Hay quien dice que hay una obsesión por ciertas competiciones deportivas. La proliferación de gente enganchada a los Ironman, el triatlón, etc. inducen a estas creencias, pero estar en el arco que señala la finalización de una carrera te hace percibir que hay algo más. Muchos días de entrenamiento, ilusión, esfuerzo y… mucho afán de superación.
Aunque la rivalidad forma parte de las mismas, lejos de estar presente de una forma permanente, el ambiente a la llegada es de simple alegría por haberlo conseguido, pese al calor, las lesiones, los tropiezos o el agotamiento.
En una sociedad donde muchos políticos intentan meter a todos en el mismo saco, donde igualar las diferencias a base de ensalzar a quien no hace nada y menospreciar al que se esfuerza, el deporte nos recuerda que detrás de todo éxito hay un sacrificio y un esfuerzo, un entrenamiento para mejorar y exigirse más cada día, y que sin ello, no se llega a la meta. Y la gente se apunta a ello, al entrenamiento duro para llegar, sea como sea, a la meta. Aunque no consigas la medalla, por lo menos has luchado por ello.
En una reciente entrevista a Toni Nadal sobre su trabajo como entrenador de su sobrino el gran Rafa Nadal, hablaba de la importancia de tener un objetivo y entrenar y trabajar duro para lograrlo. Evidentemente el entrenamiento depende del objetivo que nos marquemos en la vida. Si es alto o bajo, el esfuerzo será mayor, y hoy día que se habla tanto del hábito, los objetivos deportivos son, sin duda, una forma de entrenamiento para la vida. Una de las frases que más me ha llamado la atención fue leer:
«Vivimos en un mundo populista. Hoy cuesta mucho, o está mal visto, decirle a alguien que no es suficientemente bueno, que no tiene talento suficiente, y es un problema es nuestra sociedad» Toni Nadal
No todo el mundo sirve para todo, tenemos dones recibidos y cualidades que hay que reconocer y después entrenar, pero, como él dice: «para que una persona pueda ser mínimamente fuerte no queda más remedio que soportar algo de dureza«. En una sociedad donde los niños están sobreprotegidos, por encima de toda lógica en algunos casos (el caso extremo lo tenemos en la protección la menor, por encima de la autoridad paterna en el tema de la ideología de género), la realidad siempre llega, tarde o temprano, llega, y el que no ha recibido un NO, se topa contra la pared, que en muchos casos será un muro.
Mal entrenamiento para un mundo tan competitivo como el actual, donde no trabajar los fallos y los errores llevará sin dudas a las consecuentes frustraciones, tanto las generadas por falsas e irreales esperanzas, como las aquellas resultado de no saber asumir la dificultad, aumentada en el caso en que las aspiraciones sean grandes. Sabias palabras, con sentido común nada habitual hoy día las de Toni: «Si aspiras a algo grande, necesitas ser consecuente«.
Y vamos sumando palabras en desuso: consecuente, exigencia, esfuerzo…
Porque la exigencia va ligada al esfuerzo: «y si te exiges, debes esforzarte».
Observando la llegada en la meta del Ironman (no tardarán las feministas en pedir un cambio de nombre, por la cantidad de mujeres que participaron) se podía ver alegría, una familia: padre, madre e hijo de cierta edad decidieron entrar cogidos de la mano, todos juntos; las bromas de otros, y sobre todo, el tesón de aquellos que luchaban a pesar de sus limitaciones físicas, sin brazo o sin pierna. Estos deportistas demuestran que se puede luchar , y que merece la pena hacerlo. No hace falta ser muy listo para pensar en las horas de entrenamiento, de esfuerzo y sufrimiento también.
La rotura del tornillo del fémur hace unos meses de Irene Villa, (psicóloga y periodista) es un ejemplo de lo que es su vida, su día a día de superación durante años. En vísperas de su gran viaje, un accidente lo puso en vilo, pero a pesar del mismo, no lo pospuso, sino que cambió la pierna por muletas. Ella es todo un ejemplo de superación, de lucha sin tregua desde su infancia, cuando un atentado de ETA parecía limitarla para siempre, pero no lo consiguió, gracias a su espíritu. Tardó casi 20 años en andar con calidad y 12 en entrar en grandes competiciones, su último embarazo ectópico o las últimas operaciones a las que se ha tenido que someter en poco tiempo para arreglar el problema del tornillo de su prótesis, no han sido un obstáculo en su ya cultivada paciencia y perseverancia. Valores fundamentales que defiende en todas sus conferencias, además de la importancia de no tener miedo.
Alex Roca Campillo es otro de los ejemplos deportistas que nos dejan con la boca abierta.
«A los 6 meses de vida sufrí una encefalitis viral herpética (herpes cerebral) provocándome una parálisis cerebral con un 76% de discapacidad física que me afecta en la parte izquierda del cuerpo, en la cual tengo una movilidad reducida y me comunico a través de lengua de los signos. Los médicos decían que no viviría y alucinan porque estoy vivo. En mi vida he tenido muchas barreras y las he saltado como he podido y con mucho esfuerzo. Actualmente, tengo estudios, trabajo, coche, pareja y una vida «normal». Alex Roca
Alex ha realizado ya dos Titan Dessert, una media maratón, 4 triatlones y finalizó la Pilgrim race 2018.
Para Alex el deporte es muy importante en su día a día, para él es como un estilo de vida para superarme a sí mismo. Considera que nadie puede poner límites, sino que los límites se los pone uno mismo. Trabajo de Borja Gómez, el niño con Síndrome Down que consiguió que cambiaran las reglas para poder competir en una carrera de bici de montaña, que con mucho cuyo tesón y fuerza de voluntad, ha conseguido su objetivo: acabar carreras.
Todo esta satisfacción personal por conseguir los objetivos que se habían propuesto, la lucha sin duda por ellos, el intento de mejorar, el entrenamiento duro para conseguirlo, llevan al «éxito relativo» al que se refiere Toni Nadal: la satisfacción personal de haber hecho lo que han podido.
Los lesionados que llegan a la meta del Ironman después de 7 u 8 horas de sufrimiento porque quieren llegar a pesar de la lesión, no ganan la carrera (lo que él denomina éxito absoluto), pero si tienen la satisfacción de haber llegado a pesar de la lesión, luego el éxito personal debería ser mayor, porque había un obstáculo mayor. El fracasado no es para el que no llega, sino que determina a aquel que no lo intenta. El fracaso es del que se frustra antes de intentarlo, ante el esfuerzo.
«El éxito en la vida es ser feliz». Toni Nadal
Sarah Almagro Vallejo es una de esas personas que podría haberse quedado en la queja. Hace un año, cuando acababa segundo de bachiller y se entusiasmaba con la universidad, una meningitis complicada le arrebató las dos piernas y los brazos…como en un suspiro. Sin embargo el coraje que ha demostrado y sigue demostrando es una ejemplo tan increíble, como admirable. Ante su actitud, toda queja está fuera de lugar. En ella se hace presente con más fuerza la frase de Toni Nadal: «La queja es una falta de agradecimiento a la vida«.
Como ella dice: «posiblemente ya estaba destinada desde que nací, pero mis expectativas de futuro eran otras…» a pesar de ello Sarah cuenta como el verano de 2018 no fue perdido, ahora sabe con quien pueden contar y ha conocido a personas nuevas… y solo da GRACIAS (con mayúsculas), cuando nosotros somos los que tenemos que darte gracias a ti. Sarah, ¡Nunca dejes de luchar y de soñar!
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: