“Las cosas que tiene valor son las mismas, sólo hay que aprender a reformularlo en base a los nuevos retos”.
Tuve el placer de conocer ayer en Málaga con una de esas mujeres que hacen historia, Antoniette Kankindi, y que compartió la jornada con las mujeres malagueñas un día antes de recibir el Premio Harambee por su lucha por la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana. Acudió a nuestra ciudad invitada por el Foro Internacional Mujer y Sociedad de Málaga, con el que compartió su visión del liderazgo y sus inquietudes. Hoy recogía dicho premio en Madrid de manos de Dña. Teresa de Borbón, presidenta de honor de Harambee.
En un encuentro informativo celebrado esta mañana en Madrid, Kankindi ha destacado que el objetivo de esta iniciativa «es intentar reducir la desigualdad, favoreciendo la educación de la mujer, su acceso a la escuela y a la universidad”.
“Se trata –dice Kankindi- de impulsar medidas para garantizar la autonomía económica de la mujer y que tenga un empleo digno, compatible con su familia, que le sirva para permanecer trabajando por el bien de su país sin llenar las filas de Inmigración de otros países occidentales».
Construir África desde África
La filósofa congoleña, profesora de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Strathmore, en Nairobi, pretende poner los medios teóricos y los recursos prácticos para ayudar «a desvelar el liderazgo de la mujer» africana en la familia, la empresa y la sociedad, «aunando los valores tradicionales africanos con los desafíos de la mujer en el siglo XXI».
“Lo que pretendemos –dijo también- es crear puentes entre la mujer urbana y la mujer rural, de forma que todas seamos ciudadanas en una sociedad democrática y seamos capaces de liderar microempresas”. Kankindi sostuvo que “la integridad personal y pública es esencial como muestra de la responsabilidad social”.
Con el patrocino de los laboratorios René Furterer, Harambee entrega este reconocimiento a una iniciativa africana a favor de la mujer africana, con garantía de continuidad, que mejora la capacitación de las jóvenes de Kenya, que genera empleo, y que une las sociedades rurales y urbanas a través de la creación de puestos de trabajos dignos, «ajenos al individualismo liberal».
Kankindi se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Goma y en Derecho en la Universidad de Kinshasa, cursando el doctorado en Navarra, de ahí su perfecto español.
En el año 2013, a raíz de la buena acogida que tuvo su conferencia sobre el Liderazgo de las Mujeres en África en el Seminario Internacional de Liderazgo de la Mujer, celebrado en Lilogwe, capital de Malawi, el Fondo de Acción Urgente-África (UAF-A) financió su programa durante dos años, y en el cual han participado mujeres empresarias, políticas, periodistas y científicas, de diferentes países de África.
En su conferencia en Málaga dio las gracias a Harambee, por su reconocimiento, que seguro será el comienzo de más colaboraciones para poder ayudar a estas mujeres, haciendo casi una petición de ayuda e invitación a la colaboración. La finalidad de su proyecto African Woman Leadership es dotar de habilidades de “liderazgo e integridad” a mujeres jóvenes, de entre 20 y 30 años, responsables de pequeñas empresas, proporcionándoles tanto conocimiento de sus derechos como de sus responsabilidades y deberes y que, convirtiéndose en una especie de cadena de favores, puedan ayudar a otras mujeres a mejorar su forma de vida, de una manera sostenible. Cada mujer joven empresaria, que está dentro del proyecto, se compromete a mentorizar a 10 mujeres jóvenes del mundo rural y a ayudarles a desarrollar un negocio local. La contribución de las mujeres en la lucha contra la pobreza, es imprescindible, toda vez que la mujer en África “mueve mucha gente a su alrededor, lidera comunidades”, además de crear oportunidades nuevas de empleo y asegurar un medio de subsistencia a familias enteras.
