El cine francés llama a nuestra puerta con una historia profundamente humana: «En buenas manos». Un relato que podría definirse como una canción por la belleza de la vida.
Recomendar ir al cine a ver una película sin contarla, es un arte. Nos hallamos ante un drama social bien construido. Engancha al espectador de principio a fin, si bien sufre a mitad de la película un ligero bajón de ritmo.
Objetivamente le sobran unas cuantas escenas a la historia dado que se trata de una puesta en escena coral, llena de matices y detalles en todos y cada uno de los personajes.
La llegada al mundo de Teo, el bebé abandonado por su joven madre, es el eje de toda la historia. Y entorno a él van apareciendo personajes maravillosos en su humanidad. Todos funcionarios de servicios sociales, cuya misión es culminar de forma feliz el proceso de adopción del bebé. Funcionarios que salen muy bien parados.
En cierto modo recuerda a la preciosa película de José Luis Garci «Canción de cuna«. Aquel convento de religiosas que un buen día descubren en la puerta de su casa una cesta con una bebé. El paralelismo viene a la mente por la ternura que de forma innata despierta un bebé en todo ser humano.
De profundis «La teoría del apego»
El director de la película logra tocar y resolver muy bien –por la dificultad que encierra–, el vínculo madre e hijo desde el seno materno, e incluso la certeza de que un bebé comprende lo que ocurre a su alrededor aunque sea incapaz de expresarlo verbalmente… Y quien de una u otra manera dará señales si algo no va bien.
Se puede decir que de la mano de Teo el espectador se asoma a la llamada «Teoría del apego», desarrollada por el famoso psiquiatra infantil John Bowlby.
El inglés Bowlby se dio cuenta que cuando un niño era separado de sus padres, el niño sufría. Observó que al romperse ese vínculo, temporal o definitivamente, el niño lo pasa mal, sufre y casi siempre de forma dramática.
Esta teoría hoy día es ratificada y ampliada por psiquiatras y expertos del mundo de la psicología. Incluso coaches en su trabajo por ayudar a reconstruir la identidad de personas por situaciones complejas, también lo manifiestan.
Los roles
Sin entrar en factores ideológicos, que los hay, el director apuesta por presentar la igualdad entre hombre y mujer de un modo… tan, tan, tan «equilibrado» que peca de irreal. Un magnífico asistente social que cuidará de Teo mejor que ninguna abuela. Y una candidata a adoptar al bebé, ideal.
En realidad, la película está impregnada de la tendencia reinante en Europa y que aspira a reconfigurar y resetear el panorama familiar y social. Desde esta óptica, la historia adolece de ideología, pero finamente presentada.
Esta sutileza ideológica es la peor porque cala en el discurso colectivo. Llega al corazón engañando muy bien a la razón. Las luces y sombras de la película son éstas: Si lo mínimo es el aborto, la historia aboga por lo óptimo, la adopción. Si lo excelente para un niño es ser adoptado por un matrimonio, padre y madre, aquí se apuesta por la última modificación legal: la otra forma de familia, la monoparental.
El personaje del asistente familiar parece más sueco que francés por lo idílico. Se propone una masculinidad llena de ternura, ese hombre irreal soñado por el feminismo más radical: el hombre en casa, la mujer trabajadora que llega agotada al trabajo, él domina el arte del biberón, cocina, se ocupa del jardín, la casa, de todo y encima es un toro bravo en la cama.
Otro logro de la película es que en ningún momento hay juicios de valor a los personajes, sobre todo a la joven madre de Teo. Lo deja al espectador. Opta por mostrar la crudeza de la vida pero suavizado por todo un elenco de personas orientadas de forma definitiva hacia el bien y con una bondad real.
Nos quedamos con el canto a la vida y los matices bien logrados de «En buenas manos». Quizá cinematográficamente si de algo peca es de un exceso de primeros planos.
En definitiva, una película que no defrauda. Deja escenas en la retina para rememorar, situaciones sociales para ponderar y la certeza que toda vida humana es única e irrepetible y bien merece poner 20 personas alrededor de un bebé hasta garantizarle un destino feliz.
Género: Drama social Dirección: Jeanne Herry Reparto: Sandrine Kiberlain, Gilles Lellouche, Elodie Bouchez, Olivia Côte, Clotilde Mollet, Jean-François Stévenin Título en V.O: Pupille País: Francia, 2018 Fecha de estreno: 1 de mayo de 2019 Guión: Jeanne Herry
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