Cuando alguien me pone peros al Festival de cine de Málaga le suelo recordar que aquí vi la primera película de Rodrigo Sorogoyen, la sorprendente Stockholm, y aunque entonces no imaginé que le veríamos peleando por un Oscar, sí pensé que el chico tenía futuro, y mucho.
También en Málaga descubrí a Carla Simón y su maravilloso Verano de 1993 y me reí con El mundo es nuestro, Y en Málaga, además de a Carmina, descubrí los primeros trabajos de Natalia de Molina, Aura Garrido y tantos otros.
Quien descarta alegremente el festival de Málaga, se pierde cosas interesantes… o llega tarde.
Con otras palabras, es cierto que el Festival tiene sus claroscuros y muchas veces más sombras que luces, que los grandes directores brillan por su ausencia, que el cine seleccionado no siempre es representativo e incluso que a veces se eligen títulos que convendría “esconder” por ilustrar etapas anteriores del cine español. Todo eso es cierto… pero también hay que subrayar que, quien descarta alegremente el festival de Málaga, se pierde cosas interesantes… o llega tarde.
En esta última edición, que se presumía muy flojita, y que lo ha sido, nos ha dejado algunas propuestas salvables.
Los días que vendrán
La película ganadora del Festival es una interesante reflexión sobre la maternidad y paternidad inesperadas. Con un tono naturalista –para mi gusto excesivo- y un discurso muy contemporáneo, la cinta recorre el periplo de una pareja que se topa con un embarazo inesperado y, en el último momento, decide no abortar.
La cinta aborda las perplejidades de los jóvenes, la necesidad de cambiar sus horizontes vitales, su rápido proceso de madurez, no exento de sufrimiento. Y, en medio de todo, el milagro y el valor de traer al mundo una nueva vida.
La pareja protagonista lo es también en la vida real y el proceso rodado es el de su primer embarazo. Esto añade verosimilitud, química, espontaneidad y todo lo que se quiera a una cinta que roza en ocasiones lo documental. A la salida del pase alguien definió la película como un parto… y razón no le faltaba… pero, por otra parte, pocas cosas pueden encerrar más complejidad e historia que dar a luz… Así que, premio merecido.
La cinta aborda las perplejidades de los jóvenes, la necesidad de cambiar sus horizontes vitales, su rápido proceso de madurez, no exento de sufrimiento. Y, en medio de todo, el milagro y el valor de traer al mundo una nueva vida
Buñuel en el laberinto de las tortugas
¿Se acuerdan de Arrugas? El conmovedor cómic de Paco Roca fue la base de una cinta de animación adulta que ganó premios a mansalva y significó un cierto punto de inflexión en la animación española. El mismo equipo de Arrugas –liderado por su productor, Manuel Cristóbal- adaptan el cómic de Fermín Solís y que cuenta el complejo rodaje de Las Hurdes, la película documental de Luis Buñuel. La cinta tiene un guión jugoso que ayuda a entender el contexto histórico y la personalidad del famoso cineasta. Aunque el tono de la cinta es un poco hagiográfico, hay que reconocer que es una propuesta arriesgada pero bastante valiosa. Ganó el premio Feroz que otorgan los críticos e informadores de cine. Un premio también ganado a pulso.
Los Japón
De acuerdo. No pasará a la Historia de Cine y su argumento –las aventuras de un andaluz de Coria del Rio que descubre de la noche a la mañana que es heredero del imperio nipón- no es el colmo de la originalidad. Menos aún si la película está interpretada por Dani Rovira y María León. Se le pueden encontrar muchos fallos a esta comedia que fue la encargada de clausurar el Festival. Pero también hay que reconocer que se agradece cerrar la edición con una comedia que provocó las risas del público y de la nada complaciente prensa acreditada. Estamos ante una película muy divertida, con ritmo, un mensaje positivo y buena onda –como dirían los argentinos- a raudales.
Sordo
Si Los Japón nos hizo reír, Sordo hizo que deseáramos que acabara la proyección cuanto antes. Estamos ante la adaptación de otro cómic. Sordo es una historia gráfica que cuenta el proceso de locura de un guerrillero republicano que, años después de la Guerra Civil, trata de acabar con el régimen franquista y se queda sordo después de una emboscada. Si traigo aquí este título no es por el valor narrativo de la propuesta que, sinceramente, me parece escasa, esquemática y maniquea (probablemente el cómic tendrá más mérito) sino por los valores de producción de la película.
Con otras palabras: la cinta es durísima y requiere de estómagos a prueba de bombas, pero hay que destacar un trabajo de fotografía, sonido, banda sonora y puesta en escena que en el Festival de Málaga muchas veces brilla por su ausencia. Quizás porque solemos estar ante un cine de escaso presupuesto.
Yo niña
Termino con una película de Zona Zine, la sección “junior” del Festival. Una sección copada por operas primas de directores normalmente jóvenes y títulos que muchas veces no superan los 70 minutos. Reconozco que me encanta ver todo lo que puedo de esta sección porque a veces es precisamente en Zona Zine donde encuentras las pequeñas perlas que señalaba al principio. Este año solo pude ver dos películas. El increíble finde menguante –una historia bastante curiosa en la que una chica ve como el fin de semana que pasa con sus amigos se repite en bucle cada vez en menos tiempo- es original pero no me acabó de convencer. Me resultó más sugestiva Yo niña, una película pequeña argentina que se centra en la historia de una niña que vive con sus padres antisistema en una cabaña del bosque. Rodeada de lemas políticos y tremendamente sola. El tema, que encierra una feroz crítica muy políticamente incorrecta, no termina de desarrollarse bien pero, a pesar de esto, la película es interesante y se agradece que rompa el discurso monocorde y plantee sus dudas. Se entiende la mención especial que le otorgó el Jurado Signis.
Estos títulos salvan una edición en la que, además, hemos vuelto a comprobar como la ciudad de Málaga se vuelca con el Festival y como el Festival sigue esforzándose por ofrecer una oferta cultural amplia que complete las proyecciones de esos días.
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