Europa tiene dos importantes dilemas en la misma balanza; en un lado, su generosidad y solidaridad con los refugiados, y en el otro, su futuro, el riesgo de pérdida de identidad, unidad y estabilidad.
Hace casi dos años que vemos en internet y en la prensa, no tanto en la nacional como en la de otros países (y esto es una denuncia), las desagradables e incomprensibles atrocidades que, en el falso nombre de Alá, está cometiendo el Estado Islámico.
A diferencia de los asesinatos que cometieron los nazis, el mundo entero sabe lo que está haciendo el EI, prácticamente en directo, ya que, entre otras formas, ellos mismos cuelgan los videos de algunas ejecuciones en internet. Hemos visto destrozos materiales y humanos contra cristianos y otras minorías étnicas y religiosas que no fuesen las suya.
Despertar de conciencias
Haber visto cabezas empaladas de familias, la matanza de estudiantes en Kenia, y los testimonios de las pocas mujeres o niñas sobre las violaciones y vejaciones a las que les han sometido sus raptores islamistas, como un simple ejemplo de una larga lista, no impactaba de forma suficiente a los seres humanos de este planeta y parecía que no fueran cosas de este mundo en el que vivimos, quizás demasiado acostumbrado a la violencia y fatalismos de tantas películas estadounidenses.
Pero esto es real, no es ficción ni son efectos especiales. Ha sido la fotografía de un inocente niño de tres años, muerto en la orilla de una playa turca, junto a su hermano de 5 y su madre, la que ha despertado la conciencia del mundo, tan cerrada y dormida. Las penas empezaron a dejar de ser de otros. Tal y como su padre, Abdullah Kurdi, comentó a The Telegraph, “ellos tienen que ser el despertador del mundo entero”. Fallecieron en la tercera tentativa de entrar en Europa, después de haberlo intentando legalmente varias veces. Pero no han sido los últimos, este fin de semana han muerto 39 emigrantes, entre ellos 6 niños, según datos del Daily News.
Aquí hay mezcladas miles de historias y situaciones; ellos eran kurdos, otros vienen huyendo de luchas internas entres suníes y chiitas, otros huyen por tener otra fe distinta a la del Islam, matan a sus familias, les echan de sus casas, secuestran a sus hijas…
Necesitan ayuda, muchas personas nos sentíamos impotentes y seguimos sufriendo ante esta situación, ¿Cómo ayudo?, ¿qué puedo hacer por ellos? Hay varias organizaciones que han estado ayudando y denunciándolo desde hace tiempo y siguen haciéndolo en la zona, pero si no hay suficientes medios ¿quién para esta barbaridad?. Sobre todo, si no hay conciencia ni nadie siente esa responsabilidad. La pelota es de otro…
Y ahora, después de la foto que dio la vuelta al mundo, medio dormida la Europa dice balbuceando: hay que acoger a los refugiados sirios. Pero el problema que tiene encima no es simple, ni siquiera entre los gobernantes de los países de la UE se ponen de acuerdo. Es un reto para los gobiernos, pero también para los ciudadanos.Porque el problema está allí y es donde hay que ayudar en primer lugar.
Si mejoran las condiciones, si tienen oportunidades, si parase por lo menos la guerra en Siria, supondría que muchos no querrían venir.
Cameron cambió su postura después de salir a la luz la famosa fotografía, pero también se fue a Jordania y ofreció ayudas para mejorar la vida de los campos de refugiados en Jordania y Líbano (Jordania tiene un problema natural de gran escasez de agua, por ejemplo). Porque el problema está allí y es donde hay que ayudar en primer lugar. Si mejoran las condiciones, si tienen oportunidades, si parase por lo menos la guerra en Siria, supondría que muchos no querrían venir. Estoy de acuerdo con una de las propuestas de UNHCR de aumentar las ayudas en los países alrededor de Siria, y ayudar en las instalaciones en Grecia y Serbia, donde está llegando un mayor número de refugiados para que sus condiciones sean mejores, y así proceder a un mejor registro de los que llegan. Las autoridades europeas no saben con exactitud cuantos emigrantes hay, ni donde están. De los 160.000 que han entrado por Grecia, sólo 55.000 están controlados por Eurodac (Europe-wide system of tracking migrants) y de los 92.000 de Italia, sólo lo están 30.000. Además hay testimonios de refugiados que confirman que se puede comprar pasaportes sirios en Grecia, Macedonia, Serbia y Turquía. Todo el mundo quiere ser de Siria. A los datos anteriores, publicados por The Telegraph, habría que añadir que tan sólo el 38% procede de Siria realmente.
