Al lanzarme a escribir el artículo de este mes decidí sumergirme en los discursos de diferentes medios de comunicación. Y no sé si decir – “como es natural”-, pero la realidad es que, a veinte días de la celebración del 8 de marzo, día dedicado a las reivindicaciones de la mujer por excelencia seguimos hablando del tema. Aposta lo defino como “día de las reivindicaciones de la mujer”, y no “día de la mujer”. Porque, sinceramente y hasta el hartazgo, siempre me quedo con un regusto negativo. Estoy de acuerdo en el valor de la reivindicación, pero las palabras se las lleva el viento. Hace muchos años que asumí como uno de los lemas que conducen mi vida aquel que dice “las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra”. Y considero que el ejemplo y la movilización no puede quedarse en un solo día. Por lo tanto, está bien que las diferentes publicaciones lo hagan un tema transversal. Ahora bien, el discurso ha de procurar ser representativo, es decir, que todas hemos de poder vernos reflejadas en él.
“Las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra”
En una fecha relativamente reciente, tuve oportunidad de decir a una editora y directora de revista que no me sentía representada por los modelos de mujer que presentaba en ella. Vamos – “que yo no quería ser como esas”; todavía recuerdo sus ojos como platos. Y es que, considero que los medios de comunicación no son, ni pueden erigirse en todopoderosos diseñadores de un determinado modelo de mujer.
Grabado sobre la “Vida de la Mujer Buena y Mala”. Museo Municipal de Historia de Madrid.
Cierto es que arrastramos una tradición marcada por el dogma a este respecto. Muestra de ello es el grabado recogido en estas imágenes, donde aparecen las características de la buena mujer y la mujer mala hacía 1890 realizado por una imprenta de Madrid. Refleja muy bien la concepción de la mujer para la mentalidad del momento. Considero que, salvando la evolución del estereotipo, la sabiduría que rebosa el grabado es muy interesante. La vida es la misma para todos –hombres y mujeres-, todos estamos destinados a morir. Está en manos de cada uno hacerlo de forma virtuosa o no, al fin y al cabo, las consecuencias son personales. Aunque de acuerdo con las viñetas del grabado, hoy la mujer buena sería la mala, y, al contrario. Pero el final para ambas continúa siendo el mismo. Dejo a las lectoras y lectores que saquen sus propias y libres conclusiones: aprender palabras que nos vistan de contenidos con valor.
Ampliación de un fragmento del grabado sobre la “Vida de la Mujer Buena y Mala” que se encuentra en el Museo Municipal de Historia de Madrid.
La verdad es me gusta observar los mensajes que nos llegan a través de los medios. Oráculos de la moda y el estilo. En enero de 2017 me encontré con la siguiente contraportada en el diario Sur de Málaga (Sedano, 2017), como se puede ver en la imagen de abajo. Donde es noticia que un bar de Málaga ha comenzado a poner sus normas de indumentaria para poder entrar en él. No está permitido vestir de forma inadecuada para tomarse una copita…; o como declara Sara Saudinger en un artículo de Noelia Collado (2018) “Si al estilo, no a lo absurdo”.
Contraportada de J.A. Sedano en el diario Sur de Málaga el 31 de enero de 2017.
Y, es que de vez en cuando se agradece que los diseñadores hagan declaraciones de intenciones claras. Como explica Ashley Graham: “hago ropa para estar deslumbrante” (Santos, 2018). Ese debería ser el objetivo de los diseñadores hacer que estemos deslumbrantes, destilando belleza, y no lo contrario. Por eso, en este momento me viene al recuerdo algo muy gracioso con lo que a menudo nos solemos reír en familia. En una ocasión, mi hermana vestía de una determinada forma y una tía nuestra comentó “tu hermana está para llorar sobre ella” jajajaja, todavía nos tiramos de la risa al recordar. Pero dio en el clavo. Porque no solo nos vestimos para nosotros mismos, los demás están ahí, y hay que tenerlos en cuenta. Aprender un lenguaje a través del cual el vestido exprese respeto y amor hacia nosotras mismas y hacia los demás.
Dibujo de la autora del artículo.
Al llegar a este punto creo oportuno considerar tres afirmaciones que aparecen en el libro de J.A. Marina (2017), “El bosque pedagógico y como salir de él”, que he intentado mostrar a través de esta imagen.
Aprender a expresar a través del vestir nuestra madurez cultural, frente al primitivismo analfabeto
Estas ideas están relacionadas con el papel que juegan la ética y la filosofía en relación con la libertad. Y las traigo aquí porque es lo que late en el fondo del discurso que estoy desarrollando. El vestir de forma adecuada para cada ocasión y lugar, no está reñido con la libertad, sino todo lo contrario. Es una expresión del correcto ejercicio de la libertad personal. Expresión de autonomía y madurez. Y lo más importante, de cultura. Porque lo contrario a la cultura es lo primitivo. Y creo que en ese nivel nadie quiere estar (o sí, porque siempre hay gente para todo). Por lo tanto, es muy recomendable aprender a expresar a través del vestir nuestra madurez cultural, frente al primitivismo analfabeto.
Exposición temporal realizada en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga.
Como decía Lord Brummel “si alguien se vuelve para mirar tu traje es que no vas bien vestido”. Aprender palabras y vestir contenidos, este título tan enigmático como práctico. Deberíamos conocer el lenguaje de la moda y las tendencias sobre todo para dialogar u oponernos a ellas. Y por otra parte, pensar antes de vestir, porque siempre transmitimos ideas, estados de ánimo y sobre todo valores.
Para terminar me gustaría citar a Empar Prieto (2018) “La moda puede ser el arma más potente para conseguir pasos de gigante en el mundo si le damos un buen uso. Los consumidores exigiendo y las marcas respondiendo”. Me encanta eso de “los consumidores exigiendo”. Yo me pregunto ¿deseamos adquirir la sensibilidad suficiente para exigir? ¿de verdad queremos exigir?, o ¿preferimos dejarnos llevar? Como diría Shakespeare “la moda marea a quien la sigue”.
Referencias:
Collado, N. (2018). Bolsos de autor. S Moda, (286), 56-62.
Marina, J. A. (2017). El bosque pedagógico y cómo salir de él. Barcelona: Ariel.
Prieto, E. (2018). Sin tiros a ciegas. S Moda, (236), 22.
Santos, A. (2018). Asheley Graham: Hago ropa para estar deslumbrante. Mujer Hoy, (988), 42-45.
Sedano, J. A. (2017, enero 31). Prohibido entrar en bata o pijama. Diario Sur.
Fotografías: Propiedad de la autora del artículo.
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