En el vasto océano del mundo moderno, donde el ruido cotidiano se apodera de la esencia misma de la vida, el arte religioso emerge como un susurro profundo que se niega a ser ahogado. Así lo apreciamos en la Feria TEFAF, The European Fine Art Fair en Maastricht (Holanda).
Como novedad, este año se presentan allí dos exposiciones con préstamos del Museo Real Bosco di Capodimonte y el Museo Real de Bellas Artes de Amberes.
Al pasear por esta feria nos emociona comprobar que aún queda esperanza para los amantes del arte mas sensibles con los ojos del espíritu. Es, en gran parte, gracias a galeristas españoles que luchan contracorriente, como Caylus, Colnaghi y Artur Ramon, mostrando obras de tema religioso.
El misticismo en el arte, que antaño iluminaba templos y catedrales, adornaba paredes de iglesias y conventos, posee una belleza que trasciende las formas, imágenes y arquitecturas.
Se trata de un arte que, más que representar, invoca lo divino, un arte que, más que narrar historias, nos abre las puertas de la eternidad. Todo arte místico pertenece a una esfera profundamente conectada con la espiritualidad y está ligada a nuestra historia que es la raíz de la identidad cultural del mundo occidental.
En nuestra era de desacralización, donde lo espiritual parece haber sido arrinconado por las luces frías de la razón, el consumismo y la inteligencia artificial, se hace más urgente que nunca revalorizar la riqueza profunda del arte religioso. No se trata solo de una cuestión estética o histórica, sino de una necesidad vital, un retorno a lo esencial que está más allá de la apariencia.
La fe se ha desdibujado, el misterio se ha ocultado, y estamos perdiendo la capacidad de asombrarnos ante lo divino, ante lo sagrado que habita en lo cotidiano.
El arte religioso, con sus colores vibrantes, sus formas simbólicas y su lenguaje lleno de símbolos y metáforas, invita al espectador a cruzar el umbral de lo tangible para adentrarse en lo invisible, más allá del horizonte de nuestra comprensión. Se convierte en un portal hacia lo trascendental, hacia ese algo que no se puede tocar con las manos, pero que se puede sentir en lo más profundo de nuestro ser.
Cada talla, cada pintura, cada pincelada que ilumina el arte místico, está impregnado de una espiritualidad que no pertenece solo al pasado, sino que sigue siendo un puente que conecta nuestra alma humana con lo eterno.
Las obras de tema religioso no solo nos recuerdan lo que hemos perdido. También nos ofrecen una posible reconexión con la divinidad. En cada pieza, desde las austeras representaciones de Cristo hasta las vírgenes mas entrañables, encontramos enseñanzas y relatos bíblicos, una presencia silenciosa de la divinidad, un abrazo espiritual que invita a la contemplación y la meditación.
Hoy, el arte religioso se enfrenta a un gran desafío. Necesita ser revalorizado en un mundo que ha dejado atrás las grandes narrativas espirituales y que ha puesto la razón y la ciencia en el pedestal más alto.
No es necesario que todos crean en las mismas verdades que sus formas encierran, pero sí es vital que comprendan la función trascendental de la estética. El arte religioso tiene el poder de reconectarnos con lo más profundo de nuestro ser, de recordarnos que, a pesar de todo, seguimos siendo seres espirituales en busca de significado.
Revalorizando el arte religioso, no solo rescatamos una tradición visual y cultural, sino que abrimos la puerta a una posibilidad más profunda de entender la vida.
Nos invita a cuestionar las prisas, mirar más allá del vacío del consumismo y encontrar en la belleza sagrada un refugio para el alma.
En un mundo donde la tecnología parece darnos respuestas rápidas, el arte religioso nos enseña a esperar, contemplar, entender que hay verdades que no se resuelven en un clic, sino en el susurro callado de seres divinos que, aún hoy, podemos escuchar en el lenguaje de formas y colores de artistas de exquisita sensibilidad.
Todo lo opuesto del tsunami de la cacareada inteligencia artificial. Su capacidad para generar pinturas, esculturas o incluso música no puede replicar la profunda conexión emocional y espiritual que los artistas han aportado históricamente a sus obras religiosas. El arte generado por la inteligencia artificial carece del alma que caracteriza al arte religioso, convirtiéndolas en simples productos tecnológicos sin un propósito trascendental genuino.
Por esto, valoramos mas que nunca, el inmenso placer de poder disfrutar de obras maestras como las que encontramos en TEFAF, una feria siempre a contracorriente, siempre exquisita.
Es la confirmación de que el arte religioso significa, no un relicario del pasado, sino un lenguaje vivo, una invitación a descubrir de nuevo el misterio, para sumergirnos en el silencio de lo sagrado. Hoy necesitamos, más que nunca, reencontrarnos con el arte que nos recuerda que lo espiritual no está ausente, sino que permanece, latente, en trazos, lienzos y tallas, espacios sublimes inundados de luz y sombra.
En su silencio, el arte religioso nos habla y en sus formas, podemos encontrar la paz que, quizás, habíamos olvidado buscar.
Obras destacadas de TEFAF Maastricht 2025
- Cristo crucificado, 1560-70, Michelangelo Buonarroti