La situación de España
Este despertar aceleró la entrada de Osama Abdul y su familia en España, de una forma nada usual. Una celeridad casi ofensiva para muchos, en situaciones seguramente más dramáticas. El Señor Abdul, a pesar de reconocer que está en nuestra querida España gracias a la desafortunada acción de una periodista, que se ha hecho realidad el sueño de su vida, dice que exige justicia y que no perdona: “considera inhumano lo que le hicieron”. Supongo que más inhumano será lo que le harían en su tierra para tener que huir, e incomparablemente peor, a pesar, vuelvo a repetir, de la posible maldad de la periodista. Sólo tiene que pensar en cuan diferente ha acabado la historia de la familia Kurdi. La zancadilla que les pusieron tantas veces a ellos tuvo peores consecuencias. A esto le añadimos que para tener un trabajo, oportunidad no tienen muchos españoles, sólo se le pide hablar español.
Estamos ahora en el otro lado de la balanza, Europa tiene un grave problema de empleo todavía sin resolver, y aquí se pide algo más que aprender español para trabajar. Muchas personas que están entrando son jóvenes y con formación y titulaciones universitarias, con lo cual presentan una competencia para la poca oferta laboral libre. Si la condición de refugiado llegase a suponer un punto más, llegaría a traer graves tensiones añadidas.
Por otro lado no hay que ignorar que las palabras del Presidente de Hungría, que aunque duras, son cautas, y pese a ello ha vuelto a abrir la frontera con Serbia, lo que se ha traducido en la entrada de 20.000 refugiados en Austria en dos días.
El año de la misericordia
Uno de los valores de nuestra cultura es el perdón, la misericordia, cuyo año ha instaurando precisamente el Papa Francisco, pero ésta, pese a ser un valor natural, intrínseco a la naturaleza humana, es un valor característico de los cristianos, o debería serlo, y que deberían compartir los que entrasen en nuestros países, en nuestras ciudades.
El Daily Mail se hizo eco hace unos días de las conversiones masivas de musulmanes que acaban de entrar en Alemania, y según diversos testimonios, muchos lo hacen porque piensan que así no les van a echar de Europa. Esto plantea dudas, ¿serán como los antiguos moriscos de la Edad Media? No se les pide conversión, sino aceptación de nuestros valores, de nuestras raíces y nuestra cultura, integración real. Ayudar no debería servir para que su cultura suplante a la nuestra, tal y como advierte que está pasando Christopher Caldwell en su libro (2009). Es fácil, debe producirse respeto e integración, al igual que nosotros les respetamos y les abrimos las puertas.
Es curiosa la oferta del Rey Salman de Arabia Saudita, que el Gobierno Alemán sabiamente ha tachado de cínica, ya que no ofrece asilo a los refugiados, donde sin duda muchos musulmanes se sentirían más a gusto, y sin embargo, ofrece dinero a Alemania para la construcción de 200 mezquitas.
Pero este despertar brusco y repentino hace que Europa no sea capaz de pensar con claridad, no quiere y tiene miedo. Es urgente la actuación, sea allí o aquí. Actuar con cautela, no implica que nos quedemos parados y siga muriendo gente, es preciso actuar.
¿Qué esperan para un protocolo de prioridades, de urgencia y ayuda directa a los campos de refugiados?
Evidentemente no es lo mismo alguien que quiere una vida mejor, que quien está en peligro de muerte, casos que son difíciles de separar incluso para UNHCR. La situación de familias que llevan más de un año en campamentos de refugiados es muy diferente de aquellos que ven ahora una oportunidad para un mundo mejor (no pensemos en los yihadistas por que se me pone la carne de gallina imaginar recibirles con lo brazos abiertos). No todos son iguales por entrar por la frontera. Incluso es jugar con la buena voluntad de las personas, no tan sólo de los gobiernos, sino de los voluntarios y gente que se vuelca en estos casos, privándose de comodidades por ayudar. No es un tema de religión, sino de auxiliar al más débil primero, al más indefenso y que más lo necesita.
El letargo europeo no encuentra la mejor forma de actuar, y nuestra conciencia y no exime a los gobiernos para que se unan con el objetivo de conseguir el cese de esta guerra. Medio planeta no puede asumir la población del otro medio. Europa no puede asumir la población de África. Nuestra obligación moral es la de ayudar, ayudar a que vivan en paz, sin guerras, en su tierra, que no tengan que abandonar sus hogares.
Debemos despertar de una vez y dar soluciones, pero protegiendo nuestras raíces, y a nosotros mismos porque esto no es un juego, y a lo mejor cuando termine de sonar el despertador, Europa ya no existe.
Fuentes: The Telegraph, Daily News, Daily Mail, El Mundo