Este libro es ya un clásico de la filosofía moral contemporánea. Grandioso en la profundidad de sus tesis, deslumbrante en su claridad, abundante en ejemplos, ofrece, a partir de los datos de la experiencia cotidiana, una descripción global de la estructura fundamental del mundo moral.
Se encuentran en él tratados todos los grandes temas de la Ética: la libertad, la responsabilidad, la motivación, el concepto análogo de bien, la obligación moral, las virtudes, los vicios, la felicidad, Dios y la moralidad… para responder a estos clásicos problemas, Hildebrand descubre y esclarece muchos conceptos originales, como el de respuesta al valor, el de bien objetivo de la persona o el de libertad cooperadora, que abren nuevos horizontes a la filosofía moral.
Con esta obra, la ética de los valores, que iniciaron Scheler y Hartmann, alcanza una claridad y una profundidad filosóficas incomparables.
El autor
El autor, Dietrich Von Hildebrand, fue un filósofo y teólogo católico alemán, aunque nació en Florencia en 1889 y murió en Nueva York, en 1977. Era hijo del escultor Adolf von Hildebrand.
Abandonó Alemania en marzo 1933, al día siguiente del incendio del Reichstang, y se marchó a Viena, donde fundó una revista antinazi Der Christliche Staendestaat (dic. 1933) mientras enseñaba filosofía en la Universidad. Por su trabajo en la revista, von Hildebrand fue incluido en la lista de la muerte de Hitler. Por ello tuvo que huir a Suiza, después a Francis, donde también dio clases en la Universidad, llegando en 1940 a Estados Unidos vía España, Portugal y Brasil
Vivió las situaciones y tensiones más agudas del escenario espiritual del siglo XX. Se alimentó de ricas fuentes tanto intelectuales como culturales desde muy joven, y supo como pocos defender lo que creía verdadero viviendo a la vez una profunda humildad intelectual, lo que a menudo le hizo pasar oculto. Sus mayores contribuciones pertenecen a los ámbitos de la Ética y de la Teoría del conocimiento, en el seno de la primera escuela fenomenológica, donde se formó, y con un sincero respeto a lo verdadero de la tradición filosófica clásica. En sus escritos conviven ―sin confundirse― el rigor filosófico, la frescura de ejemplos cercanos y la luz de su fe cristiana. Por ello, Hildebrand es tenido por sus discípulos no sólo como modelo de pensamiento, sino también de persona y modo de pensar.
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