Las personas sin una buena educación corren el riesgo de una vida de mala alimentación, más enfermedades y empeoramiento de la salud mental, sobre todo en el nuevo acceso a Smart cities y a nuevos entornos digitales. Algunos resultados establecen una conexión directa entre la mejora en materia de salud y educación, la productividad y el crecimiento económico. Por tanto educación: la mejor inversión para una sociedad más sana
Así pues, en este informe, comentamos algunas conclusiones educativas y saludables, extraídas del Estudio “Impact of Education on Health for future” del programa SHC europeo avalado por U4SSC, Naciones Unidas y patrocinado por Pharmex que pueden servir para indicarnos la importancia de la Educación y la salud.
Expertos de diversas materias advierten sobre la necesidad de esta inversión, así lo apuntó el presidente del Banco Mundial y el Fondo Monetario Jim Yong Kim en un informe esta semana:
«El capital humano es un motor clave del crecimiento sostenible e inclusivo, pero la inversión en salud y educación no ha recibido la atención que merece. Este índice crea una línea directa entre mejorar los resultados en esos campos y la productividad y el crecimiento económico».
La ONU ha venido trabajando para conseguir la colaboración de los Gobiernos-incluyendo el mundo académico y empresarial-, para planificar la Agenda Global 2030. De hecho, el Índice de Capital Humano presentado en las Reuniones Anuales del Banco Mundial, revela que 56 % de los niños y las niñas que nacen hoy en todo el mundo perderán más de la mitad de los ingresos que podrían obtener a lo largo de toda su vida. Esto es porque, actualmente, no se realizan inversiones eficaces en sus habitantes para lograr que la población sea sana y educada.
Cronicidad y educación: nuestra situación para el futuro.
Las enfermedades crónicas que cuentan con una mayor incidencia en la actualidad son las enfermedades respiratorias, obesidad, cardiovasculares, y el cáncer. Estimándose que un 70% de las muertes anuales que se producen en todo el mundo están directamente relacionadas con este problema. Por ello, los organismos cada vez están más preocupados y ponen en marcha medidas para reducir en la medida de lo posible la cronicidad.
El problema principal está en los hábitos de las personas, sedentarismo, mala alimentación, estrés y falta de ejercicio físico, algunas de las causas que promueven las enfermedades crónicas.
En España solemos sufrir depresiones, ansiedad crónica, dolores de diversos tipos, y una obesidad a niveles desorbitados. El 28,6% de los chicos en edad escolar y el 13,7% de las chicas realizan al menos 60 minutos al día de actividad física. La falta de actividad física es el cuarto factor de enfermedad prevenible en España y el 77,2% de la población no es activa.
¿Que opinan los expertos?
Expertos de la talla de Dr. Bernabé Galán. Presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos que colabora activamente con nuestro Programa, a través de Córdoba M Salud, indica:
«El modo de vida de una persona puede dar lugar a patrones de conducta beneficiosos o perjudiciales para la salud. Es evidente que si hay que mejorar el estado de salud mediante la modificación de los estilos de vida, hay que actuar tanto sobre la persona como sobre los factores del entorno global. El estilo de vida de un individuo está compuesto por sus reacciones corrientes y por los problemas de conducta. Estos patrones se aprenden a partir de la relación con los padres, compañeros, amigos y hermanos, o por la influencia de la escuela, medios de comunicación, etc».
En el estudio el Dr. Francisco Ignacio Mata, médico especialista en Psiquiatría del Instituto Provincial de Bienestar Social de Córdoba, indica la necesidad de «la educación y la intervención precoz en los trastornos de conducta alimentaria (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracones, obesidad). La implantación curricular de una asignatura sobre alimentación y mejoría de la de educación física tendría beneficios en la salud mental».
También el director general del Instituto Cardiovascular Zena del Mount Sinai Heart de Nueva York advierte: «Una incorrecta educación en edad temprana de hábitos saludables puede acortar hasta 5 años la vida».
Educación arma contra la obesidad y las enfermedades crónicas
La educación se demuestra como un arma de prevención eficaz contra la obesidad. En solo 40 años, el número de niños en edad escolar y adolescentes con obesidad ha aumentado más de 10 veces, de 11 millones a 124 millones.
En cambio, se demuestra cómo la intervención con programas como SHC pueden reducir hasta un 20% la obesidad a través del arma que vienen indicando expertos: la educación. Los juegos y los retos que crean hábitos saludables, tanto mentales como físicos, son importantes para la salud, la capacidad de establecer relaciones y establecer redes sociales.
Además La falta de actividad física puede dar lugar a varias enfermedades crónicas, como las cardiovasculares y la obesidad. Se ha demostrado que la adhesión a las pautas actuales de actividad física se asocia con un riesgo de mortalidad 20% menor en comparación con las personas físicamente inactivas.
¿Cuáles son los niveles de actividad física recomendados por la OMS Y Naciones UNIDAS?
Según nuestras fuentes oficiales los niños y jóvenes de 5 a 17 años deben acumular al menos 60 minutos de actividad física de intensidad moderada a vigorosa diariamente: juegos, deportes, transporte, tareas domésticas, recreación, actividades familiares, escolares y comunitarias.
Los adultos de 18 a 64 años deben realizar al menos 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada durante la semana o al menos 75 minutos de actividad física aeróbica.
¿Qué estrategias educativas se recomiendan para crear ciudades saludables?
Ambientes de nutrición ecológicos, programas integrales con impacto tanto en el currículo como en los entornos de la ciudad motivadores para los ciudadanos y niños, programas de actividad física y políticas de educación física, adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones o rediseñar espacios saludables en colegio y ciudades.
La prevención debe dirigirse a la necesidad de tomar concienciar acerca de las dietas saludables, al fomento de la actividad física y existe la necesidad por parte de los países, de rediseñar los programas existentes y adaptarlos al SXXI. Programas como SHC europeos son necesarios para promover un nuevo tipo de conectividad para el futuro, el desarrollo saludable sostenible y para terminar, una educación que potencie nuevos hábitos saludables.
Educación: la mejor inversión para salud en el próximo siglo
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