“A menudo subestimamos el poder de las palabras. Son éstas una herramienta tan cotidiana, tan inherente a la naturaleza humana, que apena nos damos cuenta de que una sola de ellas puede alterar nuestro destino tanto como un terremoto, una guerra o una enfermedad”.
Así comienza, El Fuego invisible, Premio Planeta 2017, escrito por Javier Sierra, con el Pantocrator de San Clemente de Taull en la portada, que se recrea en busca de la verdadera inspiración. Como otras obras de Javier Sierra, su mirada se recrea en los detalles ocultos, en los misterios que no hemos sido capaces de resolver. Las fuentes literarias e históricas mencionadas en esta novela están documentadas, así como las referencias al grial y sus distintas ubicaciones e hipótesis.
“-Y si lo leo, ¿podré atrapar historias como haces tú?
El abuelo volvió a reír, seguramente imaginándose así mismo atrapando cuentos como si fueran mariposas.
-Eso dependerá del empeño que pongas –susurró-. Escribir es buscar. Un día lo entenderás. Si laguna vez te conviertes en escritor, te pasarás la vida buscando. De hecho, nunca dejarás de hacerlo. Jamás.
-¿Buscando qué, abuelo?
-¡Todo!.”
La novela narra la historia de David Salas, nieto de escritor y prometedor lingüista del Trinity College de Dublín, se encuentra, después de aterrizar en Madrid para pasar sus vacaciones, con Victoria Goodman, una vieja amiga de sus abuelos, y con su joven ayudante, una misteriosa historiadora de arte. Este encuentro trastocará sus planes y lo empujará a una sorprendente carrera por averiguar qué ha sucedido con uno de los alumnos de la escuela de literatura que dirige lady Goodman. Para sorpresa de David, la clave parece esconderse en el mito del grial y la vinculación de este con España.
Las Iglesias de la ruta románica de los Pirineos españoles, colecciones de arte en Barcelona libros antiguos y extraños códigos en piedra, van surgiendo en una trama llena de intriga que nos lleva a meditar e investigar sobre el origen de toda inspiración en la literatura y en general el arte verdadero.
“-¿Te acuerdas del día que me preguntaste por el origen de mis historias? ¿Por la fuente de mis ideas?
-S-sí, claro- tartamudeé otra vez.
-Nacen de esa energía que está en todo y que a todos nos une. Y de la capacidad que tenemos cada uno de nosotros para conectarnos con ella durante unos instantes fugaces que dura la inspiración. En ese momento surge un fuego, un ardor invisible, que te enciende por dentro.”
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