Al igual que con casi todos los sectores culturales, el coronavirus se ha cebado con el cine. Unos días antes de proclamarse el estado de alerta las salas de cine cerraban la persiana. Una persiana que tiene poca pinta de levantarse en bastantes meses porque, antes de que podamos volver al cine, tienen que abrirse colegios, tiendas, hoteles y museos.
La mayoría de las distribuidoras han decidido posponer sus estrenos mientras que otras más pequeñas han “aprovechado” la crisis para estrenar en sus páginas webs algunos títulos. Uno de estos casos es Bosco Films una modesta distribuidora especializada en cine con valores que estrena este viernes un interesantísimo documental.
Reconozco que hasta que vi Loud Krazy Love no sabía nada de Korn -aunque luego descubrí que había escuchado alguno de sus temas- ni había oído hablar nunca de Brian Head Welch. Por partes: Korn es una banda de heavy metal estadounidense formada en 1993 y que el ranking de la MTV considera en el puesto 16 de las grandes bandas y Brian Head Welch es su guitarrista. Loud Krazy Love nos cuenta en primera persona la absorbente historia de este músico que después de una trayectoria marcada por los excesos y las adiciones se convierte al cristianismo y deja todo para cuidar a su hija y dedicar su vida a Dios.
Loud Krazy Love nos cuenta en primera persona la absorbente historia de este músico que después de una trayectoria marcada por los excesos y las adiciones se convierte al cristianismo y deja todo para cuidar a su hija y dedicar su vida a Dios.
Esta mal que lo diga, pero suelo mirar con recelo, desde el punto de vista cinematográfico, las historias de conversos. El tema es apasionante y las historias de redención son una de esas tramas claves en la historia del cine, pero no suele ser fácil contar bien una conversión religiosa porque supone entrar en el interior de las personas y ahí es muy difícil meter una cámara. Pues bien, este es un caso de éxito. Y lo es porque, tanto el personaje como la historia tienen una fuerza enorme y porque el material visual es de primera calidad. Empecemos por lo segundo. Ser una estrella musical en el siglo XXI significa que tu vida va a estar fotografiada al minuto. Y en el documental vemos todo: desde las fiestas familiares hasta los efectos de una resaca, los conciertos, ensayos e incluso las disputas entre los miembros de la banda. Un material mucho más ilustrativo que cien declaraciones. Esto es especialmente elocuente al centrarnos en la vida de la hija de Brian; es mucho lo que dice ella… pero muchísimo más lo que reflejan las imágenes de sus redes sociales.
Ese valioso material está al servicio de una historia muy potente, muy sincera y muy real. Una de las cosas que más valoro en este documental es que cuenta las idas y venidas que tiene un proceso de conversión. En los relatos narrativos de redención, y más si tienen que ver con la fe, tiende a simplificarse el hecho de una conversión religiosa que se muestra como si fuera el beso final de las comedias de Hollywood cuando sabemos que cualquier historia de redención, en realidad cualquier historia, tiene sus subidas y bajadas, sus comienzos y recomienzos. Loud Krazy Love es ejemplar en contar esos altibajos.
En los relatos narrativos de redención, y más si tienen que ver con la fe, tiende a simplificarse el hecho de una conversión religiosa que se muestra como si fuera el beso final de las comedias de Hollywood cuando sabemos que cualquier historia de redención, en realidad cualquier historia, tiene sus subidas y bajadas…
Y, por último, un gran acierto del documental es dar voz a mucha gente alrededor de Briad Head Welch. Su hija en primer lugar, que es casi coprotagonista, pero también sus padres y los componentes de la banda. Precisamente en las declaraciones de sus compañeros hay interesantísimos contrapuntos que dotan al documental de una profundidad aún mayor. En definitiva: una joyita. Y si además os gusta el heavy…
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