Esta forma de entender el liderazgo, basada en principios de integridad personal y pública, beneficiará al bien común y reducirá la desigualdad, promoviendo la inclusión de los más débiles y marginados, puesto que se trata de educar en prácticas empresariales éticas dirigidas a la sostenibilidad, y alejadas de la corrupción. Además de formación, ofrece un programa de mentorización de dichas mujeres, por profesionales, de acuerdo con los valores de gobernanza, liderazgo y sostenibilidad requeridos por los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Partió de un repaso histórico al liderazgo de la mujer en África ya que los modelos eran muy distintos. Con anterioridad a la implantación de los sistemas coloniales, “el liderazgo estaba unido a la autoridad, y esa persona era tradicionalmente la persona más sabia, pero los que ayudaban también tenían que ser sabios, es decir tenían que tener conocimientos y experiencia, y …ser buenos. El sabio soberbio no podía ser sabio, porque no era bueno”, explicaba Por tanto, “la sociedad antigua no podía tener democracia porque esa sabiduría no está al alcance de todos”.
El liderazgo africano
Destacó tres apartados que caracterizan el liderazgo en África.
- La democracia liberal es individualista, y la cultura africana no es individualista, es solidaria. En las ciudades esto ya ha cambiado, pero en el campo todavía no.
- El valor de la familia es muy importante. “En nuestra cultura no se entiende quién soy yo sin la familia, porque la familia es la que me hace a mí. Sin la familia no soy nadie”.
«Aprendió de sus padres a remediar la justicia con los medios que uno tiene».
Explicó como la consecuencia inmediata de los lazos de la familia es la solidaridad, ya que la familia no es un ente aislado. En su caso viene de una familia de 13 hermanos, a la que se juntaron los 7 hijos de su tío cuando este murió, aumentando la familia en gran medida. Sus padres tenían vacas y ayudaban a los hijos de los que trabajaban para ellos también. Con ese ejemplo de familia y de vida, es comprensible la entrega de esta mujer y su gran capacidad para dar a los demás. “Pertenezco a una comunidad y tengo derechos y deberes para con la misma”, decía.
- El tercer punto que nos diferencia es la hospitalidad. Tradicionalmente la casa africana estaba abierta, sin embargo ahora la hospitalidad se ha hecho un negocio.
Ante esto planteó la pregunta de quién es el mejor guardián de estos valores, que se quedaba respondida en la mente de todos los que allí estábamos en la palabra mujer.
Por tanto, “no se puede decir que las mujeres no tenían liderazgo. Por naturaleza, su propia misión es de liderazgo, lo que ocurre es que hoy hay nuevos retos. Era un liderazgo íntegro con valores fuertes ”
En África hay varios dichos que explicaban gráficamente el liderazgo de la mujer, en unas comunidades, explicó, se refieren a ella como el pilar que mantiene la choza en pié, en otros como el cuello que sujeta la cabeza, ya que sin cabeza no hay cuello, y al revés. Pero esto explicaba de una forma muy gráfica el valor de la mujer en su tierra.
“El liderazgo de la mujer no es de fachada, está dentro de la casa”
Ante la pregunta de cómo se debería ejercer el liderazgo de la mujer, la respuesta es clara : Complementariedad versus Competencia. “Si hay competición todos pierden y el problema surge cuando esta competencia se introduce en las estructuras que organizan la sociedad.” Para Antoniette esta es la clave del liderazgo “ya que la mujer está más cómoda en un contexto de complementariedad”.
Reivindicó una de las cualidades más esenciales de la mujer como es la capacidad de ocuparnos de los demás, reconociendo que no hay nada que destruya tanto a la mujer como su endurecimiento.
“No hay nada que destruya tanto como el endurecimiento de la mujer”
Parte de su labor como educadora y formadora está dirigida a una integridad en el liderazgo de las mujeres jóvenes, ya que lo más peligroso es creer en un individualismo, y por ello se puede considerar su vocación como la de abrir los horizontes a la gente.
Los modelos de liderazgo modernos, también en África, son las mujeres políticas, directivas de empresas grandes, actrices que triunfan en Hollywood, en las redes, o los modelos que ofrecen los juegos de ordenador. “Pero todos estos modelos hacen una interpretación muy estrecha, necesitamos gente que pueden vivir los valores construyendo la comunidad con su propio trabajo”.
A África le salva no tener cosas superfluas, tener poco y compartirlo. Mientras que por el contrario, es una gran amenaza todo lo que ofrece el mundo virtual, llegando a ser una de las causas de la corrupción.
“Las cosas que tiene valor son las mismas, sólo hay que aprender a reformularlo en base a los nuevos retos”.