Una vez más, el Festival de Cine de San Sebastián ha vuelto a brillar. Pero este año no me he fijado ni en luces, ni vestidos, ni en famosas, ni alfombras rojas, sino en las medidas adoptadas para reducir su impacto ambiental y en las películas comprometidas con el medioambiente.
El certamen, ha encargado a una auditoría externa un diagnóstico ambiental para conocer su huella de carbono y cómo actuar sobre ella. Buen comienzo para identificar problemas e intentar mejorarlos. Para reducir su contaminación, ha optado por coches eléctricos para el trasladado de invitados, reutilización de residuos, alfombras rojas de materiales reciclados, acreditaciones biodegradables, votaciones digitales, eliminación de vasos y bolsas de plástico, luces LED, energía renovable, merchandising de algodón 100% orgánico…
Un año más, el festival ha apostado por moda local y sostenible a través de 22 firmas vascas, para vestir a los presentadores, actores, bailarines y directores de las galas. Además, se ha comprometido a seguir mejorando en próximas ediciones y ha animado a la industria, a través de sus mesas redondas sobre sostenibilidad, a seguir avanzando en `producciones más sostenibles.
En cuanto a las películas, he comprobado con optimismo, que los valores medioambientales cada vez están más presentes en el cine. Cuatro películas nos recuerdan la necesidad de cuidar el planeta y a las personas, de forma urgente.
Muchas han sido las protagonistas de la alfombra roja. Penélope Cruz, Marion Cotillard, María Valverde, Raquel Sánchez Silva… pero han sido noticia por algo más que sus vestidos y películas. Penélope Cruz, entregó el Premio Donostia a Marion Cotillard, como homenaje a su carrera. La actriz, además de triunfar, presentó como productora el documental francés “Bigger than us”, dirigido por Flore Vaseur. Narra el viaje de una joven activista que decide dar la vuelta al mundo para conocer a otros jóvenes activistas como ella. Algunos han luchado desde niños, para lograr un gran impacto en su entorno, gracias a su convicción y determinación. Varias historias reales, que nos hacen reflexionar sobre la destrucción del medioambiente, la necesidad de mantener las raíces indígenas, la difícil situación de los refugiados fuera de sus países de origen, o la situación de las mujeres en diversos pueblos de África. Es realmente inspirador que estos jóvenes, con tan pocos años pero tanto coraje, hayan sido capaces de llegar a donde han llegado.
Por otro lado, “La Roya”, es la segunda película del colombiano Juan Sebastián Mesa. En esta ocasión, el director cambia la dura ciudad de Medellín de su anterior trabajo, por un pueblo perdido en las bonitas montañas de Antioquia. Su protagonista, es el único joven que no se deja deslumbrar por las luces de la ciudad y quiere seguir viviendo fiel a sus raíces, en el lugar donde creció. Seguirá luchando contra “la roya”, un hongo que ataca los campos de café de su familia. Lo hará para mantener vivo su recuerdo y reafirmarse en su convicción de que a veces permanecer, es un acto de resistencia.
“Distancia de rescate”, es ese espacio y tiempo que necesitan muchas madres para reaccionar ante cualquier amenaza que aceche a sus crias. Un interesante concepto, presentado en forma de fábula por la directora peruana Claudia Llosa. La película, muy bien interpretada por María Valverde y Dolores Fonsi, narra la relación de estas dos madres, tan diferentes pero igual de vulnerables. Se enfrentan a diferentes miedos, cambios y deseos, pero los mismos sentimientos de culpa, pérdida y amor hacia sus hijos. El deterioro del medioambiente, por el uso de sustancias nocivas y sus consecuencias en la agricultura, los animales y humanos, están presentes como tema de fondo.
“La Croisade”, empieza con un pequeño plan para salvar el planeta y lo hace en tono esperanzador y con sentido del humor. Creo que el humor es la mejor forma de llegar a cualquier cuestión, pero qué difícil es hacerlo bien. La película francesa (dirigida y protagonizada por Louis Garrel, junto a Laetitia Casta y Joseph Engel), consigue inspirarnos y motivarnos. Respetando a los niños, tanto en sus errores, como en sus conmovedoras decisiones. Un buen punto de partida para el debate en familia y en centros educativos.
Es precisamente este film, el que ha ganado el Premio Lurra. Greenpeace, que este año cumple 50 años, lo ha entregado en San Sebastián por séptimo año consecutivo. La presentadora Raquel Sánchez Silva, ha sido la encargada de darle el premio a su distribuidor, Álex Lafuente, por ser la película que mejor refleja los valores medioambientales y pacifistas, señas de identidad de la organización ecologista.
El jurado, compuesto por el productor Pedro Uriol (Morena Films), la periodista Pepa Blanes, la actriz y cantante Rebeca Jiménez, la presentadora Raquel Sanchez Silva y la directora de movilización y marketing de Greenpeace, Edurne Rubio, han premiado a la película: “Por hablar de la crisis climática de forma esperanzadora. Y por ser una historia para toda la familia que, con sentido del humor, nos invita a actuar desde lo local hasta lo global, para cuidar la vida del planeta. La película nos recuerda que estamos ante el que seguramente sea el mayor desafío que ha enfrentado la humanidad en su historia, y pone el foco de manera sorprendente en el conflicto generacional que ha llevado a millones de jóvenes en todo el mundo a liderar un movimiento en defensa del planeta y del futuro, al tiempo que convierte a la sociedad civil en protagonista e impulsora del cambio”.
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