Talita Carrenques apareció en escena dos minutos antes de la llegada del Rey. Nadie imaginaba su angustia. Su mente repetía una y otra vez, – salvar a España, salvar a España –.
Aquella mujer poderosa no dormía por las noches desde hacía semanas.
Talita dominaba el escenario. La «viuda misteriosa», apodada así por los medios, era la mujer más poderosa del país y de las más influyentes del mundo. Ella aguardaba sonriente la llegada del Monarca. Talita es la presidenta del Real Madrid CF.
Durante el cocktail, los corrillos estaban animados. Tras mucho tiempo entre negociaciones y construcción, ¡Por fin llegaba el día de la inauguración del ‘Nuevo Bernabéu‘. Un viento de aire fresco tras una temporada desastrosa para los blancos, no se recordaba algo igual desde los tiempos de Lopetegui.
La Sra. Carrenques no disimulaba su orgullo cuando le preguntaban, ahora el mundo entero conocería el Nuevo Bernabéu. Aquel impresionante estadio sin precedentes en la historia de la arquitectura.
Para ello organizó unas jornadas especiales de inauguración previo al comienzo de la Liga… y pensó que sería el momento oportuno para dar el primer paso para activar su plan de rescate a España.
La viuda misteriosa
El lujoso palco escondía secretos. Talita se movía ágil entre los invitados. Ella sabía a quién y cómo dirigirse, nunca perdía la sonrisa ni… la palabra. Era una maestra en el arte «de lo público».
Jamás fue hallada en situaciones comprometidas. Sus apariciones públicas perfectamente medidas. La prensa aprendió a someterse a ella, y a respetar su vida privada. Talita supo alimentar un aura de misterio en torno a su persona.
Como resultado, esta mujer salía siempre bien valorada en encuestas, de imagen impecable y sin sospechas por malas artes. Una mujer tan respetada como admirada.
El primer mensaje
Allí un joven político miraba todo y a todos. Saludos, sonrisas por doquier, guiños cómplices. Ahí estaba él, Paco Dávila, compartiendo palco con la flor y nata del país para ver la Final de la Champions. No obstante era el nuevo líder de la Oposición. Sabía que estos eventos formaban parte de sus tareas, lo aprovechaba bien.
Para un líder con serias aspiraciones, dejarse ver y la oportunidad para hacer contactos, era un imperativo.
Paco ocupaba un lugar preferente en el palco del Nuevo Bernabéu. Inesperadamente Talita se le acercó, le estrechó la mano y apenas un susurro envuelto en sonrisa ‘profidén’, — Encantada Sr. Dávila —. El joven político trató de presentarle a su mujer, pero al girarse de nuevo la Sra. Carrenques… ya no estaba.
Para su sorpresa, Paco se da cuenta de que la millonaria le ha dejado un papel en la palma de su mano. Lee la nota y rápidamente se la guarda en el bolsillo. Un escueto mensaje
"Llame al 0034 986 54 65 desde un teléfono fijo que no sea ni su domicilio, ni su lugar de trabajo, antes de las 17:00 hrs de mañana. Recibirá instrucciones".
El segundo mensaje
Carles y Butragueño comentaban el partido, una joven sonriente se acercó y le entregó una copa. El líder del tercer partido del país, le devolvió el saludo, al tiempo que ella, de forma notoria, le entregaba un sobre.
"De parte de la Sra. Carrenques. Le pide disculpas por no haberle saludado, comprenderá que acompañe a SM el Rey. En el sobre le deja unas entradas para el próximo partido por si tuviera ocasión de acudir. Por favor, confirme su asistencia antes de las 17:30 hrs de mañana, dentro está mi número" — ¡Muchas gracias! — El joven catalán sonrió y levantando la copa buscó a Talita, ella le correspondió inclinando la cabeza.
El estadio iluminaba el cielo de Madrid con fuegos artificiales al son de We are the Champions…
El tercer mensaje
Aquel hombre de barba se adentraba por el bosque, gran aficionado a la ornitología. Cuando podía se refugiaba en la naturaleza tras su cámara de fotos y atrapar la belleza. Sus hijos correteaban mientras él buscaba los momentos, la luz, el color y… a su pasión, los pájaros.
