Si hiciésemos una encuesta, seguramente habría todo tipo de respuestas, desde el salto en caída libre, subida al Himalaya, viaje de vuelta al mundo…
Sin embargo , son el resultado, no de una encuesta, sino de una entrevista a Eugenia Silva para la revista Hola, hace unas semanas.
Y es cierto que la experiencia de ser padres, y sobre todo madre (ya que nuestro cambio de vida empieza con el embarazo) es indescriptible, además de una aventura.
Me encantaron sus palabras y coincido plenamente con ellas. Hace poco más de un año, en la recta final de su embarazo, comentaba para Mujer de Hoy que “no encajaba en ese prototipo de mujer que, cuando tiene un niño, deja todo lo demás atrás”. Decía que durante ese periodo no había cambiado nada de su ritmo y no tenía la intención de cambiarlo después del parto. Tuvo mucha suerte de no tener vómitos desde por la mañana hasta por la noche, o tener una diabetes estacional, ciática, o un pinzamiento que no la dejaran andar, o reposo por amenaza de aborto, como les pasa a muchas.
En ese momento admiraba a las mujeres que no habían convertido a sus hijos en el centro de sus vidas, sin saber que esas mujeres a las que se refería anteriormente, a lo mejor no tenían recursos para capear un trabajo paralelo que les permitiera una ayuda en casa, han tenido un hijo que por desgracia no estaba sano y que sin su entrega no saldría adelante, o han pasado 10 años esperando, después de embarazos frustrados, un hijo hasta que han visto su fruto y este se convierte, con toda razón, en el centro de sus vidas.
Sin embargo, gracias seguramente a su carácter, que asume las cosas como vienen y disfruta de ellas, según se definía ella misma. Eugenia, después de conocer realmente la maternidad, afirma de forma rotunda “La experiencia de ser madre supera cualquier otra”, viviendo volcada por completo en su niño. Según sus propias palabras para esta revista, ha bajado el ritmo de trabajo y es más selectiva, ya que de no ser así, no vería nunca a su hijo. Si antes me parecía guapa, ahora me cae mejor.
Un hijo no será el único centro de nuestras vidas, pero la escalada de puestos al número uno es vertiginosa, y la experiencia inigualable.