Se presumía que iba a ser una Gala tranquila y con pocos sobresaltos. Desde que se estrenara en Venecia, en el mes de septiembre, La La Land había ido arrasando en todos los palmarés habidos y por haber. Fue la ganadora absoluta de los Globos de Oro (7), lideró los Bafta (5) y arrasó en los Critics Choice Awards (8) y en cada uno de los premios que se dan en la larga carrera hasta los Oscar. En todos estos casos, además de ver premiada la banda sonora, la fotografía, la interpretación de Emma Stone y la dirección de Damien Chazelle, la cinta se llevaba el premio gordo: La mejor película.
En definitiva, La la Land acudía a los Oscar con los deberes hechos: con 11 nominaciones y con pocas posibilidades de sorpresa. Y, sin embargo, la hubo. Y grande, porque a La la land no sólo le arrebataron el gran premio en el último minuto sino de una forma absolutamente sorprendente. Con un fallo garrafal que llevó a proclamar primero La La Land como ganadora de la noche y, una vez que el equipo estaba –estatuilla en mano- agradeciendo el premio, decirles que no, que había sido un error. La lectura del verdadero nombre de la ganadora –Moonlight- por parte del productor de La la Land quedará en los anales de la Historia del Cine. Y en los anales del saber hacer permanecerá el temple con el que el equipo de La La Land cedió la preciada estatuilla. De quitarse el sombrero.
Y sin embargo, no pasará a la Historia del Cine, ni muchísimo menos, la ganadora de esta edición. Moonlight: una pequeña cinta que ha recibido el Oscar probablemente por la misma razón por la que Trump es presidente. Porque el votante hoy –da igual lo que vote- es lo más parecido a un niño caprichoso y los que tienen que votar a veces se hartan y en vez de votar la mejor opción votan lo primero que se les pasa por la cabeza. Se hablaba últimamente del hartazgo de algunos ante la lluvia de premios y elogios a La La Land. Como si no fuera lo normal que cuando hay una cosa buena se premie mucho. Pues no, aquí más de uno estaba aburrido. Y no hay nada peor que votar aburrido. Porque votas cualquier cosa. Por ejemplo, votas Moonlight.
¿Es Moonlight mala? No. Pero tampoco buena. Hay un puñado de películas en esta edición mejores que Moonlight. Por supuesto La La Land, pero también Hasta el último hombre, Manchester frente al mar, Arrival o Jackie. Moonlight es una peliculita. Aseada. Bien hecha. Bien interpretada. Muy poco original y bastante premiosa. Ni siquiera es que tenga un mensaje social potente, a pesar de centrarse en la vida de un joven negro y gay. Estas cuestiones se abordan de una manera tangencial y tampoco es que se reivindique nada. Es decir, que no es que a los académicos les haya dado un ataque de conciencia social. Mantengo mi hipótesis: puro aburrimiento.
En cuanto al resto de premios, bien y bastante repartidos. Se entiende el premio al mejor guion de Manchester frente al mar e incluso el de mejor guion adaptado para Moonlight pues era una categoría más floja. Los Oscar de Viola Davis (mejor secundaria por Fences) y Casey Affleck (mejor actor por Manchester frente al mar) estaban cantados. También estaba cantado –nunca mejor dicho- el Oscar a Emma Stone por La La Land, aunque aquí no hubiera pasado nada porque se lo dieran a Natalie Portman por su portentosa interpretación de Jackie. Los oscars musicales (mejor banda sonora y mejor canción) no podían ir a otra película que no fuera La La Land, igual que la fotografía. En cuanto al premio a la mejor dirección, si no se lo daban a Mel Gibson por la complejidad de poner en pie Hasta el último hombre, solo quedaba un nombre: el del director de La La Land, Damien Chazelle.
La notable Zootropolis ganó el premio a la mejor película de animación, mientras que el iraní Asghar Farhadi ganó el Oscar a la mejor película extranjera por El visitante. Por último, y para decepción de la representación española, el corto ganador fue Sing, dejando fuera la magnífica pieza Timecode, de Juanjo Giménez.
Esta edición quedará para siempre como la que le “arrebató” el Oscar a La La Land. Aunque quizás es mejor que La La Land no ganara el Oscar, vaya a ser que alguno termine comparándola con Titanic, que también tuvo 14 nominaciones. Aquello era una moda y esto es cine. Y el gran cine nunca ha necesitado de Oscar. La La Land ya ha hecho disfrutar a miles de espectadores y lo seguirá haciendo. Dentro de 20 años hablamos. Pensándolo bien, a La La Land le sobraba este Oscar. Así que, señores académicos, señores presentadores, muchas gracias por ayudar a hacer más grande la leyenda.