Beatriz Fernández (Jerez, 1990), artista, estudió Podología y un máster de Cirugía. Por su carrera como modelo conoció las luces y las sombras de ese mundo. En el año 2020 comenzó a utilizar sus redes sociales para hablar alto y claro, sin tabúes, del mundo del modelaje, los trastornos alimentarios o la autoestima, entre otros asuntos. ‘Desfiladero‘ (Suma de Letras, 2023), su primera novela, resulta un crudo testimonio, basado en experiencias reales de sus compañeras modelos y suyas, sobre abusos, inseguridades, soledad… En el libro deja patente la idea que algunas personas con poder dentro de la industria de la moda no deberían poseer la potestad de jugar con los sueños, ilusiones y debilidades, sobre todo, de las mujeres.
“Odio, vergüenza, culpa”
Woman Essentia.- Comienza usted su novela con un episodio sobrecogedor y muy crudo que le sucede a la protagonista Lucía. ¿Sus esperanzas e ilusiones cambiaron desde ese día en que un hombre intentó sobrepasarse con ella? En el libro vuelven a tener lugar episodios donde abusan de la confianza de una inexperta joven en el mundo del modelaje y le piden quedarse completamente desnuda para hacerle fotos. ¿Qué cambia en la persona a corto y largo plazo y cómo llega a sentirse tras esos complejos e inciertos momentos?
Beatriz Fernández.- Estoy muy agradecida por la entrevista. Me remueve esta primera pregunta. Es difícil concretar las secuelas que deja vivir experiencias tan desagradables, ya que cada persona es un mundo. En el caso de Lucía, le generó un odio bestial hacia sí misma, mucha culpa y vergüenza. Impactó gravemente en su forma de mirarse y alimentó a su voz crítica interna que, de forma inconsciente, la juzgó e invalidó durante varios años. Hubo una completa desconexión (rechazar sus emociones para no sufrir, buscar formas de evasión, renunciar a su intuición…) consigo misma y no se sintió libre de decir “no” a nivel sexual.
¿Qué es en realidad el éxito?
WE.- Vivimos un momento en que este tipo de denuncias de mujeres hacia quienes las violentan son frecuentes y afortunadamente están censuradas legalmente. ¿Qué cree usted que deben saber las generaciones de chicos que vienen detrás y quieren triunfar en el mundo de la pasarela o la interpretación cuando están frente a profesionales con poder?
BF.- Tener ambición e ilusión es maravilloso, pero nuestros logros no nos definen, aunque nos han enseñado a validarnos a través del éxito, con una idea distorsionada sobre el mismo. Esta necesidad de aprobación externa puede ser muy destructiva.
Nos han enseñado a validarnos a través del éxito, con una idea distorsionada sobre el mismo. Esta necesidad de aprobación externa puede ser muy destructiva.
Por otro lado, no tienes que aceptar lo que te hace sentir incómodo, por mucho que otros digan, por muy normalizado que esté en una industria o por muy profesional que pueda parecer. Tienes el derecho a decir lo que no te parece adecuado. Curiosamente, la experiencia te da la razón. Es una de las cosas que busco con este libro: que las generaciones de chicos que vienen detrás puedan poner sus límites sin que les hagan sentir que no son suficientes para hacerlo por no tener esa posición de “poder”.
WE.- ¿Qué necesitaba Lucía cuándo no se encontraba a sí misma? ¿Qué apoyos necesitaba a su lado para continuar sin angustia y adaptarse a algo totalmente nuevo para ella en otras ciudades y en otros ambientes?
BF.- Necesitaba un referente, alguien que hubiese pasado por situaciones similares y pudiera darle consejos. De ahí el personaje de Julieta como ejemplo de todo lo positivo que puede tener (y tiene) la industria de la moda. También necesitaba un poco de comprensión, aunque esto último es difícil pues ella misma se negaba lo que le sucedía por dentro. Es complicado que te comprendan si no te muestras de verdad.
La importancia de poder acudir a terapia
WE.- ¿Cuán necesario ve usted que las personas, los jóvenes en este caso, acudan al psicólogo?
BF.- Ojalá todo el mundo tuviese opción de cuidar su salud mental; me parece fundamental. A veces uno no es capaz de abrirse con su familia o personas más cercanas por la vergüenza que puede suponerles. Asimismo, necesitamos un profesional que sepa guiarnos. Ir a terapia no es sólo poder hablar sobre lo que sientes, va más allá.
WE.- ¿Qué supone cargar con las mochilas de los padres, con la sobreprotección, con que no respeten las decisiones de los hijos, como ocurría a la protagonista?
BF.- Los padres lo hacen lo mejor que pueden. Es muy difícil no proyectar los propios miedos sobre los hijos, pero, evidentemente, si tus padres no respetan tus decisiones y no confían en ti, no resultará sencillo que tú lo hagas.
WE.- ¿La autoexigencia mina? ¿La sociedad en la que vivimos premia y valora más los logros, la belleza, el poder…?
BF.- Con una relación sana con la autoexigencia, existirá impulso. Si tus motivaciones nacen de las inseguridades o miedos que tienes, te va a arrastrar hasta destruirte. A mí me llevó a enfermar, literalmente. Recuerdo una vez en Alemania que pasé la noche entera en Urgencias, con un virus estomacal infernal y tenía tanto miedo a que no me llegara otra oportunidad laboral, que a las siete de la mañana me fui directamente a trabajar. Imagínate en qué condiciones…
Si tus motivaciones nacen de las inseguridades o miedos que tienes, te va a arrastrar hasta destruirte.
Sí, socialmente vivimos con la idea de que la belleza y el éxito nos va a aportar esa felicidad que tanto anhelamos. Sin embargo, desde esta carencia, nunca es suficiente. No he sido más feliz ni segura por tener un cuerpo de modelo.
Algo más allá para creer que no se es suficiente
WE.- Usted habla de un modo claro en sus redes sociales, habla desde la verdad, explica que hay filtros en las fotografías y que existe un embellecimiento excesivo de la realidad. ¿Niños, jóvenes crecen pensando que no son suficientes observando y admirando otros perfiles, probablemente de sus ídolos, que no exponen la realidad?
BF.- No considero que haya que culpar a esos perfiles que no exponen la realidad. Sería poner el foco fuera. Cada uno muestra lo que quiere mostrar y a su manera. Al final, la creencia de que “no soy suficiente’’ está dentro de nosotros y se va a manifestar de una forma u otra. Por eso lo importante es tomar consciencia y desmitificar este tipo de ideales.
WE.- Muchas jóvenes escuchan lo que un día escuchó Lucía: “Se te ve gorda. Tienes que adelgazar” o “has de perder x kilos en tanto tiempo”. ¿Cuánto daño puede hacer esto?
BF.- Puede llegar a ser traumático. Tenemos la creencia de que estar delgado es sinónimo de éxito y salud y no es así. Yo hace seis años estaba delgada, como ahora, pero vivía una tortura mental.
Por otra parte, teniendo en cuenta la identificación tan grande que tiene nuestra sociedad con la imagen física, es normal que lo podamos llegar a sentir como una forma de rechazo hacia nuestra propia valía personal.
El sufrimiento no es algo normal, todo puede mejorar
WE.- La protagonista refiere sentirse como “un cuerpo roto, una mujer repugnante”, “corrompida, extraviada, intrusa” … Siente pánico por engordar, decide vomitar y se sume en un pozo autodestructivo, ¿qué hay que hacer en el momento en que uno siente todo esto, siente culpa además y soledad?
BF.- Pedir ayuda, confiar en que se puede vivir de otra manera menos fatigosa, más libre. A veces, normalizamos un estado de sufrimiento, como si eso fuera lo que nos ha tocado, como si fuésemos defectuosos y desde esa oscuridad, no vemos la posibilidad de que nuestra realidad pueda cambiar.
WE.- Socialmente a la gente no le cuesta nada juzgar y criticar ignorando los sentimientos de los demás. ¿Piensa usted que a día de hoy la gente se ha vuelto menos empática y se centra más en su propia historia
BF.- No pienso que sea cuestión de que haya menos empatía a día de hoy, sino que las redes sociales te permiten criticar sin tener que dar la cara. El que juzga fuera, se juzga inconscientemente a sí mismo y hacerlo desde casa, a través de una pantalla, es más fácil.
Cuando te sientes satisfecho y orgulloso de ti mismo, cuando reconoces la inconsciencia que hubo y hay en ti, no dedicas tu valioso tiempo a pensar mal de los demás.
Cuando te sientes satisfecho y orgulloso de ti mismo, cuando reconoces la inconsciencia que hubo y hay en ti, no dedicas tu valioso tiempo a pensar mal de los demás. En suma, eres consciente de que ese daño que haces fuera, te lo estás haciendo a ti.
Liberarse de cargas pesadas y aceptarse
WE.- Lucía relata que un día algo hace clic en ella y ya no puede más, que quiere romper con todo porque no le gusta el punto al que ha llegado. ¿Le pasó esto a usted en algún momento y necesitó parar y cambiar algo en su vida porque percibía que no iba bien?
BF.- Sí. En 2017 tuve una crisis personal muy grande y toqué fondo. Me sentía completamente perdida y decidí parar y dejarlo todo pese a que profesionalmente estaba en lo mejor. Tenía ataques de ansiedad y me pasaba los días llorando. Fue cuando decidí ir a terapia por primera vez. A partir de ese momento, fue un proceso de deconstrucción y autoconocimiento que duró varios años. Bueno, aún sigo y supongo que seguiré toda la vida. No obstante, es cierto que ahora es diferente porque construyo mis propósitos desde otro lugar, uno más coherente para mí y con menos sufrimiento. Siento que me he liberado de una carga gigantesca.
WE.- ¿De qué modo uno puede llenar su vacío interior? Para Beatriz Fernández, ¿qué debe alimentar el alma de los jóvenes?
BF.- Conociéndose. Aprender a conectar con uno mismo, con lo que siente o piensa es esencial para llenar ese vacío. Nos han enseñado a negar nuestras emociones; también lo hemos hecho inconscientemente desde pequeños, como una forma de protegernos, tras vivir situaciones difíciles o traumáticas.
Cuando aprendes a escucharte, haces las cosas desde un sitio más honesto y te sientes con la voluntad de decidir y redefinir tu propio concepto de éxito. No puedes alimentar tu alma si no sabes quién eres y qué quieres realmente.
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