaríamos realizando un uso excesivo o problemático en el caso que perdamos el control del tiempo sobre ello (muchas horas al día, en momentos inadecuados como pueden ser cenas, comidas familiares o con amigos, a deshoras, por ejemplo a la noche, o si nos levantamos en medio de la noche, o en el trabajo…) y además, que esté interfiriendo o afectando nuestra vida personal y cotidiana. Todo esto nos lleva a aislarnos más, a sentir desinterés y dejar de realizar actividades que antes hacíamos con frecuencia y sobre todo, que tengamos conflictos familiares e interpersonales. Aquí el tiempo y frecuencia de la conexión trae consecuencias negativas en la persona y su entorno.
Entonces, sabiendo que un uso excesivo conlleva riesgos para nuestra salud física y emocional, se hace necesario cambiar ciertos hábitos nocivos para evitar caer en un uso poco saludable.
A continuación te ofrezco algunas pautas y recomendaciones para poner en marcha estas navidades.
Recuperar la mirada y la escucha atenta
Sin duda lo que tenemos que evitar es que la conexión digital conlleve desconexión emocional. Debemos hacer una reflexión profunda sobre este punto. El problema está en el uso que hacemos de nuestros dispositivos y como poco a poco y sin darnos cuenta nos va aislando y llevando a vivir cada uno en su mundo; incluso en la misma casa. Las personas necesitamos interactuar, relacionarnos, crear vínculos, y estos se crean con tiempo, con momentos, con costumbres, rituales y liturgias que nos aportan sentimiento de pertenencia, protección y seguridad, son momentos de comunicación y conexión emocional.
Para esto es necesario que nuestros dispositivos no lleguen a las mesas navideñas, o a los encuentros familiares y con amigos. Recuperemos el valor de la presencia, de lo físico, a través de los abrazos, besos, conversaciones profundas y sencillas que nos hagan crear lazos sostenibles y perdurables en el tiempo.
El mejor «presente» es tu compañía
La idea principal tiene que ser “estar presentes”. No estar más pendientes de los mensajes o vídeos que de las personas que nos rodean. En estos días, en las fechas clave se suele dar un aluvión de mensajes y felicitaciones que nos hacen estar más pendientes de las pantallas que de las personas con las que estamos sentados a la mesa. Por esto, la máxima debe ser vivir el presente y estar presentes, disfrutar de nuestros amigos y familiares en estas fechas tan especiales. Se trata de vivir en la vida real, cuidar, escuchar y mimar a los nuestros, y evitar caer en el postureo, en la apariencia, en llevar nuestra existencia hacia afuera, sino mas bien, recuperar nuestro mundo interno y conectar con los nuestros, los que realmente son importantes y una prioridad para ti.
Si hay niños en casa, vivir las navidades con ilusión
Sin duda son fechas especiales para ellos, y hay que procurar que así sean. Es necesario establecer una serie de pautas dentro del ámbito familiar para evitar pasarlas todo el tiempo con videos, pelis, videojuegos, e hipnotizados con redes sociales. Establecer horarios de conexión y ofrecer alternativas, son fundamentales. Se pactarán horarios o actividades de ocio digital sin descuidar las salidas o reuniones familiares, las actividades al aire libre o los paseos por la cuidad. Es decir, fomentar y planificar actividades en la naturaleza para mantenerse activos, promoviendo el juego, el deporte …Y como en todo, la base está en predicar con el ejemplo, sería otro punto clave ya que los niños copian lo que hacen los adultos que le rodean. ¡No hay excusas, papá o mamá! Cuando estén en familia: ¡Pasa al modo avión!
Vivir una navidades tecnosaludables es todo un desafío en la actualidad. Elige vivir mejor, elige tiempo y momentos con los tuyos.
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