Estamos a punto de comenzar agosto. Han volado más de 7 meses desde principios de año. Es un pensamiento algo aterrador. ¡El tiempo va demasiado rápido! Tan rápido que a veces parece que nos deja atrás: el tiempo nos adelanta y nos deja atrás. Y nos lleva con la lengua fuera, cansados y agotados.
Por eso es tan necesario el descanso. El descanso tiene muchas cualidades que pasaré a comentarte en un momentito. Al mismo tiempo, el descanso a “mitad de año” nos sirve para procesar los últimos meses, para que reflexionemos de qué hemos hecho y qué queremos hacer.
El descanso tiene grandes beneficios si abarcas distintas áreas: el área física, el área psicológica, el área espiritual. Y te propongo que en estas vacaciones cuides todas estas áreas.
El cuidado físico
La neurociencia es muy clara en este tema: durante el descanso, el cuerpo se recupera de los ritmos tan acelerados que llevamos durante el “curso escolar” (lo siento, todo mi ser sigue anclado en el año académico, para mí el año comienza siempre en Septiembre).
Cuando paramos y nos tomamos un descanso mayor estival, el cuerpo, al estar más al sol, incrementa más los niveles de la vitamina D, por lo que podrá mejorar nuestro sistema inmunológico.
Además, el descanso físico hace que disminuyan los niveles de estrés y de ansiedad. Y todo ello, hará que nuestra salud mental y emocional se recuperen.
Los antiguos griegos tenían el “scholé», que significa ocio, tiempo para el aprendizaje y el crecimiento personal. Es decir, el cuidado físico nunca implica tirarse todo el día tumbado a la bartola. No. Significa cambiar de actividad. ¡Cuánto me entenderás si, por ejemplo, te gusta, como a mí, el senderismo!
Reconectar con la naturaleza
Todas las grandes filosofías recomiendan este punto. La naturaleza es el mayor camino para conseguir el descanso. Y en estos “tiempos de locos” que estamos viviendo, mucho más.
Estudios de neurociencia muestran como el tiempo que estamos en plena naturaleza, reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y aumenta la función cognitiva. Es más, disminuye la actividad en las regiones del cerebro asociadas con la depresión (la corteza prefrontal ventromedial (CPFvm) y la Amígdala).
Además, tiene un efecto de promover la calma, la claridad. Por esto, te recomiendo las actividades al aire libre (caminar, nadar, respirar en un bosque).
Cuidado y fortalecimiento de las relaciones sociales
Los humanos somos seres sociales. Y el individualismo que tanto impera en nuestra sociedad, nos acaba haciendo daño.
Necesitas las relaciones. Necesitas estar con tu familia, sin prisas. Estar con los amigos, disfrutando. Durante el resto del año, a veces es “impossible misión”, pero aprovecha el descanso estival para las celebraciones, para las cervezas con amigos, para tirarte al suelo a jugar con tus hijos, para mirar las estrellas junto a tu cónyuge.
Así, reduces la sensación de aislamiento que muchas veces arrastramos.
Así, promueves la felicidad. Ya que liberas oxitocina, la “hormona” del amor y del vínculo.
Ríe, pasea con tu gente querida, da abrazos, acaricia, da besos. Así fortaleces las conexiones con los demás y mejoras el bienestar emocional.
Y, al mismo tiempo, generas recuerdos duraderos, que irán creando tradiciones en tu familia.
Recarga la mente
Cada vez la neurociencia lo dice más alto: estar todo el rato trabajando no es bueno. Es necesario tomarse un descanso del trabajo para ayudar a la mente a procesar, consolidar la información. Esto ayuda a la mente a relajarse y recargarse, lo que mejora la capacidad de concentración y la resolución de problemas. Es lo que se llama “afilar el hacha”. Los griegos sabían que la contemplación y el tiempo libre eran necesarios para el bienestar mental.
Por favor, durante las vacaciones estate sin hacer nada (sin móvil tampoco, por favor). ¡Y duerme! Con este último punto, ayudas al cerebro a realizar una «limpieza» de toxinas y a fortalecer las conexiones neuronales.
La reflexión y el crecimiento espiritual
El descanso es un momento en el que, al no tener las rutinas diarias que nos quitan tiempo para todo (trabajo, familia, compras, casa,..), podemos dedicar a la reflexión, a meditar, a orar. Santa Teresa de Jesús nos habla de los Cuatro grados de oración, siendo el segundo grado la Meditación y reflexión y el tercero el de Orar en Quietud (el cuarto es la Contemplación plena). El verano, al estar más relajados, es un momento idóneo para la introspección y la conexión espiritual.
Y este punto, hay muchos estudios científicos que muestran que la oración (que incluye la meditación) cambia la estructura y la función del cerebro, mejorando la empatía, la compasión y la autoconciencia. También reduce la actividad en la amígdala, disminuyendo el estrés y promoviendo la calma y seguridad.
No sé tus creencias, probablemente serás católico. Independientemente de la religión que practiques, haz oración. Si eres católico (como muchísimos españoles), aprovecha y ve ante un Sagrario. Haz oración de gratitud, de perdón, de intercesión por otros, etc.
Te aseguro (con la neurociencia) que los niveles de estrés y de ansiedad bajarán y que tu salud mental mejorará y fortalecerás tu resiliencia y tendrás más fuerza para enfrentar situaciones difíciles.
A nivel de reflexión, la psicología nos muestra que cuando te das un espacio para la autoevaluación y vas reajustando la dirección de tu vida, vas renovando con fuerza tu propósito.
Por tanto, te propongo que, en estos días de descanso saques tiempo para tu reflexión personal. Pregúntate a ti mismo:
- ¿qué momentos destaco de estos últimos 7 meses? ¿Qué victorias he conseguido) (por favor, hazlo a nivel laboral, pero también a otros niveles, por ejemplo: familia, cuidado de mi mismo, deporte, ocio, voluntariado,…) ¿Qué cosas no he conseguido?
- ¿qué aprendo de mí de lo anterior?
- ¿qué es lo que quiero más? ¿qué es lo que quiero menos? ¿cómo quiero ser cada día?
- finalmente, ¿qué acciones puedo emprender para apoyar mis metas hasta el 31 de diciembre?
Conclusión
El descanso veraniego es una gran oportunidad para cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu. ¡Aprovéchalo! Cuida el descanso, las relaciones interpersonales, el cuidado a ti mismos, la lectura, el juego, el dormir…
Así, cuando llegue de nuevo el trabajo diario, las rutinas diarias, llegaras con la “batería” cargada para abordarlas con fuerza y energía.
¡Feliz descanso!
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