Han empezado a salir las primeras notas de la nueva selectividad, menos en Andalucía, que siempre va a la zaga y todavía tendrá que esperar una semana para ver los resultados de sus alumnos.
Por ahora son dos chicas las que han destacado por nota de la EvAU, una madrileña, Carlota Monedero, y una canaria, las dos amantes del deporte y de hacer más cosas además que estudiar.
Pero la historia de Carlota Monedero es todavía más impactante por ser un referente de esfuerzo y lucha ante la adversidad, además de tener una gran cabeza, por supuesto.
Tenía problemas de salud y esto fue motivo de que Carlota fuera víctima de acoso escolar en su anterior colegio. Padece desde muy pequeña del denominado Síndrome de Marfan, que es una enfermedad rara del tejido conectivo que afecta a distintas partes del cuerpo como es el esqueleto, los pulmones, ojos, corazón y vasos sanguíneos. Gran consideración demostraron los alumnos de su anterior colegio y una pena de profesores que no supieron reconducir la situación.
Por desgracia, todo lo que se salga de lo normal es criticable. A Carlota le hizo sufrir, aunque no desesperar, su altura y su físico, consecuencia de sus problemas de salud y seguramente también su inteligencia (de los empollones ya sabemos que siempre hay que reírse).
“Es por eso que soy muy alta y que tengo una fisiología diferente y algunas limitaciones físicas, pero no es algo que me preocupa en mi día a día. Son sólo piedrecitas en el camino que voy superando”.
La otra cara de la moneda también existe, me viene a la mente casos de discriminación por ser precisamente todo lo contrario, bajitos, con pocas habilidades y torpe, pese a ser trabajadores y deportistas. Todo lo que no sea la uniformidad es susceptible de crítica y sorna para los mediocres o de los que no tienen corazón o capacidad de ponerse en el lugar de los demás.
Da esperanza oír el triunfo de esta alumna, el triunfo de Carlota y seguramente de su familia, quien ha dado un gran ejemplo al conocerse las circunstancias a pesar de las cuales se ha hecho posible esta victoria, ya que tenía justificado tirar la toalla o posponer sus estudios a la recuperación de las varias operaciones de desprendimiento de retina, la última en 4º de ESO y cuya consecuencia fue estar cuatro meses sin poder ir a clase, si bien contó con el apoyo de su madre, quién le leía despacio los temas para que pudiera memorizarlos.
La historia de Carlota llama la atención por su perseverancia y porque se ha puesto el mundo por montera y ha decidido no esconderse y destacar. La perseverancia y el esfuerzo, y sobretodo: el ánimo, son valores que tienen su recompensa. Hay que ser positivo de verdad y ponerlo en marcha, con los pies en la tierra y sin importar lo que piensen los demás.
“Tuve problemas en mi (anterior) colegio. Al ser así, un poco diferente, la gente no me trataba muy bien”, comentaba mientras añadía que su físico, condicionado por su problema médico, era el caldo de cultivo de bromas y críticas por parte de sus compañeros. “Es por eso que soy muy alta y que tengo una fisiología diferente y algunas limitaciones físicas, pero no es algo que me preocupa en mi día a día. Son sólo piedrecitas en el camino que voy superando”, decía muy convencida.
Fuente y fotografía: El Español
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