Y mientras transcurre el verano, entre chapuzones en la piscina y jornadas de trabajo cada vez más cansinas. Me ha salido un pareado fácil. Esta época del año que puede aprovecharse muy bien o que pasa por delante de nuestras narices y al final nos damos cuenta de que somos especialistas en desaprovechar el tiempo y que en nosotros se cumple eso de la “vida contemplativa”, contemplar el futbol, contemplar la vida de los demás y contemplarnos a nosotros mismos: “mira que guapo estoy, mira que moreno tengo, mira este tatuaje que es nuevo…
Esa felicidad de la que hablo no nace del agujero del ombligo, ese pozo umbilical que llega hasta el ego
El que escribe estas torpes líneas, no muy lejos de estos contempladores, de estos paseadores por la vida a los que les resbala todo, un buen día tuvo la enorme suerte de darme cuenta de que hay vida más allá del ombligo. Que te puedes entender perfectamente con personas que no hablan tu idioma, que no tienen tus costumbres, que no tienen ni tu religión, ni tu color de piel y que viven en situaciones de extrema pobreza. Que se puede ser feliz, pasando una tarde en un barrio marginal de Málaga escuchando problemas. Que es posible ir a visitar enfermos, y volver mejor de cómo hemos ido. Es cuestión de saber distinguir los mensajes con los que nos bombardean diariamente. Ser más guapos, más listos, con más dinero, con menos problemas, o con más salud, no nos hacen más felices. Y permítanme el chiste fácil: ni echando a Rajoy vamos a ser más felices, como era el modus vivendi de algunos que se llaman políticos, y a la vista está, pero démosle cien días…democracia, dicen.
Esa felicidad de la que hablo no nace del agujero del ombligo, ese pozo umbilical que llega hasta el ego. Al contrario, nace de esa línea casi recta que va del corazón a la amplitud de mente y en sentido inverso. Una vez que aprendes que esta filosofía gratis, que no barata, te va a hacer una persona distinta, pero sabe vivir en cualquier comunidad, la vida cambia. Y entonces la escala de valores cambia y se relativiza muchas cosas. Todo cambia.
Yo no quiero privarme de esas cervezas entre amigos, de ir a conciertos, ni quiero privarme de una escapadita a una playa con encanto este verano, o de darme un capricho, pero este verano el aguijón de África que llevo clavado, me ha recordado que hay que volver. Lo tenemos planeado. Ha surgido así. No sin esfuerzo…
Burkina Faso significa, “patria de hombres íntegros” y eso suena bastante bien
El destino es un país del Sahel que se llama Burkina Faso. Un país pobre de gente amable y alegre. Burkina Faso significa, “patria de hombres íntegros” y eso suena bastante bien.
Un buen día la ONG malagueña “Policía Amigo” nos tendió la mano y nos acogió. De la noche a la mañana y sin pensarlo vimos que éramos parte de ellos. Sin estridencias, sin parafernalia, ni elementos externos que nos hiciesen destacarnos como ONG, sin postureo, trabajando como hormiguitas, con el espíritu del servicio dirigido a los más vulnerables, los niños. Esa es la filosofía que nos trasladó su presidente, Pepe Cruz.
Nos empapamos de sus experiencias y de sus vivencias, nos volvió a meter en vena el “veneno” africano. Nos dejamos ilusionar por un proyecto en una ciudad de nombre impronunciable para un europeo (al menos para mi…). Un proyecto en un orfanato a cargo de unas monjas africanas. No es Punta Cana, ni Menorca, ni Nueva York, ni mucho menos Tarifa. Niños hasta los 8 años de edad. Y para eso preparamos las maletas. El equipaje, ligero, para no tener que facturar, una cámara de fotos, pasaporte, visado y gracias a que uno lo guarda todo, unos teléfonos antiguos con SIM, porque ahora nuestros teléfonos tienen nano SIM. Así podremos comunicarnos allí y sobre todo tener internet para poder mandar mensajes y fotos vía Whatsapp a España. Además de habernos hipervacunado, tenemos que hacer profilaxis de enfermedades que aquí en Europa no se escuchan mucho: Paludismo, Cólera, Tifus…Y un botiquín básico, porque somos aventureros, si, pero no quiero verme en un sitio que no conozco buscando Fortasec.
Porque si hay una cosa importante en este tipo de experiencias es poder contarlas, poder transmitir a otras personas que el verano no necesariamente es sol y playa y que se puede aprovechar el tiempo, simplemente ayudando a quién más lo necesita
Esta será nuestra aventura este año, si Dios quiere, claro está. Ligeros de equipaje, que esperamos poderlo traer, lleno de bonitas vivencias y poder contarlas. Porque si hay una cosa importante en este tipo de experiencias es poder contarlas, poder transmitir a otras personas que el verano no necesariamente es sol y playa y que se puede aprovechar el tiempo, simplemente ayudando a quién más lo necesita.
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