Un senderista se acercaba a ellos. — ¡Buenos días! — y le devolvieron el saludo. Pasó de largo a paso ligero. Al cabo de un rato, el mismo joven cuando vio que los niños estaban suficientemente alejados del padre, se aproximó a él — Señor Candál, seré breve, traigo un mensaje para usted de parte de la Sra. Carrenques, por favor, lea esta nota y haga lo que se le indica. La discreción y seguridad son vitales, usted está curtido en estas lides —. Con disimulo dejó caer un papel y siguió su camino.
Sin dudarlo, el político cogió el papel. Se puso serio, no entendía nada, pero algo en su interior le decía que debía fiarse, ¿quién no conocía en España a Talita Carrenques?
"Acuda mañana a las 10:00 horas a la iglesia del pueblo, suba al campanario. Recibirá instrucciones".
Un 9 de noviembre
El 9 de noviembre fue la fecha elegida por Talita para reunir a sus tres invitados. Un día sin trascendencia, pero festivo en Madrid, facilitaría liberar la agenda de los tres políticos.
Dávila, Contreras y Candál indicaron a sus guardaespaldas que pasarían la tarde en casa. Sin bajar la guardia, pero que la vigilancia siguiera desde la calle.
Los tres contactados siguieron las pautas: rutina y visibilidad.
Paco Dávila
Obediente, Paco dejó su agenda en blanco. Salió de casa a media mañana. Se unió a los actos del Ayuntamiento de la capital. Nada más salir del portal varios periodistas le abordaron, «Sr. Dávila, ¿qué va a hacer su partido tras el anuncio del Gobierno de considerar seriamente como salida «al conflicto» un referéndum en Cataluña?»
Los guardaespaldas ahuyentaron a los inoportunos periodistas. El político sonreía sin soltar palabra.
Carles Contreras
Intranquilo, Carles siguió las instrucciones, pero era un hombre controlador por naturaleza, no estaba cómodo en aquella situación, la Sra. Carrenques, a quien no conocía de nada, le había marcado su agenda, algo inaudito.
Como cada mañana, acudía en moto a la piscina cubierta, su hora diaria de natación y ejercicios era sagrada. Sus guardaespaldas le custodiaban. Carles Contreras era un hombre amenazado por extremistas desde hacía años.
Tenía 10 cascos distintos y su equipo de seguridad había aprendido a camuflar su moto. Cada dos días cambiaba el color, marca y matrícula, aunque la moto era la misma. Así se pactó con el Ministerio del Interior para garantizar su seguridad.
Saulo Candál
A Candál le gustaba caminar por Madrid, un hombre de montaña no tuvo más remedio que acostumbrarse a la urbe. Su ruta variaba cada día y recorría varios kilómetros.
Todo lo miraba, todo lo pensaba, todo lo observaba, era una mente privilegiada que lograba traducir la realidad de la vida al mundo de la política, y su mensaje llegaba.
Su irrupción en la política nacional cayó por sorpresa como un jarro de agua fría. De los tres, Saulo amaneció más tranquilo. Que alguien como Carrenques se dirigiera a él tan solo por asomar la cabeza en el panorama político nacional, le confortaba.
Compañeros de viaje inesperados
Nadie imaginó que poco antes del mediodía los tres desaparecerían sin ser vistos. Llevados de incógnito a la base aérea militar de Cuatro Vientos.
Durante el trayecto les indicaron ponerse cazadora, gorra y gafas oscuras. Ya en el hangar ¡Sorpresa mayúscula! Cada uno se había imaginado una reunión a solas con Talita. Nada más lejos de la realidad.
Pero… ¡pasar el día con sus rivales! La sorpresa los dejó mudos. Primera lección.
A toda prisa les subieron a un helicóptero. Un viaje de casi dos horas… a la Isla de San Simón.
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