“Toda persona, institución, empresa o sociedad necesita, para sobrevivir, aprender al menos a la misma velocidad con que cambia el entorno. Y para progresar, a más velocidad”.
José Antonio Marina no necesita presentación en el mundo educativo. Es filósofo, escritor y pedagogo y son muchos los libros y artículos que ha escrito en relación a diferentes temas, como los grandes pensadores. Pero lo más significativo de sus teorías no se quedan ahí, sino que él mismo se pone en acción y nos increpa a actuar, como padres, como profesores y como sociedad. Es artífice de Movilización Educativa y fundador de la Universidad de Padres. El que no “escuche” su llamada es que está sordo.
WE.- Siendo la educación uno de los pilares fundamentales de garantía de futuro, evolución, mejora de un país y sus habitantes, parece que sin embargo los políticos no llegan a tener esa conciencia o el compromiso necesario sobre esta cuestión. A veces los votantes pensamos que no tienen perspectiva de futuro… de nuestro futuro y del de nuestros hijos. No entendemos a que se debe esa falta de interés…
José Antonio Marina.- Por parte de los políticos hay una general miopía acerca de la importancia de la educación. No acaban de comprender que hemos entrado en la sociedad del aprendizaje, que se rige por una ley drástica: “Toda persona, institución, empresa o sociedad necesita, para sobrevivir, aprender al menos a la misma velocidad con que cambia el entorno. Y para progresar, a más velocidad”. La educación a todos los niveles -desde primaria hasta la “formación a lo largo de toda la vida”- resulta fundamental para nuestro futuro.
Pero también hay que recordar la responsabilidad de la sociedad entera. En las encuestas que hace el CIS sobre los problemas que preocupan a los ciudadanos, nunca aparece la educación. Es un mensaje lanzado a los políticos: no se preocupen, todo está muy bien. Si apareciera la educación entre las primeras preocupaciones, la situación cambiaría.
WE.– Estamos cansados de oír que el origen de nuestro problema educativo está en los recortes. ¿Qué es necesario para que funcione? ¿Es un tema de interés o de dinero?
JM.- De buena gestión. Es necesario tener suficiente presupuesto, y ahora no lo tenemos. Pero como sostuve en Despertad al diplodocus, con el 5% del PIB, que ya hemos tenido, podemos conseguir un sistema educativo de alto rendimiento en cinco años.
WE.- Es gran defensor del Pacto Educativo, sobre el cual ha hecho varias propuestas. Actualmente se ha dado marcha atrás en varios puntos de la LOMCE, han desaparecido las reválidas (que sin embargo son características del sistema anglosajón), hemos vuelto a la selectividad, para desconcierto de los alumnos que acaban ahora segundo de bachiller. Hace un año hablaba en un encuentro con representantes de las fuerza políticas, de la urgente necesidad de poner ya remedio, dando un plazo de dos años, del cual ya ha pasado uno si pensamos en las generaciones futuras. …¿En qué momento se encuentra España actualmente?
JM.–Hay una subcomisión del Congreso estudiando el tema. Me pidieron que compareciera, pero me negué, porque esas breves comparecencias no sirven para nada. Con el mismo equipo que redactó el Libro blanco de la profesión docente, hemos elaborado unos Papeles para un pacto educativo, que está publicado en Internet, y que contiene documentación suficiente para un debate serio. En este momento soy pesimista.
WE.- Es evidente que el sistema educativo español necesita una reforma grande que garantice cierto compromiso temporal de actuación para que ésta sea eficaz. Usted habla de cómo el sistema finlandés está implantando un currículum que exige la integración de diferentes temas y asignaturas, cosa que se hace en España en muchos centros, por ejemplo los de los jesuitas. Por otro lado está el tema de la memoria, tan poco utilizada en otros sistemas educativos, pero fundamental según usted y del cual renegamos también. La equidad educativa donde se intenta tirar de los alumnos hacia un objetivo mientras en otros sistemas se trabaja por niveles en los diferentes cursos, estancando muchas veces al alumnado …¿Cuál es nuestro punto débil entonces?
JM.- Nunca hemos tenido mejor escuela que ahora, lo que ocurre es que no es lo suficientemente buena para los tiempos que corren. Todos los países están en estado de alarma educativa. En España hemos tenido una falta de buena gestión, se ha pensado que cambiando una ley se cambia la escuela, y eso es falso. Para cambiar la educación hay que cambiar lo que sucede en las aulas, y para ello hay que apoyarse en quienes están cerca de ellas: docentes, directores de centro, familias, municipios.
WE.- Con el aumento de tantos grados en la Universidad, la especialización del Plan Bolonia parece estar enfrentada con la situación actual en la cual se valora los Knowmad o personas que pasan con facilidad de un conocimiento a otro. El valor de la capacidad de aprender parece estar también enfrentado con el sistema de evaluación actual que califica en función de objetivos concretos y no sabe evaluar otras actitudes… ¿qué estamos haciendo?
