Todos los días oímos casos sobre la violencia contra la mujer. La auto-protección se convierte así en la mejor forma de defensa. Cierto es que en la mayoría de los casos esta es ejercida por personas cercanas. Esto hace que no estemos en guardia, sobre todo en el caso de parejas o ex-parejas.
Para la FRA (EUROPEAN UNION AGENCY FOR FUNDAMENTALS RIGHT), la violencia contra las mujeres, es una violación de la dignidad humana, y en su peor forma, viola el derecho a la vida. Esto existe en todas las sociedades y abarca diferentes formas de abuso físico, sexual y psicológico.
De acuerdo con la Encuesta Europea de Violencia contra la Mujer, la forma más habitual de acoso sexual se presenta en forma de miradas, a lo que sigue inmediatamente el contacto físico.
La defensa personal: auto-protección
Para mi, al igual que la educación es imprescindible, también lo es la prevención y/o auto-protección, tanto de la nuestra como la de nuestros seres queridos. Y esto se refiere tanto a las acciones a realizar para prevenir como en cuento a tener armas para defendernos. Es decir tanto en relación a la estratégica como a la técnica.
En relación a esto, y aunque sea poco probable que tengas que utilizar tus conocimientos en defensa personal, es muy probable que, siendo mujer, te sea útil tenerlos. Encontrase en una situación incómoda puede ser fácil, y en esta situación el sentimiento de vulnerabilidad es inevitable. ¿Por qué no evitarlo?
Uno de los aspectos más importantes para evitar dar la sensación de vulnerabilidad es el lenguaje corporal. Este es una forma de comunicación que utiliza los gestos, posturas y movimientos del cuerpo y rostro para transmitir información sobre las emociones y pensamientos del emisor. Como suele realizarse a nivel inconsciente, habitualmente es un indicador muy claro del estado emocional de las personas.
La auto-protección se convierte así en una herramienta muy oportuna. El agresor busca generalmente víctimas que no prestan atención, y lo aprovecha para atacar. Busca una víctima que no sepa defenderse y no le haga luchar. Es por ello que debemos evitar dar esa sensación y hacer que nos evalúen de otra manera. Si generamos fuerza y confianza en nosotras mismas podremos daremos la impresión de no ser un blanco fácil para quien pueda estar observándonos.
Pero ¿y si tenemos que luchar?
La lucha deberá ser considerada el último recurso en el peor de los casos.
Cuando todo lo anterior ha fracasado, cuando no hay nadie que pueda ayudarte o cuando no puedes correr. Si por ejemplo estas con tus hijos pequeños, o estas acorralada, entonces es donde deberás defenderte físicamente, y siempre buscando la oportunidad de escapar.
Esta oportunidad podemos conseguirla golpeando o atacando primero en zonas vulnerables: ojos, nariz, garganta, genitales. Pero sin esperar a ser agredida, y siempre en las situaciones donde el ataque parece inminente.
Si todo ha fallado, lucha. Si tu instinto te dice que es el momento de luchar tendrás que luchar con todo. Puñetazos, codazos, rodillazos, patadas, muerde, araña. Usa lo que encuentres a tu alrededor para defenderte…pero en cuanto tengas la oportunidad de escapar, corre y vete a un lugar seguro.
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