“Tengo la suerte de despertar todos los días sabiendo que puedo recibir una educación gratuita y de calidad, pero no debería ser la excepción”.
Hace dos meses Malala lanzó, vía la conocida plataforma ciudadana CHARGE.org, una petición para la Alianza Mundial para la Educación (AME) en la cual hacía un llamamiento mundial para que esta cumpliera su compromiso de educación primaria y secundaría gratuita y de calidad, puesto que este era uno de los nuevos Objetivos de Desarrollo sostenible de Naciones Unidas.
La AME es una fuente de financiación para los países más pobres del mundo. Su amiga Muzoon, de Siria, con 16 años va de tienda de campaña en tienda, en su campo de refugiados en Jordania, alentando a las niñas a seguir en la escuela. Su hermana Amina apoya a las niñas que simplemente quieren seguir yendo a la escuela en el norte de Nigeria, donde Boko Haram las tiene amenazadas a las niñas simplemente por querer aprender.
El apoyo solicitado hará que niñas de todo el mundo puedan convertirse en líderes, profesoras o científicas, y , según sus palabras, “el mundo las necesita”. “Tengo la suerte de despertar todos los día sabiendo que puedo recibir una educación gratuita y de calidad, pero no debería ser la excepción”, escribe en la plataforma.
Esta petición llegó a recoger 1.107.727 firmas, y hace dos días que ella misma comunicó que la Alianza Mundial para la Educación les había escuchado.
Malala es el caso de jugarse la vida para poder ir al colegio, a lo cual no estamos acostumbrados aquí. En occidente, la mujer, desde hace años, tiene las mismas posibilidades que el hombre para acceder a cualquier tipo de formación. No somos conscientes de lo que significa poder ir al colegio sin esfuerzo, sin riesgos, incluso de forma gratuita. Es tan cotidiano que incluso lo despreciamos, pero Malala enfatiza mucho en la necesidad de que también sea de calidad. Y eso ya es otro cantar. En países donde los padres muchas veces no quieren que sus hijas asistan al colegio, y donde, como ella dice, no hay secundaria, me parece una petición un tanto utópica el enfatizar tanto en la calidad puesto que ni siquiera la tenemos aquí.
En España llevamos años viendo cómo se ha manipulado la enseñanza al servicio de los intereses políticos. En unas ocasiones se ha manipulado la propia historia, lo cual ha traído las consecuencias que estamos viendo ahora en Cataluña. Y en otros por ejemplo, afecta incluso a la asignatura de matemáticas, ya que la delegación en las Comunidades autónomas en materia de educación hace que los contenidos se apliquen de forma diferente, lo que ha motivado que las editoriales hiciesen dos tipos de libros de matemáticas, uno para Andalucía, de menor nivel, y otro para el resto de España. Esto me lo contó hace algunos años, el Delegado comercial de Sm para Andalucía.
La última noticia nos la trae el programa electoral socialista, con su intención de quitar la asignatura de Religión de todos los colegios, incluso de los religiosos. Esto es un ejemplo, una vez más, de la manipulación de los partidos, que quiere fabricar ciudadanos sin espíritu crítico y fácilmente manipulables. Si no conocemos la razón de nuestro arte, de nuestra cultura e historia, poco podremos comprenderla y apreciarla, no cabe esperar nada más que la pretendida destrucción de nuestras raíces.
La introducción de forma trasversal de cierta ideología, hace que lo que aprendan nuestros niños dependa de las editoriales y, sobre todo, de la imparcialidad del profesor, como ocurre en la asignatura de Cultura Científica en Bachillerato, o de Conocimiento del medio
Comparto con Malala la gran preocupación por una enseñanza de calidad y amplio su petición también para España. El sistema educativo ha conseguido que para optar a una educación calidad, haya que pagar, y a este paso, ni pagando.