Al oír las palabras de su madre: «el pescaíto se nos fue nadando hasta el cielo», no he podido evitar recordar la canción de Manuel, el pescador portugués de Capitanes Intrépidos, en la versión donde Spencer Tracy canta con una música española, a su pescadito.
Manuel (Spencer Tracy) cuenta al niño que recogen después de haber caído por la borda de un barco, la tarea del ángel de los marineros. No puedo dejar de pensar en Gabriel, y quizás sea ahora ese ángel real del que hablaba y los marineros tengan por fin su angelito en el cielo.
Patricia Ramírez, su madre, es otro motivo para pensar: la forma de afrontar una situación tan desesperadamente injusta y la forma en que ha apoyado a un padre al que acompaña un extra de dolor, no de culpa, quien se habrá planteado muchas veces …y si no…
Pero estas personas, la cara del propio Gabriel, su madre y su padre, su sencillez y cercanía, y aceptación, nos han mostrado, una vez más, que el bien siempre triunfa sobre el mal. Su forma de hacer cara a esta situación ha transformado un momento de dolor desgarrador en AMOR. Porque la carita de Gabriel irradiaba amor, y con eso nos vamos a quedar, en medio de este disparate sin sentido: Me quedo con la cara inocente, de sonrisa pícara del pescaíto que adoraba el mar.
Que su madre le transmitía valores ya lo hemos visto, viendo como es ella, y como ella dice que era su hijo. Esos valores tan en desuso hoy día y que realmente sólo se transmiten con el ejemplo. El ejemplo que nos está dando a todos al no caer en la desesperación, de superación buscando el lado bueno de todo esto, de buscar la paz, la fe… de ver lo bueno de las personas y de saber agradecerlo.
«El pescaíto se nos fue nadando al cielo». Patricia
No nos importa otra cara en este momento, y ojalá el proceso fuera secreto ni se hicieran montajes absurdos, porque sólo queremos fijarnos en la cara de Gabriel, que es la que nos recuerda la bondad del ser humano,… y compartir un cachito del dolor de sus padres.
La justicia tendrá que ser justa con lo que ha pasado… porque es una cuestión de dar al César lo que es del César…
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