¿Ojos de igualdad o gafas de género? Te invito a leer mi reflexión sobre lo que me ocurrió hace unos días…
Hace unos días asistí a un evento organizado por la Junta de Andalucía y cuyo objetivo era informar al tejido empresarial y emprendedor de las últimas tendencias y disciplinas en materia de negocios: liderazgo, transformación digital, Big Data, financiación, gestión empresarial, innovación y desarrollo, y así un largo etcétera.
Como podéis imaginar, el programa era completísimo y gracias al sistema de organización, podías ir visitando los distintos corners para recabar información sobre aquellos temas que por tu idiosincrasia personal o profesional pudieran resultar más atractivos, necesarios o interesantes.
La cultura del género presente en los eventos institucionales de la Junta de Andalucía
Sobre las cuatro de la tarde, al salir del Corner de digitalización de negocio, me llamó muchísimo la atención el gran número de personas, principalmente mujeres que pegaban post-it en un gran mural lleno de recuadros vacíos a los que se les había asignado un color, y un señor repartiendo algo que parecían unas gafas.
En principio algo normal, porque en este tipo de eventos suelen hacerse dinámicas de grupos para que los asistentes interactúen entre ellos y se conozcan generando así Networking, y siempre alguna que otra marca patrocinadora suele regalar algún detalle, así que le dije a mi hija, vamos a entrar a ver que están haciendo ahí dentro.
Rápidamente una chica se nos acercó con un puñado de rotuladores en la mano y nos animó a participar en el mural que había en la pared, cada Post-It respondía una pregunta, que previamente, había sido escrita junto al mural, había uno negro, uno rojo, uno naranja, uno amarillo y uno verde, y así ibas pegando tus respuestas en ese gran mural en el que otras muchas personas se habían animado a participar.
Mientras pensaba en mis respuestas, empecé a leer que habían escrito otras personas, y me llamó mucho la atención, ver que casi nadie había escrito nada en referencia a la educación como una solución al problema de “género” o de igualdad, porque a mí me gusta más esta segunda palabra, así que me dispuse a escribir y me di cuenta que a las cinco preguntas se podía responder con frases que contenían la palabra educación.
Y es que no hay nada mejor que una buena educación en tolerancia y respeto hacia las personas para evitar las desigualdades, como las que durante siglos ha existido entre hombres y mujeres.
Las gafas con visión de género
Pero mi experiencia con el género en un acto profesional no terminó ahí, cuando me disponía a salir del stand, se acercó el señor de las gafas, y le pregunté. ¿Y esas gafas sin cristal? El me respondió son unas gafas con visión de género, te las pones y entiendes todo el ideario que el género defiende. Así que me las puse, y lo único que noté en mí, fue un aire hypster provocado por la estructura negra del armazón de las lentes, pero mis ojos, y mi corazón seguía viendo el mundo de la misma forma, así que fue cuando se me ocurrió, ¿por qué en vez de ponernos unas gafas de género, aprendemos a mirar a la luz de la igualdad?
El concepto igualdad es mucho más amplio que el concepto género, ya que en la segunda acepción que recoge el diccionario de la RAE, encontramos que igualdad significa: “Correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo”. ¿Hay algo más bello y maravilloso que personas diferentes, de sexos diferentes, de edades diferentes, de países diferentes, de ideas diferentes, de religiones diferentes tengan las mismas oportunidades?
¿Realmente la cultura del género defiende a la mujer?
En estos días, en los que ha sido noticia que el Congreso ha validado por unanimidad el decreto de medidas contra la violencia de género que se tramitará como ley, en la que se recogen entre otras volver a quitar derechos a los padres sobre sus hijos, ya que de llevarse a cabo, los menores podrán denunciar problemas de género y tener asistencia psicológica sin el consentimiento de sus padres, yo me pregunto. ¿El género sirve para construir en igualdad? ¿O por el contrario es una excusa o un intento más de intentar destruir el modelo de familia tradicional?
¿En serio este tipo de medidas favorecen la igualdad? ¿O por el contrario favorecen el individualismo y el carácter egoísta de una sociedad que cada día parece estar más alejada del sentido común?
Podéis llamadme ilusa incluso utópica, pero sigo pensando que la igualdad en cualquiera de sus acepciones, se trabaja desde casa con una buena educación en virtudes, valores y respeto.
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