JM.-Todo el mundo se queja de que la Universidad española proporciona una buena formación teórica, pero que está muy alejada del mundo del trabajo. Esto hay que corregirlo. Hay que recordar que la Universidad es una institución docente, porque en este momento siente un deslumbramiento por la investigación y hay muchos profesores que desdeñan la actividad educativa.
WE.-¿Qué significa “learnability”?
JM.– La necesidad de seguir aprendiendo toda la vida ha hecho que desarrollar la “capacidad de aprender” (eso es lo que significa learnability) sea una competencia fundamental que debemos fomentar en todos los niveles educativos.. Es muy revelador que en este momento se esté sustituyendo la palabra “empleabilidad” por la palabra “learnability”. Las empresas seleccionan a sus empleados no sólo por lo que saben (porque eso va a tener fecha rápida de caducidad) sino por su capacidad y decisión de aprender.
“La inteligencia debe estar orientada a la acción, debe usarse para crear, de la mano de la verdad, y en busca de dignidad”
WE.- ¿En qué consiste su proyecto de Movilización Educativa?
JM.- En poner en práctica el consejo pedagógico más sabio que he escuchado. Se trata de un proverbio africano que dice: “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera”. Yo he añadido una segunda parte: “Y para educar bien a un niño, hace falta un buena tribu”. Esto nos implica a todos en la educación. Por eso hace falta una movilización social.
WE.- Defiende que “la inteligencia debe estar orientada a la acción, debe usarse para crear, de la mano de la verdad, y en busca de dignidad”. Estos son conceptos complicados de usar hoy día, igual que la palabra coherencia, casi en desuso. Nos encontramos en un momento en que la manipulación del lenguaje es muy habitual, la falta de información contrastada, y por tanto de veracidad. ¿Cómo podemos ir hacia este camino cuando no se conoce el verdad valor de la palabra verdad o de dignidad humana?
JM.– En este tema, la labor de la educación es fundamental. Necesitamos fomentar el pensamiento crítico, más necesario que nunca en una sociedad democrática, en la que el ciudadano tiene que tomar decisiones y, para ello, ha de estar bien informado.
WE.- La inteligencia hoy día está muy compartida gracias a internet, los tutoriales de youtube acercan muchos conocimientos a la gente, incluso puede ayudar a conseguir cierta equidad. Esto está produciendo cierta tendencia a pensar que no hace falta estudiar… ¿Cómo lo ve?
JM.– La facilidad de conseguir información está extendiendo una creencia perversa: “Para qué lo voy a aprender si lo puedo encontrar en Google”. Es una creencia estúpida y peligrosa. Estúpida porque solo se puede buscar y comprender desde lo que se sabe. Peligrosa, porque la persona ignorante es muy vulnerable a todo tipo de adoctrinamiento, manipulación y fanatismo.
“Aprender a pensar es una de las grandes competencias que hemos de desarrollar”
WE.- El exceso de información es también un problema si no se tiene criterio para seleccionar y buscar la información veraz. ¿Cómo se puede implantar este espíritu crítico, tan necesario hoy día ?
JM.- En los programas de la UNIVERSIDAD DE PADRES que dirijo, insistimos mucho en cómo se puede formar el pensamiento crítico. Basta acostumbrar a los niños a dar razones de lo que piensan, dicen o hacen. En la escuela debemos hacer lo mismo, pero de forma más sistemática. Aprender a pensar es una de las grandes competencias que hemos de desarrollar.
WE.-La falta de compromiso serio de nuestros políticos plantea una gran incongruencia con lo que debería ser su labor para conseguir el objetivo de bienestar social y compromiso con las generaciones más jóvenes, así como la incapacidad para un diálogo sincero por encima de intereses partidistas produce una gran falta de confianza en las instituciones y hacen pensar que el cambio debe venir desde abajo. Hay gente trabajando en recuperar los valores éticos desde distintos ámbitos de actuación (educación, economía etc.), pero parece casi una epopeya en estos tiempos. ¿cómo ve el futuro?
JM.- El futuro va a ser muy complicado por los cambios acelerados que estamos presenciando. Un mundo globalizado, en permanente competencia, proporciona muchas oportunidades, pero, por desgracia, es feroz con quien no las aprovecha. Debemos preparar a nuestros niños y adolescentes para sobrevivir en un mundo así, e intentar mejorarlo.
WE.- Las últimas elecciones en varios países, y lo que estamos viviendo ponen de manifiesto la ausencia de un verdadero liderazgo de valores. ¿Cuál cree que es la razón de esta ausencia de líderes?
JM.– Creo que en estos momentos carecemos de sistemas conceptuales necesarios para pensar la nueva realidad política, social y económica en que vivimos. Eso produce confusión y miedo en mucha gente, lo que la impulsa a buscar liderazgos fuertes en vez de liderazgos sensatos. El ascenso de Trump, Putin, Erdogan, y otras figuras políticas responden a una peligrosa busca del líder que de seguridad.
Esperemos que voces como la de José Antonio Marina hagan reflexionar a los políticos y podamos mirar con optimismo al futuro, por que el futuro de un país depende de su educación.
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