Estamos en el boom del e-learning, la formación o enseñanza a distancia que se desarrolla en plataformas con base en Internet.
Por un lado, podemos comprobar que el número de universidades que ofrecen grados u otro tipo de estudios oficiales sigue creciendo. Por otro, las empresas han encontrado en la formación online una forma de abaratar costes y trasladar la responsabilidad del aprendizaje a tus trabajadores y trabajadoras.
Y, por si fuera poco, plataformas como Miriadax o Udemy entre otras, ponen a nuestra disposición una gran cantidad de cursos específicos de corta duración, para los que además puedes obtener la correspondiente certificación; eso sí, previo pago.
¿Todo el mundo puede disfrutar de la formación online?
No, este sistema no es la panacea universal. A lo largo de mis años como docente online he podido constatar que este tipo de formación no es idóneo para todo el mundo.
Por un lado, la persona que se enfrenta a un curso de este tipo debe contar con un mínimo de conocimientos tecnológicos para poder utilizar la plataforma/campus correspondiente. Y, aunque suponemos que prácticamente todo el mundo en la actualidad los tiene, lo cierto es que no es así.
Muchas veces asumimos que el hecho de utilizar a diario el móvil y/o las redes sociales nos aporta unas capacidades digitales que, en realidad, no existen.
¿Qué más debemos tener en cuenta?
Otro factor importante es la voluntad. Si uno de los elementos clave de la formación online es la libertad de horarios que ofrece al estudiante, no debemos olvidar que, precisamente, es algo que se puede volver en contra.
A la hora de afrontar unos estudios de este tipo la constancia es fundamental y se hace necesario desarrollar un planning y método de trabajo que permita un avance continuo. Pero cuando llegas a casa tras un día duro de trabajo y tienes que ejecutar otras tareas, estar un tiempo con tu familia… dedicar el poco tiempo libre que te queda a estudiar se puede convertir en un abismo.
También es importante hablar del tipo de contenido en el que se pueden encontrar los materiales e incluso las explicaciones. Por ejemplo, hoy en día los Moocs así como otros cursos tienen como soporte principal el vídeo. En consecuencia, necesitarás una buena conexión a Internet para seguir el curso, así como encontrar el momento adecuado para seguirlo con tranquilidad.
Este formato está teniendo mucho éxito, ya que es fácilmente distribuible y permite que los cursos estén siempre accesibles, con matrícula abierta. Pero también es cierto, que es posible que no cuenten con un profesorado de apoyo que pueda dar ayuda y soporte.
¿Nos vemos al otro lado?
Y es que contar con personas que realmente se preocupen al otro lado de la pantalla, puede representar en muchas ocasiones el éxito o el fracaso de una acción formativa online. La ayuda, orientación, motivación… y la flexibilidad para ir un paso más allá de un trabajo de ocho horas repercuten de manera clara en los resultados finales.
Por eso, antes de apuntarte a un curso online, investiga y reflexiona si, realmente, este método es apto para ti. Y si tenemos la oportunidad de coincidir en alguna ocasión, espero que tanto tú como yo podamos disfrutar de la experiencia del saber.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: