La natalidad cae en el mundo, las mujeres no tienen el número de hijos que desean, sufren la imposibilidad de la conciliación, retrasan el momento del embarazo por motivos económicos y enfrentan así problemas de infertilidad crecientes. Y luego, cuando por fin lo consiguen, se sienten obligadas a ser perfectas madres y perfectas profesionales bajo unos estándares imposibles de alcanzar.
“El ideal materno oscila entre la madre sacrificada, al servicio de la familia y las criaturas, y la superwoman capaz de llegar a todo, compaginando trabajo y crianza”, asegura la periodista Esther Vivas en su libro «Mamá desobediente: una mirada feminista a la maternidad». “La maternidad era considerada una tarea central para la reproducción social y como tal era utilizada como argumento para reivindicar una serie de derechos para las mujeres, como el sufragio universal, el acceso a las actividades políticas y leyes protectoras del embarazo y la crianza”, señala Esther Vivas.
En el vídeo siguiente, Esther Vivas resumen el contenido de su libro:
Aunque la presencia de la mujer en el mundo laboral ha sido asegurada (y esto no hay que menospreciarlo), la sociedad no ha atendido los verdaderos deseos de las madres: poder tener hijos antes; tener más hijos (las mujeres citan motivos económicos como primera causa para no tener los hijos que desean); poder pasar más tiempo cuidando de los pequeños, especialmente durante el primer año de vida; y más flexibilidad.
Es decir, no es que las mujeres quieran quedarse en casa (aunque algunas querrán); lo que no quieren es que su desarrollo profesional implique sacrificar sus aspiraciones familiares o someterlas a unas condiciones incompatibles con los cuidados.
“El problema no es la maternidad, sino un sistema socioeconómico que da la espalda a la crianza y al cuidado, el cual niega que somos seres interdependientes” – Esther Vivas.
Me parece que dada la situación actual es importante impulsar campañas divulgativas a favor de la maternidad (Marketing de la maternidad), tal como se hace en países del norte de Europa, en las que el prestigio de la institución familiar se vea reforzado. Al final, el resultado trascenderá las cuatro paredes del hogar. El tiempo y la atención que se presta a la familia son fuente de riqueza personal y, como somos sistémicos, supone también un beneficio para la propia familia y para el conjunto de la sociedad.
He estudiado bastante el Marketing de la Maternidad y los problemas de la conciliación y siempre llego a la conclusión que habría que hacer un monumento a la maternidad y cambiar las actitudes ante esa maravilla de ser madre, de darse y de tener hijos. No pienso que sea exagerado gritar de vez en cuando ¡Vivan las madres!
Ver en este blog algunas entradas sobre el Marketing de la Maternidad:
Resulta interesante analizar las Marchas por la vida en USA y comprobar cómo están centradas en promover la Maternidad.
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