Queremos que nuestros hijos no tengan dependencia de las pantallas, pero el tiempo que pasamos con ellos, nos ven usando el teléfono móvil y sin prestarles la atención que merecen.
Un alto porcentaje de personas se levanta a primera hora del día mirando el móvil, no solo para apagar la alarma, sino para ver las notificaciones en sus redes sociales, el correo electrónico o la prensa digital. Probablemente muchos de nosotros no seamos conscientes del tiempo que dedicamos. Sea trabajo u ocio nos resulta difícil desprendernos del pequeño, pero absorbente dispositivo móvil.
Si no llegamos a comprender la necesidad que tenemos del aparato, no llegaremos a percibir la poco saludable actuación que hacemos cuando estamos con nuestros hijos. Porque, no es lo mismo estar físicamente con los niños observando el móvil, que prestarles atención, escucharlos y conectar con ellos.
En vacaciones de verano los niños disponen de mucho tiempo libre y a las familias les resulta difícil hacer frente a las responsabilidades laborales y a las familiares. Todo eso implica un estrés diario a nivel organizativo y de coordinación.
Pasar tiempo con los hijos resulta muy importante y siempre que se pueda, lo ideal es realizar actividades lúdicas y educativas con ellos, procurando evitar el entretenimiento a través de pantallas un elevado porcentaje al día. Pero, durante tres meses se hace difícil no solicitar ayuda a familiares o hacer uso de campamentos de verano.
Atender de un modo consciente a nuestros hijos
“Estar con tu hijo todo el día y llevarlo donde él quiera no significa que se le ofrezca tiempo, que se esté verdaderamente para él y sus necesidades de afecto y de compartir sus asuntos. Lo necesario es atenderle de un modo consciente y verdadero para que él sienta que lo que expresa, siente y necesita, importa”, subraya Brais Loiro, psicopedagogo. Asimismo, asegura que percibir todo eso ayuda al menor a fortalecer su autoestima y autoconcepto y conectar con los hijos desde pequeños repercutirá en la relación que se tenga con ellos en edades más avanzadas.
Para Fernanda Rodríguez Muguruza, psicóloga infantil y juvenil, que los padres se comuniquen efectivamente con los hijos es una pieza fundamental para formar un vínculo sólido y para establecer una relación sana y fuerte. “Muchos padres vienen a consulta porque no se llevan bien con sus hijos. La realidad es que, la mayoría de las veces, todo empieza por no tener una comunicación segura positiva. Los padres tenemos que ser el ejemplo para que ellos puedan tener un modelo de comunicación a seguir”.
Lograr una óptima comunicación padres e hijos
La experta expone algunas recomendaciones para lograr una comunicación sana entre padres e hijos:
- Dejar todo y escuchar: Cuando tu hijo te está hablando, es importante prestarle atención absoluta. Demuestra interés en lo que cuenta, hazle preguntas, míralo a los ojos, asiente con la cabeza…y evita distraerte con otras cosas, como el móvil.
- Sé empático: Intenta entender su punto de vista, lo que piensa y siente. Valora lo que te está contando. Pregúntale sobre sus sentimientos y emociones al respecto.
- Responde asertivamente: Es importante que demos una respuesta clara y que nuestro hijo pueda comprender fácilmente. Debemos evitar dar sermones extensos, restar importancia o criticar lo que nos cuenta. Debemos asegurarnos de trasmitir un mensaje directo, haciéndole saber que valoramos lo que expresa.
“Con todo esto, los hijos se sentirán valorados y se les ayuda a construir una imagen positiva de sí mismos. Para mantener diálogos productivos e intensos, pueden aprovecharse momentos como las comidas o los desplazamientos al lugar que se vaya, por ejemplo”.
Pese a que usar el móvil parece que mantiene muy cerca a las personas, nada más lejos de esa percepción. Esta es la conclusión a la que llega Eva González de la Flor, psicóloga infanto-juvenil y de familia. “Cuando lo usamos en presencia de nuestros hijos u otras personas, uno se aleja del instante y de las personas que están ahí”.
Evitar la desconexión de los niños
“Reflexionar podría ser la primera llave para darnos cuenta de que, si estamos mirando hacia abajo, es imposible que estemos mirando a nuestros hijos cuando nos comentan algo. Los hijos nos necesitan con todos nuestros sentidos. Si estamos pendientes del móvil se produce automáticamente una desconexión con nuestro hijo porque, pese a que podamos hacer varias cosas a la vez, no es así. El proceso de atención se ve fragmentado y tiene serias consecuencias a nivel individual y familiar”, declara la profesional.
González aclara que los padres podrían preguntar a los niños cómo se encuentran, cómo han pasado el día, qué les ha gustado más hacer si estar en un campamento o con los abuelos… Según ella resulta óptimo proponer experiencias, pero también dejarse guiar por las suyas.
Igualmente, esta psicóloga apunta que estar verdaderamente para los hijos implica un alto grado de energía y dedicación y si sucede que los adultos de referencia no se sienten capaces de gestionarlo todo, deben pedir ayuda.
“En la crianza, la organización importa mucho, teniendo en cuenta que la llegada de un hijo nos pondrá a prueba y será una gran revolución. Es necesario revisarse a uno mismo, conocerse y saber de las propias limitaciones. Los niños son niños y se comportan como tal. Hacerles sentir que sus demandas son demasiado para nosotros les puede hacer daño y crear dolor”, identifica la experta en infancia.
Equilibrio y responsabilidad frente al sistema familiar
Si el adulto se hace cargo de su parte de organización, comunicación y límites, aumenta la probabilidad de que los hijos puedan experimentar unas rutinas saludables donde saber qué esperar explicando lo que es necesario. “También, significa un aspecto fundamental para que su (auto) regulación emocional sea posible. Esto facilitará un equilibrio en el sistema familiar y a cada uno de los integrantes. Comunicar con compasión y respeto facilitará el proceso. Los hijos nos necesitan para crecer y desarrollarse”, asevera González.
La psicóloga manifiesta que el uso del móvil es un recurso muy fácil al que recurrir para evitar aquello que en cierto momento genera malestar o para que el menor se distraiga. Sin embargo, entiende que usar el móvil con límites es fundamental. “Algo muy útil es, por ejemplo, negociar momentos en casa donde el móvil no está invitado, por ejemplo, comidas, cenas; películas, juegos en familia y ratos de parque o piscina”.
Compartir y albergar momentos en la memoria y el corazón
Esta especialista afirma que los niños perciben la falta de interés/desgana o agotamiento cerebral de los padres porque como expone son seres más puros y sienten “de una manera más amplificada gestos, emociones, tonos de voz, luces, texturas, sabores y olores”.
“Teniendo en cuenta que las personas aprendemos gracias a las neuronas espejo, nuestros hijos harán con mayor probabilidad en su inicio, todo lo que vayan viendo en nosotros. Compartir en familia permitiéndonos ser, estando presentes con conversaciones, risas, negociaciones e incluso disconformidades, sin necesidad de inmortalizarlo todo a cada instante, pueda convertirse en situaciones de aprendizaje, modelos saludables y uno de los grandes recuerdos que nuestro corazón atesore y ayude a nuestros hijos en sus relaciones presentes y futuras”, sostiene la psicóloga.
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