No somos capaces de recordar ni una decena de nombres de mujeres que hayan hecho grandes descubrimientos científicos. Pero haberlas, haylas. Como estas 90 que propone Sandra Uve.
Casi siempre que queremos animar a las niñas y jóvenes a dedicarse a las ciencias no somos capaces de recordar ni a diez mujeres que hayan tenido una idea genial que cambiase el mundo. En los apuntes y libros que se utilizan en el colegio apenas aparecen científicas, con la excepción de la dos veces ganadora del Premio Nobel Marie Curie. Esta página en blanco animó a la divulgadora científica e ilustradora Sandra Uve (Barcelona, 1972) a buscar a las mujeres que han registrado patentes gracias a su trabajo en el campo científico. Y nos presenta sus hallazgos en Supermujeres. Superinventoras. Ideas brillantes que transforman nuestras vidas (Lunwerg, 2023). La autora cuenta la historia de 90 mujeres con sus nombres y apellidos que observaron un problema y pusieron sus conocimientos y capacidades a trabajar. Este libro es un homenaje a cada una de ellas y cada biografía viene con su correspondiente retrato en tinta china y acuarela.
Por ejemplo, Fermina Orduña fue la primera española en registrar una patente a su nombre. Lo único que conocemos de ella es que nació en Madrid y que inventó un carro para vender leche fresca de cabra y de vaca a domicilio. En 1914, la «supermujer y superinventora» norteamericana Florence Parpant inventó el refrigerador moderno, que funciona gracias a la electricidad. Con su marido también inventó la Cleaning Street Machine, una máquina para limpiar las calles.
Sandra Uve cuenta también la historia de Beulah Louse Henry. Se la conocía como «la señora Edison» y se le atribuyen 110 inventos. Alguno de ellos son la máquina para hacer helados, las esponjas con jabón para niños y el paraguas plegable. Durante la primera mitad del siglo XX distintas empresas la contrataron para que desarrollase inventos. Murió en 1973. Hay patentes que llevan nombre de mujer, pero otras muchas llevan el del esposo, el de una empresa o unas iniciales.
Hay patentes que llevan nombre de mujer, pero otras muchas llevan el del esposo, el de una empresa o unas iniciales.
Sorprende que la norteamericana Amanda Jones sea una gran desconocida. Esta investigadora halló distintos sistemas para el envasado de alimentos. De las doce patentes que registró, llama la atención cómo encontró la manera de eliminar el aire de las latas y también la forma de conservar productos frescos en botes de cristal por mucho tiempo. Sin embargo, decidió retirarse a escribir porque no obtenía ningún beneficio económico. Jones murió en 1914 y muchas de las conservas que hoy consumimos se deben a sus hallazgos.
También hay mujeres que nos suenan mucho más. Como la española Margarita Salas, que encontró la forma de amplificar pequeñas cantidades de ADN mediante la protección de una proteína. Su descubrimiento ha generado al Centro Superior de Investigaciones Científicas más de 4.000.000 de euros de beneficios. En este ranking de inventos rentables está la enfermera Ann Moore. Trabajó una temporada en Togo, donde nació su hija y descubrió el fular con el que las mujeres africanas llevan a sus niños. A su regreso, el movido año de 1969, con su madre, creó la mochila portabebés.
Supermujeres. Superinventoras es una oportunidad de conocer y poder contar los logros que las mujeres científicas han realizado y que, al igual que ocurre con los de ellos, han ayudado a mejorar el mundo.
Y, por último, Sandra Uve da un toquecito de atención a los adultos. Hay que tomarse más en serio las ideas que nacen de la creatividad, las inquietudes y las ganas de mejorar, sobre todo de los más jóvenes. Y habla de un invento muy prometedor que nació en las aulas de un colegio: el Ecocarcris, que la española Cristina Vasadevall de la Cámara registró cuando estudiaba Secundaria en Barcelona. Su propuesta podría llegar a sustituir a la madera en el futuro. Supermujeres. Superinventoras es una oportunidad de conocer y poder contar los logros que las mujeres científicas han realizado y que, al igual que ocurre con los de ellos, han ayudado a mejorar el mundo.
Artículo publicado anteriormente en Alfa&Omega
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