Esta talla en bronce es una obra maestra de profunda espiritualidad del Siglo XVI. Es una rara pieza que ofrece una extraordinaria visión de la legendaria maestría y la sincera religiosidad del genial maestro Miguel Angel. Existen otros tres bronces similares en el Metropolitan Museum de Nueva York, Palacio de Oriente de Madrid y la Catedral de Sevilla.
- Virgen con niño y Maria Magdalena, 1555, Tiziano Vecellio

El cuadro es muy original pues incluye a una Magdalena joven, junto a la Madona con Jesús, una combinación extremadamente rara. Los tres rostros son de una belleza y dulzura sublimes. Destaca por su sofisticada composición y profundidad emocional, típicas de la obra madura de Tiziano. La magnífica calidad de la pincelada y el excelente estado de la pintura le otorgan ventaja sobre otras versiones del mismo tema expuestas en los museos más importantes del mundo: Hermitage, Galería de los Uffizi y Museo de Capodimonte.
- Virgen con Niño (1590), Scipione Pulzone

También de gran ternura es otra Virgen con Niño (1590) del renacentista napolitano Scipione Pulzone, llamado Il Gaetano. Es una escena de cálida intimidad donde madre e hijo intercambian sus divinas miradas en un delicado gesto de complicidad amorosa, mientras se cogen de la mano.
- Predela con Profetas, 1470 – 1476, atribuido a Jaume Huguet

Esta excepcional pintura al temple sobre madera, obra del Gótico aragonés, representa a seis profetas dentro de formas circulares, con el texto de sus nombres en rollos: Isaías, Salomón, Zacarías, Daniel, David y Abraham. Destaca su virtuoso detallismo y la variedad de sus posiciones. Se alternan figuras frontales con tres cuartos o de perfil, lo que dota a la escena de movimiento, siguiendo el estilo de pintura florentina del Quattrocento.
- Anunciación (1460-1523), seguidor de Gerard David

El tema de interior al estilo flamenco, tiene influencia de Van Eyck y Memling, sobretodo en los rostros de la Virgen y el Angel Gabriel. La pintura sobria y clásica, denota un gran cuidado por las proporciones y la simetría. Es una obra de cromática fría y pálida, donde se aprecia cierta influencia del arte de la miniatura. La obra deriva de otra actualmente en el Saint Louis Museum of Art, USA. Existen otras similares en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid y el Museo Regionale di Messina, Italia.
El valor del arte religioso no reside en su capacidad para convencer, sino en su poder para transformar.
- San Jerónimo, Giusepe Ribera

Obra maestra de virtuosismo, retrata al santo con torso desnudo junto a un manso león. El anciano concentrado en su estudio religioso, muestra una expresión de enorme sensibilidad y devoción. Otra pintura de un Santo de Ribera, apodado Il Spagnoletto, fue vendida por esta galeria al Metropolitan Museum de Nueva York.
- Ecce Homo (1641), Antonio Pereda y La Crucifixión (1520), de Gil de Encinas


Otros dos cuadros plenos de emoción mística son el Ecce Homo (1641) de Antonio Pereda y La Crucifixión (1520) de Gil de Encinas. Ambos nos muestran un Cristo doliente y humillado, en dos trágicos momentos: la coronación de espinas y el sufrimiento final en el monte Gólgota, junto a su madre y San Juan. Admiramos la profunda fe de estos pintores capaces de reflejar el dolor de Cristo que ofrece su vida por amor. Transmiten una intensa devoción, además de realismo y humanidad.
- Eva Anatómica

Para finalizar, destacamos una originalísima escultura anatómica del siglo XVII. Representa a Eva de pié, con su torso desnudo que se abre para mostrar el interior del cuerpofemenino con todo detalle. Es la primera de este tipo conocida en tamaño natural y está realizada en madera policromada, cera y metal, con un cuidado minucioso. Es la pieza mas admirada y comentada de toda la feria. Sin duda, se trata de una pieza única dentro de esta feria también única.
Hoy, cuando el ser humano se siente más solo que nunca, el arte sagrado actúa como un faro que ilumina el camino de regreso.
TEFAF es la principal feria de arte, antigüedades y diseño del mundo. Abarca 7.000 años de historia, desde la antigüedad egipcia, asiática y romana hasta el arte mas contemporáneo. Este año participan 273 galerías de 21 países de los cinco continentes. La feria se fundó en Holanda, como fusión de otras dos: PICTURA desde 1975 y ANTIQUA desde 1978, inicialmente con obras antiguas desde el Siglo XVI. En 1985 se convirtió en la feria anual TEFAF Maastrich (Holanda) mostrando arte de máxima calidad, desde la antigüedad hasta nuestros días. Este año, se ha celebrado del 15 al 20 de marzo y han participado siete galerías españolas. Desde 2015 organizan una segunda feria con sede en Nueva York, en el mes de mayo (este año será del 9 a 13).
TEFAF se ha convertido en un imán del Arte mas selecto, tanto en Europa como en America. Cada año es la cita internacional imprescindible para museos, marchantes, instituciones, grandes coleccionistas y los mas exquisitos amantes del arte.
¿Qué te pareció este artículo? Deja tu opinión: