El experto señala que el ser o no felices depende en buena parte del tipo de personas que tengamos como referentes y las condiciones de vida que les atribuimos.
Alcanzar la felicidad es la gran aspiración de los seres humanos: la aguardamos con ilusión y esperanza y vivimos inciertos sobre cómo y en qué momento hará acto de presencia. Pero ¿qué es la felicidad?, ¿es efímera?, ¿llega de igual modo para todos?, ¿puede no llegar nunca? Un buen mensaje se rescata de la sabia recomendación del filósofo griego Aristóteles: La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.
Luis Torres Cardona, psicólogo clínico y profesor universitario afirma que la felicidad no resulta solo un concepto referido al consumismo o la necesidad de poseer, sino que también supone hacer y crear y pensar solamente en lo material para ser feliz, provocará que cuando se tenga algo, se necesite algo más para recuperar esa sensación y así sucesivamente.
Woman Essentia.- ¿Cuál debería ser la actitud de los seres humanos de cara a la vida? Por norma general, ¿solemos valorar lo que tenemos?
Luis Torres Cardona.- Lo que parece estar claro es que el ser humano siempre quiere más, así que, no solemos valorar lo que tenemos. Sin embargo, no hay dos formas de vivir idénticas, entonces, tampoco dos felicidades iguales. Cada uno damos un valor determinado a algo y las actitudes frente a la vida también son diferentes.
¿Cómo alcanzar la felicidad?
WE.- ¿Qué puede dar la felicidad a las personas y cómo se percibe ese estado de bienestar integral?
L.C.- Aunque la felicidad se define como “el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno”. Es difícil alcanzar la felicidad si solamente llenamos nuestras vidas de momentos o cosas buenas, ya que también habría que incluir los pensamientos y creencias cognitivas, y ahí toma gran importancia el concepto de resiliencia, es decir la capacidad de salir fortalecido tras una situación crítica y de adaptarse. Puede decirse que probablemente esto se asemeje más a la idea de felicidad. La prosperidad material puede hacerte feliz, aunque solo momentáneamente.
WE.- ¿Cómo interfiere como seres humanos el sentirse bien con uno mismo a la hora de afrontar diversas tareas en nuestra vida?
L.C.- Las creencias y atribuciones que hacemos sobre las cosas que nos pasan en nuestra vida son claves para valorarnos y sentirnos bien con nosotros mismos. Si cambiamos lo que no nos gusta de nosotros y aceptamos lo que no podemos cambiar, quizás afrontemos los retos de la vida de manera más positiva.
La influencia del mundo digital
WE.- ¿Las nuevas tecnologías ayudan a sentir bienestar? ¿Cómo nos influyen en nuestro modo de proceder?
L.C.- Aunque a priori nos puede generar bienestar el ver lo bien que le va la vida a los demás y puede que calme nuestra parte más voyeur y nos entretenga, a medio plazo puede causar sensaciones negativas o malestar. Lo que se muestra en las redes sociales no es la vida real, es solo una parte y el entenderlo como que a todos les va mejor en la vida que a nosotros no es lo que en verdad sucede. Los creadores de contenido también tienen problemas en la vida o les ocurren cosas desagradables, aunque eso no lo muestren porque “las penas no venden”. Lo idóneo sería utilizar las redes sociales como entretenimiento o para tomar ideas.
WE.- ¿Puede el mundo digital aportarnos aspectos positivos a nivel de relaciones y socialización o todo lo contrario?
L.C.- Puede ayudar a socializar, a encontrar amigos, pareja, planes, … de manera mucho más rápida y a veces, más eficaz. No obstante, esto debe suponer el primer paso para transformarlo en la socialización presencial. En esta línea es interesante reseñar que el modo en el que somos o no somos felices depende en buena parte del tipo de personas que tengamos como referentes y las condiciones de vida que les atribuimos.
Nuestro entorno a la hora de generar bienestar
WE.- La familia y los amigos, el tenerlos con nosotros y que nos acompañen, ¿nos ayuda en nuestro camino vital y nos da fuerzas para afrontar los problemas?
L.C.- Por supuesto. El apoyo social y el disponer de un círculo social son las mayores predicciones de éxito, por ejemplo, si lo extrapolamos a un tratamiento psicológico. Si disponemos de un nutrido grupo de apoyo social es muy probable que la sensación de bienestar psicológico sea alta y por consiguiente más cerca estamos de ser felices.
