Ante la irrupción en la escena política nacional del partido VOX, muchos votantes provida ponderan si habrá o no determinación política frente a la actual Ley del aborto.
El rechazo social al aborto es una evidencia. Aunque hasta el final de los tiempos, la verborrea y ruido del feminismo radical siga sonando por el mundo.
Propuestas frente al aborto
¿A quién votar? A día de hoy, solamente dos partidos parecen más o menos pronunciarse, pero sin radicalidad y valentía.
Días pasados se han publicado entrevistas al líder de la oposición, Pablo Casado y a Santiago Abascal, del partido VOX. Ambos, preguntados por un tema neurálgico para muchos votantes: el aborto.
¿Qué haría con la ley del Aborto? Abascal: Derogaría la actual ley. ¿Van a proponer derogación de la Ley del Aborto de Bibiana Aído? Casado: Yo parto de la base de que el aborto no es un derecho, es un fracaso. Entonces mi posicionamiento es que había una ley en España que era la de supuestos, promulgada por un Gobierno socialista y aceptada por un Gobierno popular, que lo que hacía es que en España no estuviera penalizado pero que no fuera reconocido como un derecho.
La realidad
Ninguno de los dos apuesta por la erradicación total de la Ley del aborto.
Un votante responsable intentará tener una visión de conjunto, porque sabe que el crecimiento de una nación abarca todo, aspectos prácticos y morales. Esa es la cuestión.
¿Cómo afrontar el desafío ante la duda?
Ilustres personajes vivieron bajo el Régimen de Franco y contemplaron con ilusión la Transición. Uno fue D. Julián Marías, quien ante las primeras elecciones democráticas, aconsejaba: «Yo pediría a los electores una sola cosa: que usen la imaginación. Que se molesten durante un par de horas –tal vez baste con unos minutos– en imaginar qué puede pasar con su voto».
Esa imaginación, señalada por Marías, presupone un camino previo, el del conocimiento de los programas; los líderes y, por supuesto, de las propias ideas o ideales en los votantes. En definitiva, actuar con madurez personal.
La actualidad política deprime. Aún así, suenan campanas de acabar con inercias decadentes, construidas a lo largo de 40 años por dos partidos. Sobretodo el problema autonómico y sus derivados, así como la defensa de la vida, comenzando con el aborto.
Hechos constatables como la multiplicidad y desigualdad legislativa; sueldos institucionales «a la carta»; cargos a dedo por doquier; más de 3 millones de funcionarios en un país de tan solo 47 millones de habitantes; corrupción a todos los niveles… Proliferación de clínicas ilegales para la gestación por «vientres de alquiler», indican que aún hay mucho por cortar de raíz y reformar.
En política una cosa es la gestión y otra los principios, aunque la buena o mala gestión siempre será consecuencia de los principios, si los hubiera. Hay votantes que buscan ambas cosas en sus representantes políticos. Por ejemplo, la población española que se declara abiertamente provida y no cesa de luchar hasta que el aborto sea abolido.
D. Julián Marías reanudó el consejo: «Que anticipen primero, si su opción puede ganar las elecciones, si el grupo inicialmente escogido por ellos puede gobernar. Si es así, que se representen su gestión durante un año o dos, e imaginen cómo estaría España al cabo de ese tiempo; si esa anticipación les parece atrayente, deben confirmar su primitiva intención de voto; si les produce temor, desconfianza, antipatía o repulsión, más vale que sigan pensando».
Imaginemos, pensemos… pero votemos, será la única forma de sembrar una democracia madura y dejar un legado a las próximas generaciones.
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