WE.- ¿Qué elementos nos permiten disfrutar de un mayor bienestar y qué podemos poner de nuestra parte para atraerlos?
L.C.- Hay cuatro sustancias químicas producidas por el celebro, conocidas como el cuarteto de la felicidad que son las responsables de esos estados de alegría y felicidad: la dopamina, serotonina, oxitocina y las endorfinas. Esas sustancias se segregan en mayor medida cuando: bailamos, cantamos, trabajamos en equipo, comemos picante o dulce, vemos películas tristes, cuando pensamos en recuerdos felices, cuando tomamos el sol, nos dan un masaje, hacemos ejercicio, cuando establecemos objetivos a corto plazo, cuando iniciamos algo que nos posibilitará conseguir cierto objetivo, cuando trabajamos por un fin, abrazar, besar, reír, mantener relaciones sexuales, dar o recibir un regalo, los vínculos emocionales, afectivos, sociales, …
Formar una familia
WE.- ¿Podemos afirmar que estar en pareja, formar una familia, suma para lograr un positivo estado emocional?
L.C.- No, no siempre. Hay mucha gente que está en pareja o forma una familia y no es feliz. Depende siempre de los valores y creencias que uno tenga. Si uno cree que para ser feliz necesita una pareja, no lo será hasta que la tenga. ¿Y si no la tiene?, ¿no será feliz nunca? ¿y si tiene una pareja y no es feliz? Los criterios para cada sujeto son muy personales y nadie podemos decirle a nadie que sería más feliz si hiciese esto o aquello. Es mucho más determinante para ese bienestar emocional el apoyo social.
WE.- Cuando alguien no nos aporta, si no que no nos permite ser quienes somos, ¿cómo podemos o debemos actuar?
L.C.- Quien no aporta, apártalo. No obstante, no siempre es posible. En el caso de no poder apartar a aquellas personas que no conceden a nuestras vidas, tendremos que aprender a convivir con ellas sabiendo en todo momento quienes son y aprendiendo a que nos importe poco su opinión, cuestión que actualmente trabajamos mucho en terapia.
WE.- ¿De qué modo nos perjudica soportar ciertas condiciones que se dan a nivel social hoy en día y que suponen muchos pagos, pocos ingresos, trabajos precarios, no poder optar a una vivienda digna…?
L.C.- Se trata de preocupaciones que de manera inevitable nos rondan la cabeza y que quizás no nos permiten disfrutar de buenos momentos. Maslow, psicólogo, hablaba de que para llegar a la autorrealización (felicidad en cierto modo), necesitaban estar satisfechas o resueltas otras necesidades más primarias y si estas no lo estaban, las personas no podríamos llegar a algunas de rango superior. Entonces, gente sin recursos, con problemas económicos o sin una vivienda, tendrán esas como sus mayores preocupaciones y cuando las solventen se ocuparán de motivaciones superiores.
La afectación de la autoestima y el autoconcepto
WE.- El no poder realizarse en la actividad profesional que más feliz nos hace, ¿cómo nos afecta? ¿El no cumplir ciertos sueños puede minar nuestra autoestima y autoconcepto?
L.C.- No se trata tanto de no poder realizarse profesionalmente, se trata de lo que uno espera de sí mismo. Si yo pienso que solo podré ser feliz siendo arquitecto o que mi sueño es tener un hijo y que sin esas cosas no podré ser feliz en la vida o sentirme realizado hasta que no lo consiga viviré con esa frustración.
WE.- ¿Cómo afecta la baja autoestima y autoconcepto al estar bien con uno mismo?
L.C.- La autoestima / autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos y que nos devuelve el medio. La autoestima no es pensar que uno es bueno en todo, sino en valorar las cosas positivas de uno mismo y cambiar aquellas que quiero mejorar o no me gustan. Una persona con una autoestima negativa es una persona que solo se centra en aquellas cualidades negativas o defectos y que nunca valora sus logros y cualidades positivas. Una persona que como consecuencia de ese autoconcepto negativo siente miedo, inseguridad, una visión negativa de la realidad, pensamientos obsesivos, dependencia, dificultades en las relaciones sociales, desmotivación y una autocrítica injusta y exagerada, no puede ser feliz.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: